Capitulo 31

11 3 0
                                    

Rebecca se sorprendió al ver a Faye y Mike en el bar. Recordaba haber escuchado que ambos se encontrarían con Freen en el club de golf, por lo que su presencia allí era completamente inesperada. Y además, Freen no estaba con ellos.

Saint, incómodo por la situación, intentó soltarse del agarre de Mike, pero Mike, firme, lo empujó un poco más lejos.

—Será mejor que te vayas, o tendrás problemas —le advirtió Mike, con un tono frío pero controlado.

Saint, incrédulo, se rió y miró a Mike de arriba abajo antes de preguntar:

—¿Y tú quién eres?

Mike respondió con calma, aunque su mirada reflejaba una amenaza velada:

—Solo digamos que soy un buen amigo de Rebecca, así que lárgate.

Saint miró por última vez a Rebecca, claramente molesto y herido.

—Espero que esa tal Freen te rompa el corazón —dijo con desdén antes de marcharse.

Rebecca evitó el contacto visual, girando su rostro hacia otro lado, queriendo que el momento pasara rápido. Mike la observó con curiosidad por un momento y luego comentó con una sonrisa irónica:

—Vaya, Rebecca, parece que siempre te rodeas de gente interesante. Te metes en problemas bastante seguido, ¿no?

Rebecca lo ignoró y con un suspiro respondió:

—Gracias por intervenir, pero me voy. Ya he tenido suficiente por hoy.

Cuando estaba a punto de dar un paso hacia la puerta, Faye la detuvo suavemente, tomando su brazo y sonriendo para tranquilizarla.

—No tienes que asustarte de nosotros —dijo Faye con voz suave—. Solo estamos aquí de casualidad. Íbamos a ver a unos amigos y terminamos en este bar. ¿No es una coincidencia graciosa?

Rebecca la miró con escepticismo. No parecía sentirse aliviada por esa explicación.

—¿De verdad? —preguntó Rebecca, aún desconfiada.

Mike intervino, apoyándose casualmente en la mesa:

—Sí, de verdad. Solo veníamos a relajarnos un poco después de la reunión. Pensamos que sería buena idea tomar algo antes de irnos.

Rebecca frunció el ceño, intentando convencerse de que su aparición no tenía más intenciones ocultas. Pero el ambiente aún se sentía incómodo. Mike se acercó un poco más, como si nada estuviera mal.

—Ya que estás aquí sola —empezó a decir Mike, con un tono más bajo y sugerente—, ¿por qué no te quedas y nos divertimos todos un rato?

Rebecca entendió la insinuación y, sin titubear, respondió:

—No. Basta. Ya sé lo que están insinuando, pero no quiero ser parte de nada de eso. Freen me lo contó todo, y está bien, es libre de hacer lo que quiera. Pero yo no quiero estar involucrada.

Faye y Mike intercambiaron una mirada rápida, sorprendidos por la firmeza de Rebecca. Faye, siempre más calmada, intentó suavizar la tensión.

—¿Freen te lo dijo? —preguntó, con una mezcla de curiosidad y sorpresa.

—Sí —dijo Rebecca, mirando a ambos—. Y no me importa. Ella puede hacer lo que quiera con su vida. Al fin y al cabo, solo soy una amiga más.

Mike se inclinó ligeramente hacia ella, esbozando una sonrisa irónica.

—Amiga con muchos derechos, ¿verdad? —murmuró.

Rebecca observó a Mike y Faye mientras se levantaba de la mesa. Había pagado la cuenta y estaba lista para irse del bar. Justo cuando se disponía a salir, sintió una mano sujetando suavemente su brazo. Era Mike.

Ecos del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora