Capítulo 34

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Freen, con el ceño fruncido y la voz cargada de frustración, miró a Mike y finalmente dijo:

—Está bien, haré lo que dices. Pero hay algo más de lo que debemos hablar —añadió, bajando la mirada momentáneamente antes de volver a levantarla—. Hablé con Rebecca acerca de su enfermedad y también sobre el trato que tú le propusiste.

Mike, claramente intrigado, se inclinó un poco hacia adelante, sus ojos brillando con interés.

—¿Y qué te dijo? —preguntó, ansioso por escuchar la respuesta.

Freen suspiró, tratando de mantener la calma.

—Bueno, respecto a su enfermedad... Toma antirretrovirales, una medicina que la mantiene controlada. Me explicó que su VIH está indetectable y, por lo tanto, no se puede contagiar —hizo una pausa, mirando a Mike con seriedad—. Así que no, no tenemos que preocuparnos.

Mike, sin embargo, no parecía completamente satisfecho con esa respuesta. Con un tono más frío, interrumpió:

—De todas formas, deberíamos hacer una prueba. Ya sabes cómo manejamos esto. A fin de cuentas, ya es tiempo.

Freen asintió, sabiendo que tenía razón. Desde que comenzaron su relación poliamorosa con Mike y Faye, se habían establecido reglas estrictas sobre pruebas de enfermedades de transmisión sexual. Antes de involucrarse con cualquier pareja sexual, exigían pruebas y ellos mismos se sometían a exámenes cada cierto tiempo. Era su forma de asegurarse de que todo estuviera bajo control. Pero con Rebecca, Freen había roto esa regla. No pudo evitarlo, la atracción y los sentimientos la habían llevado a olvidarse de todo lo demás.

—Sí, lo sé. Deberíamos hacerlo pronto —respondió Freen, algo incómoda al admitir que había saltado esa regla por primera vez.

Mike, dejando de lado el tema por un momento, continuó:

—¿Y sobre el trato? —preguntó, con una sonrisa que insinuaba más curiosidad de la que Freen esperaba.

Freen respiró profundamente antes de hablar.

—Aceptó —dijo finalmente, sin quitarle la vista de encima a Mike.

Mike arqueó las cejas, sorprendido.

—¿De verdad? —dijo, claramente impresionado—. Vaya, es genial. La verdad es que pensé que le tomaría más tiempo aceptar algo como esto.

Freen, sin embargo, lo interrumpió antes de que continuara con su celebración.

—Pero me puso condiciones —dijo con firmeza.

Mike la miró, confundido.

—¿Condiciones? ¿Qué tipo de condiciones?

Freen lo miró directamente a los ojos y explicó:

—Quiere acciones de mi empresa. Quiere formar parte de lo que estoy construyendo y no solo ser una espectadora. Además, quiere tener la opción de decidir si quiere sexo con ustedes o no. Dijo que no quiere sentirse presionada ni obligada a nada.

Mike se quedó en silencio por un momento antes de reír.

—Claro, eso tiene mucho más sentido. Ya me parecía raro que una chica tan centrada como Rebecca aceptara entrar en una relación como la nuestra sin más —dijo entre risas—. Pero igual, Freen, vamos a ser realistas, ella solo va a querer estar contigo. No creo que tenga interés en mí o en Faye más allá de lo que pasó aquella vez.

Freen, apretando los labios, asintió ligeramente.

—Y si es así, ¿qué? A fin de cuentas, ustedes la conocieron gracias a mí. Yo la quiero solo para mí, Mike —dijo con un tono que dejaba claro sus sentimientos. Para Freen, Rebecca era alguien que no quería compartir más de lo necesario.

Ecos del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora