Entre tantas cosas que pasaron, unas me marcaron más que otras, la soledad que pasamos juntitos, días llenos de calma y otros en los que me sumergía en caos mental, intentaba sentirme bien por ti, pero simplemente no podía, eso sí se lo adjudico a las hormonas.
Recuerdo la mañana del 18 de diciembre, tranquila y contenta porque iba a por otro ultrasonido, pero no tardaban en llegar las malas noticias, no sabíamos que pasaba, simplemente no estabas creciendo, esa fue la segunda vez en la que senti que mi corazon dejaba de latir, tenia mucho miedo, trataba de disimularlo pero no pude contenerme más, me habían referido a la emergencia y lo mas probable es que nos internaran.
Papá estaba trabajando la mayor parte del tiempo, y muchas cosas de las que vivimos las pasé sola, era entendible, lo hacía por nosotros.
Llegamos a la emergencia y había dinámica, estaba teniendo contracciones, ya tú querías nacer, pero espera, no podías, solo tenías 36 semanas de gestación y tan solo pensabas 1.600gr, todo estaba de cabeza, sentía que mi mundo se caía en pedazos, debía quedarme en el hospital, no sabía que iba a pasar con nosotros, la incertidumbre se apoderó por completo de mi, y, fue ahí, cuando me permití llorar, mostrarme débil y vulnerable, durante 36 semanas trate de permanecer fuerte por ti, pero en ese punto sentí que todo se me salía de control y me rendí.
Me rendí ante Dios y los doctores todo estaba en sus manos, pero necesitaba que nos salvarán a ambos, porque del hospital no me iría sin ti, fuese dentro o fuera de mi, y así fue, solo Dios tuvo el control.
Recuerdo decirle a la enfermera que debía ir al baño, al entrar me quebrante y desde lo más profundo de mi lloré, le pedí una solución para nosotros, empecé a hacer promesas que debo cumplir, y a suplicar que no te quitará de mi lado, que no te separar de mi, puse mis manos sobre mi abdomen y susurré "todo lo que tengo te lo entrego, te lo dedico como ofrenda, prometo no cortar su cabello hasta que cumpla un año en honor a ti, pero no permitas que nazca ahora, ayúdanos a terminar este proceso, que lo que mi cuerpo debe hacer de manera natural siga su rumbo, y que nazca de 40 semanas exactas" y finalice con un ¡En el nombre poderoso de Jesús, amén!.
Pasamos 5 días y 5 noches entre análisis, revisiones, tactos y visitas médicas, viendo a papá a través del móvil, y con toda la certeza de que regresaríamos a casa estando tú aún dentro de mí, aquella oración me habia dado paz, yo sabía que Dios me habia escuchado, y tenia la convicción de que había aceptado la ofrenda, y asi fue, el 23 de diciembre a las dos de la tarde estabamos de vuelta a casa para seguir esperando el día de tu nacimiento.
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TODO LO QUE NO TE PUDE CONTAR
PoesíaDedicatoria, a veces no sabemos cuánto tiempo nos queda junto a nuestros seres queridos, pero de lo que si podemos encargarnos es de todo el tiempo que le podemos dedicar mientras estemos.