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❝Yo tenía ganas de comerte
a escondida❞

HOY A LAS 10 de la mañana habíamos llegado a Argentina

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HOY A LAS 10 de la mañana habíamos llegado a Argentina. La selección jugaba versus bolivia, Joaquín no había estado presente en Venezuela por unos problemas pero Scaloni lo llamo para que juegue contra bolivia y Joaquín orgulloso de asistir. Jugaba de titular y estaba más que contento.

La emoción en el aire era palpable mientras nos acercábamos al estadio. Joaquín, con la camiseta de la selección argentina puesta, brillaba con orgullo. Su rostro reflejaba la mezcla de nervios y alegría que solo se siente antes de un partido importante. Había esperado este momento durante meses, y finalmente había llegado.

⸺Es increíble cuánta gente ahí. ⸺dijo Joaquín, mirando a su alrededor.

⸺Si. Deja todo en la cancha hermanito, yo confio a ojo cerrado que van a jugar alto partido, lo presiento. ⸺le respondí, dándole un palmadita en la espalda. ⸺

⸺Voy a dar lo mejor de mí. ⸺me aseguró, con ese brillo característico en sus ojos.

Mientras me acercaba a las gradas, la multitud rugía con entusiasmo. Las banderas ondeaban, la música resonaba y el ambiente estaba cargado de energía. Me detuve un momento y respiré hondo, como si quisiera absorber cada detalle antes del partido.

Una vez dentro del estadio, encontré mi asiento y me acomodé. La vista era impresionante: el monumental era una de mis canchas preferidas por lo hermosa que es, las gradas repletas de hinchas animados, todos listos para apoyar a su equipo. Me incliné un poco para adelante, observando a los jugadores calentando en el campo.

El pitido del árbitro sonó, y los equipos comenzaron a salir al campo. La ovación del público era ensordecedora. Joaquín me miró con una mezcla de nervios e ilusión antes de que el entrenador lo llamara para que se uniera a los demás.

Los primeros minutos del partido fueron intensos. La selección argentina dominaba la posesión del balón, y Joaquín se movía con agilidad, buscando oportunidades y creando jugadas. Su habilidad en el campo se notaba, y cada vez que tocaba el balón, la multitud estallaba en vítores.

Mientras el partido avanzaba, la tensión aumentaba. Bolivia se defendía con firmeza, pero Joaquín y el resto del equipo estaban determinados a obtener la victoria. Cada pase, cada tiro y cada jugada se sentían como un reflejo de la dedicación y el esfuerzo que habían puesto en su entrenamiento.

Finalmente, después de un primer tiempo iba ganando la albiceleste, llegó el momento que Joaquín había estado esperando. En una jugada rápida, recibió un pase perfecto justo fuera del área. Sin pensarlo, se posicionó y lanzó un potente tiro que se coló en la esquina de la red.

La explosión de alegría en el estadio fue abrumadora. La hinchada argentina estalló en vítores y gritos, y vi a Joaquín correr hacia la esquina, levantando los brazos en señal de triunfo. La felicidad en su rostro era contagiosa, y sentí que mi corazón se llenaba de orgullo.

STREETS           |  Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora