Cap 1

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Capítulo 1: 𝙉𝙪𝙚𝙫𝙤𝙨 𝙘𝙤𝙢𝙞𝙚𝙣𝙯𝙤𝙨.

Él sabía que debía estar más emocionado de lo que se sentía. Mejor dicho, él debía sentirse, por lo menos, emocionado. Y aunque se escuchara como un mocoso egocéntrico, era obvio que el de la puntuación más alta en el examen sería él. Habían taladrado tanto en su cabeza sobre la dificultad y prestigio sobre el examen de la UA, que construyó expectativas demasiado altas, terminando sólo un poco decepcionado por lo sencillo que pasó el examen.

Pero eso era bueno, no sabría cómo reaccionaría si reprobaba el examen. Seguro como un completo fracasado. Más por el duro entrenamiento intensivo que la comisión le hizo pasar, aumentando la brusquedad de sus métodos para desarrollar y perfeccionar la destreza de su quirk.

Hawks no estaba de acuerdo en lo absoluto de entrar a aquella escuela, no por ser específicamente esa escuela, sino en general no quería lidiar con personas, de seguro, molestas y elitistas. Además, si la comisión se encargaba de entrenarle para ser un héroe, y podía decir con seguridad que eso era más que suficiente para debutar como uno de los mejores, no entendía el porqué de un día para otro debía meterse ahí.

– Sí... ¡Yay! –exclamó irónico, alzando perezosamente su brazo.

– ¿Podrías mejorar ese humor que te cargas, Keigo? –dijo Yokumiro, extendiéndole un vaso con jugo verde– Deberías estar feliz y orgulloso por aprobar ese examen con tanta facilidad.

Mera Yokumiro era el único en la comisaría que seguía llamándole por su nombre verdadero, y eso lo agradecía de sobremanera, porque temía que, de no ser así, él mismo olvidara que alguna vez tuvo un nombre. Mera había tomado responsabilidad del rubio, adoptándolo casi como su propio hijo. El mayor siempre le había gustado consentir secretamente al alado desde niño, regalándole a escondidas golosinas, pues el pequeño siempre tuvo que vivir mediante dietas estrictas para conservar un peso ideal que no afectara su vuelo y velocidad.

También era el que le acariciaba con cariño la espalda y cepillaba su cabello cuando este lloraba desconsolado por el dolor de los entrenamientos, o cuando extrañaba a su mamá. Fue su bálsamo para su profunda herida emocional.

– Claro que lo estoy, soy el mejor –respondió el ojimiel, haciendo una mueca de disgusto al ver el contenido verdoso y espeso–. Yo quiero leche con chocolate.

– No, sólo te subió el ego, niño –reclamó el de cabello cenizo, recargando sus codos en la isla de la cocina, mirando al menor con reproche–. Y no, sabes que leche con chocolate sólo los miércoles. Anda, sé que te gusta.

– Sí me gusta, pero tenía antojo de azúcar –contestó haciendo un puchero, dándole un sorbo al jugo.

– Lo sé, pero es mejor que hoy vayas con el estómago ligero, ¿no estás nervioso por tu primer día?

– Realmente no, no quiero ir.

– ¿Por qué te disgusta tanto esto, Kei? Me gustaría saberlo –sinceró con preocupación el mayor, posando su mano en la del más bajo–. Esto es bueno, estarás con personas de tu edad, podrás socializar.

– Ya lo dijiste –habló antes de terminar por completo el líquido, dejando a un lado el vaso–. Yo no quiero estar con ellos, no me interesa socializar en lo absoluto, seguro me caerán mal.

– Eso no lo sabes. Yo pensé que te emocionaría al final estar rodeado con gente de tu edad, te hace falta, podrás hacer amigos –trató de animar.

– No sé... Sí, siempre soñé con tener amigos, pero... Ellos te apuesto a que se la pasan compitiendo entre sí, y yo lo que menos quiero es eso. Literal toda mi vida a girado en torno a ser el mejor, ¿sabes? Quiero descansar de eso, yo quiero un amigo con el que no sienta que todo debe ser una competencia y sólo jugar videojuegos, hablar... ¿Qué más hacen los adolescentes? ¿Drogarse tal vez?

Simple Teenage Life // DabiHawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora