Esa noche cuando Adria decidió que había tenido suficiente de la celebración y quería tener un rato a solas para colocarse al día con algunos pendientes de su restaurante, no dudo en hacerle una señal a Claudia para avisarle que se iba retirar.
Era casi como un salto y seña de ambas, para darse las buenas noches, pero Claudia tenía otros planes, se dio a sí misma cuarenta y cinco minutos, lo que le tomaba a Adria llamar a Tijuana y hablar con su administrador.
Tiempo suficiente para encontrar una forma convincente de zafarse del resto de la gente y los participantes y alejarse de las miradas curiosas para ir en búsqueda de la chef.
Tal cual Claudia lo predijo, la chef ordenada y disciplinada; para entonces ya se había sacado el vestido y el poco maquillaje que aún conservaba, se había enrollado una bata blanca alrededor del cuerpo y coloco a llenar la tina con agua.
Estaba justo revisando la agenda de grabación para el día siguiente, intercalando algunas de sus reuniones para revisar con el contador el año fiscal de uno de sus restaurantes, cuando escucho el golpe en la puerta y en supo en sus huesos que era Claudia.
Esos últimos días no había interactuado mucho, si bien Adria siempre estaba trabajando, dentro y fuera del set, Claudia siempre podía ser la que tenía la agenda más ajustada del programa, cuando no estaba presentando, estaba atendiendo reuniones con la dirección creativa, y planeando detalles logísticos para las locaciones, o haciendo el papel de psicóloga para los participantes, pero siempre se hacia un espacio para ver a su chef favorita.
Por eso los momentos pequeños en que podía tenerla en frente, solo para su vista, mientras más cerca al final de Master Chef se encontraban, se volvían más significativos e importantes.
-¿Qué haces aquí? - preguntó Adria con una sonrisa que le endulzo la mirada y que también hizo que el rostro de Claudia cambiara de cansancio e incertidumbre al de alegría inmediata.
-Tu presentadora de confianza, asegurándose de que estes bien - dijo Claudia, dando a entender que esa dinámica de sorprender a la chef en cualquier momento ya era costumbre.
-Pues estoy mucho mejor ahorita que te veo - dijo Adria tomándola de la mano y sin pensarlo dos veces llevándola dentro de la habitación.
La presentadora se dejó arrastrar por la chef, y cuando cerró la puerta, lo primero que hizo fue acercarla a su rostro y darle un beso sin chistar.
Claudia se derritió en sus labios, su cabello y la poca ropa que llevaba la chef y tuvo que recordarse en primera instancia, que había ido a hablar con Adria, de su situación sentimental, para poder contenerse un poco y apartarse.
Lo que le llamo la atención, era la maleta enorme que Adria tenía sobre la cama.
-Perdóname el desorden, esta mañana tuve que salir corriendo, y cuando vienen las maquilladoras, este lugar queda como departamento de fraternidad - dijo Adria recogiendo la maleta con ropa que tenía extendida sobre la cama y devolviéndola a algún lugar dentro del closet.
-¿Te gusta este lugar? - preguntó Claudia tomando asiento en uno de los sofás, como ya se había vuelto costumbre cuando visitaba la habitación de Adria.
-Pues el hotel no está mal, pero extraño mi hogar, en especial la cocina de mi casa en Tijuana - dijo Adria tomando asiento junto a Claudia en el sofá.
Claudia forzó una sonrisa, pero su mirada era triste, y eso fue algo que Adria pudo notar fácilmente y que Claudia no trato de ocultar.
-¿Te sientes mal? ¿Paso algo con tus hijos? - preguntó Adria preocupada, pero Claudia negó brevemente.
ESTÁS LEYENDO
SLOW BURN CHEF - Short story
RomanceEn la cocina de MasterChef siempre hay algo en riesgo, y no se trata de pines de inmunidad o delantales negros. Después de todo, en cada plato, hay más que agua, verduras y condimentos. "Sin amor no existiría un buen plato". Dice Adria Marina, la n...