-¿Qué es todo esto? – preguntó Claudia cuando ambas salieron de la tina y ya estaban en la habitación, Claudia con el cabello húmedo, usando la batas de Adria, mientras Adria ya llevaba el pijama puesto.
-Pues ordene servicio al cuarto, mientras te secabas el pelo– dijo Adria abriendo uno de los platos en el carrito y sacando un puñado de frutos secos para metérselos en la boca.
-Adria, son como las once de la noche.
-Lo dice la mujer que la semana pasada, se levantó a las dos de la mañana con ganas de un sándwich – dijo Adria.
-Eso fue diferente, habíamos tenido una noche movidita – dijo Claudia con una sonrisa llena de picardía.
-Nada más pedí un par de sándwiches en caso de que te levantes bien sangrona, pero si no quieres, yo me como los dos, espacio para la comida siempre tengo – dijo Adria.
-Grosera chef – dijo Claudia en medio de una carcajada dándole un golpe en la mano para que no tocara los platos en el carrito.
La chef apartó la mano rápidamente, pero en vez de ofenderse, tomo una almohada y la aventó contra Claudia en medio de una risotada, pero la presentadora no se quedó atrás, y lo que hizo fue empujar a la chef que cayó sobre su espalda en la cama, pero en el proceso se llevó a la rubia con ella, haciendo que ambas dieran vueltas entre risas y cosquillas, como dos niñas en una pijamada.
Cuando a las dos se les salió el aire de tanto reírse, se quedaron extendidas sobre la cama observándose la una a la otra como si no fueran reales.
Adria se apoyó en una mano para ver mejor a Claudia con una sonrisa soñadora dibujada en sus labios y los ojos brillantes.
-No me mires así, que me abrumas – dijo Claudia sonrojada cubriéndose el rostro con las manos.
- ¿Así como? -preguntó Adria -. ¿Con cara de chef enamorada?
Claudia se quedó de una pieza y entonces finalmente descubrió el rostro para mirar a Adria y confirmar que lo que le decía era cierto.
-Ahora tú me miras como si no lo supieras desde la primera vez que pasamos la noche juntas en tu apartamento – dijo Adria como si fuera obvio, pero la expresión de Claudia no cambió.
-Nunca hablamos de lo que pasó ese día – dijo Claudia notándose un poco más sería, apoyándose también en un brazo para poder ver más de cerca a Adria, mientras jugaba con uno de los pliegues de su pijama.
-Porque no había hecho falta – dijo Adria. – Hemos sido muy buenas amigas, aún mejores cómplices, nos encanta pasar el rato juntas, besarnos a escondidas y todo eso ha sido excitante y delicioso, pero siento que nos hemos tenido una cita, cita, de verdad, verdad y que nos hemos saltado toda la parte del romance, por miedo a tener que colocarle una etiqueta.
-¿Quieres eso que le pongamos una etiqueta? – preguntó Claudia examinando a Adria como si no entendiera.
-Yo quiero lo que tú quieras Claudia, siempre ha sido así – dijo Adria acariciándole el mentón y dejando un beso suave sobre los labios de Claudia.
-¿Eso que significa? – preguntó Claudia confundida.
-Es que mientras estábamos en la tina, tuve un ratito para pensar, de que todo lo que hemos hecho, ha sido porque pensamos que tenemos fecha de caducidad, pero y si no, y si por un momento imaginamos que consigo un par de buenos inversionistas en Colombia y logró abrir otro restaurante aquí y que eso a lo mejor nos da más chance.
-¿En serio harías eso por mí? – preguntó Claudia.
-Pues, tengo una cita en dos semanas para ir a Cartagena y revisar una propuesta, todavía no se si vaya a aceptar, porque tengo que revisar primero con mis socios, pero por lo menos tengo buenos motivos para querer hacerlo, no sé exactamente cómo funcionaría todo, pero puedo intentar.
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SLOW BURN CHEF - Short story
RomanceEn la cocina de MasterChef siempre hay algo en riesgo, y no se trata de pines de inmunidad o delantales negros. Después de todo, en cada plato, hay más que agua, verduras y condimentos. "Sin amor no existiría un buen plato". Dice Adria Marina, la n...