Capítulo 2: El Latido del Peligro

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La tarde se desvanecía en un suave crepúsculo cuando Felix y Hyunjin se encontraron nuevamente en el apartamento de Hyunjin. A través de la ventana, la luz dorada del sol iluminaba el espacio, creando una atmósfera cálida que contrastaba con la tensión que ambos sentían. El silencio era denso, como si el aire estuviera cargado de expectativas no dichas.

—¿Y si alguien nos ve? —dijo Felix, sentado en el sofá mientras jugueteaba nerviosamente con un cojín. Su mirada buscaba la de Hyunjin, quien estaba de pie cerca de la ventana, contemplando la ciudad.

—No se enterarán —respondió Hyunjin, pero su voz tenía un leve temblor, como si él mismo no estuviera seguro de sus palabras. —Solo debemos ser cuidadosos.

Felix se levantó y se acercó a él, sintiendo la distancia entre ellos más palpable que nunca. —No quiero que esto termine antes de comenzar, Hyunjin. Lo que siento por ti… es real.

Hyunjin se volvió, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de miedo y deseo. —Yo también lo siento. Pero… ¿qué pasa si nos atrapan? No puedo arriesgar mi carrera, y no quiero que tú tampoco lo hagas.

—¿Y qué hay de nosotros? —preguntó Felix, con un toque de frustración. La incertidumbre los envolvía como una niebla espesa. —No podemos seguir escondiéndonos.

Un momento de silencio se estableció entre ellos, y la tensión aumentó. Hyunjin se acercó un poco, su mirada fija en Felix. —¿Realmente estás dispuesto a arriesgarlo todo?

Felix sintió su corazón acelerarse. —Por ti, sí. No quiero más secretos.

El espacio entre ellos se encogió, y Felix sintió la necesidad de estar más cerca. Sin pensar, tomó la mano de Hyunjin, entrelazando sus dedos. La electricidad corrió por sus cuerpos, y ambos supieron que el momento había llegado. Sin poder contenerse más, Felix se acercó y le susurró al oído:

—Quiero besarte.

Hyunjin tragó con dificultad, su respiración se volvió entrecortada. —Felix… esto es arriesgado.

—Tal vez, pero también es real —respondió Felix, acercándose un poco más. Con un leve tirón de su mano, Hyunjin no pudo resistirse más. Se acercaron y, al fin, sus labios se encontraron en un beso suave pero cargado de pasión.

El mundo exterior desapareció, y el único sonido que se escuchó fue el latido acelerado de sus corazones. Felix sintió cómo la calidez del cuerpo de Hyunjin lo envolvía, y cada segundo del beso fue una revelación de todo lo que habían estado reprimiendo.

Sin embargo, a medida que la pasión crecía, también lo hacía la ansiedad. Hyunjin se separó, su respiración agitada, con los ojos llenos de confusión. —¿Qué estamos haciendo?

—Lo que hemos deseado desde hace tiempo —dijo Felix, sintiendo que su corazón se aceleraba por la adrenalina. —No quiero esconderme más.

—No me malinterpretes, pero esto es peligroso —dijo Hyunjin, mirando por la ventana como si esperara que alguien apareciera en cualquier momento.

Felix sintió que su determinación se desvanecía un poco ante el miedo de Hyunjin. —Lo sé. Pero debemos encontrar la manera de hacerlo funcionar. No quiero vivir en el miedo.

—Tal vez deberíamos dar un paso atrás —sugirió Hyunjin, pero sus palabras no resonaban con la convicción que solían tener. Felix podía ver el conflicto en su mirada.

—¿Un paso atrás? —preguntó, sintiéndose desalentado. —¿De verdad quieres dejar esto atrás?

—No… no lo quiero —respondió Hyunjin rápidamente. —Pero debemos ser inteligentes. No podemos dejar que nuestras emociones nos controlen.

Felix sintió que la frustración comenzaba a apoderarse de él. —¡Pero si siempre hemos sido inteligentes! Hemos manejado nuestra carrera y nuestra imagen. Solo porque estamos sintiendo algo más fuerte no significa que debamos dejar que se interponga.

Un silencio pesado se instaló entre ellos, y Felix sintió cómo su corazón se hundía. Sabía que su amor era verdadero, pero la realidad de su situación era innegable.

—¿Podemos simplemente… disfrutar del momento? —dijo Hyunjin, buscando la manera de encontrar un equilibrio. —Sin pensar en lo que podría pasar.

Felix lo miró, viendo la vulnerabilidad en sus ojos. —Quiero que me cojas —confesó, dejando que sus deseos se desbordaran.

Hyunjin tragó saliva, sintiendo cómo la temperatura en la habitación aumentaba. —No… —apenas habló, su voz un susurro tenso—. Voy a hacerte el amor.

Las palabras quedaron flotando entre ellos, intensificando la atmósfera cargada de deseo. Felix sintió que su cuerpo respondía a la promesa de Hyunjin, el deseo brotando con una fuerza que no podía contener.

—Estoy listo —respondió Felix, sintiendo que su corazón latía con fuerza. Con un movimiento suave, Hyunjin lo empujó hacia el sofá, donde se encontraron en una posición más cómoda, más íntima.

Mientras se miraban a los ojos, la distancia entre ellos se desvaneció. Las manos de Hyunjin comenzaron a explorar el cuerpo de Felix, acariciando su piel suave y cálida. Felix cerró los ojos, sintiendo cómo la conexión entre ellos se profundizaba en ese instante.

Hyunjin se inclinó, besando el cuello de Felix, sintiendo el calor de su cuerpo bajo sus labios. Un gemido escapó de la boca de Felix, un sonido que resonó en la habitación. La pasión los envolvió, y Hyunjin comenzó a perderse en el momento, sintiendo que el mundo exterior se desvanecía.

A medida que las caricias se intensificaban, Felix sintió cómo el deseo ardía en su interior, como un fuego que no podía ser apagado. Su corazón estaba lleno de amor y necesidad, y sabía que había tomado la decisión correcta al abrir su corazón.

—Hyunjin… —susurró, la voz temblando de emoción y deseo. —Quiero que esto sea real.

—Lo es —respondió Hyunjin, con los ojos llenos de intensidad. —Estamos juntos en esto.

Mientras se entregaban el uno al otro, el peligro de ser descubiertos se desvaneció por completo, y solo quedaron ellos dos, atrapados en un momento que nunca quisieron que terminara.

El tiempo se detuvo, y en esa noche llena de secretos y deseo, el amor que compartían floreció con más fuerza que nunca.

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