Las primeras luces del amanecer comenzaron a filtrarse por las ventanas de la cabaña, iluminando suavemente el espacio donde Felix y Hyunjin se encontraban. El aire aún era fresco, pero dentro, la calidez del amor que compartían los envolvía como un suave abrigo. Después de una noche llena de pasión y conexión, ambos despertaron entrelazados, con las sábanas desordenadas a su alrededor.
Felix fue el primero en abrir los ojos, sintiendo la calidez del cuerpo de Hyunjin contra el suyo. Sonrió al recordar cada momento de la noche anterior. Era como si hubiera despertado en un sueño del que no quería salir.
—Buenos días —susurró Hyunjin, entreabriendo los ojos, su voz rasposa aún cargada de sueño. Su sonrisa iluminó la habitación.
—Buenos días —respondió Felix, sintiendo cómo su corazón se aceleraba al verlo despertar. —¿Dormiste bien?
—Mejor que nunca —dijo Hyunjin, estirándose perezosamente y acercándose más a Felix, haciendo que el contacto entre sus cuerpos se intensificara.
La intimidad del momento los envolvía, y cada gesto, cada mirada, parecía cargar de significado lo que habían compartido. Hyunjin acarició suavemente el rostro de Felix, sus ojos brillando con ternura.
—Ayer fue increíble —murmuró Felix, sintiendo que un rubor aparecía en sus mejillas—. Nunca pensé que esto fuera posible.
—Yo tampoco —admitió Hyunjin, inclinándose hacia él para robarle un beso suave, pero lleno de promesas—. No solo por lo que hicimos, sino porque nos abrimos el uno al otro de una manera que nunca habíamos hecho.
Sin embargo, mientras disfrutaban de la calma matutina, una sombra de preocupación cruzó el rostro de Hyunjin. La realidad de su situación comenzó a pesar en sus corazones, y la burbuja de felicidad que habían creado parecía desvanecerse.
—Felix, tenemos que hablar sobre lo que sucedió —dijo Hyunjin, su tono tornándose más serio.
Felix sintió un nudo en el estómago. —¿Qué pasa?
—No quiero que esto sea solo un fin de semana divertido. Quiero que sea real, pero tengo miedo de lo que eso significa para nosotros y para el grupo —confesó Hyunjin, su mirada fija en la ventana, como si buscara respuestas en el paisaje.
—Lo sé —respondió Felix, su voz temblando un poco. —Yo también tengo miedo. Pero no quiero que ese miedo nos detenga. Lo que siento por ti es real, y quiero que lo exploremos.
—¿Y si nos descubren? ¿Y si esto afecta nuestra carrera? —preguntó Hyunjin, su preocupación reflejándose en sus ojos.
—No quiero vivir con miedo a lo que puedan pensar los demás. Nos merecemos ser felices —insistió Felix, sintiendo que su determinación crecía—. Y no estamos haciendo nada malo. Nos amamos.
—Tienes razón —dijo Hyunjin, aunque la inseguridad aún brillaba en su mirada. —Pero… no puedo evitar sentir que esto podría complicar las cosas. No quiero que te lastimen.
—Entonces, enfrentémoslo juntos. No estamos solos en esto. Nuestros compañeros ya lo saben y nos apoyan —Felix lo animó, deseando que la certeza en sus palabras llegara al corazón de Hyunjin.
La conversación los llevó a una profunda reflexión. En ese momento de vulnerabilidad, ambos se dieron cuenta de que el amor que compartían no podía ser reprimido por el miedo. Era un vínculo que valía la pena defender y proteger.
Mientras continuaban hablando, el ambiente se volvió más ligero, y poco a poco, la tensión comenzó a desvanecerse. Hyunjin se acercó nuevamente a Felix, mirándolo intensamente.
—Prometeme que haremos lo correcto. No quiero perderte —dijo, su voz cargada de emoción.
—Nunca te perderé. Estamos juntos en esto —respondió Felix, acercándose más y rodeando la cintura de Hyunjin con sus brazos.
Esa promesa, llena de sinceridad y amor, les dio la confianza que necesitaban para seguir adelante. Decidieron que, independientemente de lo que viniera, enfrentarían juntos cada desafío que la vida les presentara.
Con el sol alzándose en el horizonte, Felix y Hyunjin se levantaron y comenzaron a prepararse para el día. Se ducharon juntos, riendo y disfrutando de cada momento. El vapor en el baño les permitió un instante de privacidad donde los besos se convirtieron en caricias suaves y cómplices.
—Esto es perfecto —dijo Felix mientras se secaban, sintiendo que cada gesto aumentaba su conexión.
Después de vestirse, decidieron salir a explorar los alrededores de la cabaña. La naturaleza que los rodeaba era pura y hermosa, y el aire fresco les llenaba los pulmones. Caminaban de la mano, sumergiéndose en la belleza del paisaje.
—Mira eso —dijo Felix, señalando un pequeño lago escondido entre los árboles. El agua reflejaba el cielo azul, y la vista era impresionante.
—Vamos a ver —respondió Hyunjin, tirando de la mano de Felix hacia el lago.
Al llegar, se sentaron en la orilla, dejando que sus pies chapoteen en el agua cristalina. El silencio se volvió cómodo entre ellos, como si cada palabra que no decían reforzara su conexión. Hyunjin miró a Felix, y en su mirada había un brillo especial.
—Quiero que sepas que esto significa todo para mí. No solo este viaje, sino lo que estamos construyendo juntos —dijo Hyunjin, su voz llena de sinceridad.
Felix sintió cómo su corazón se derretía ante esas palabras. —Y para mí también. Nunca había sentido algo así. Eres lo que siempre quise.
Sin embargo, el momento de calma se vio interrumpido cuando un grupo de excursionistas apareció en el sendero cercano. Felix y Hyunjin intercambiaron miradas nerviosas, sintiendo el peso del secreto que aún llevaban.
—Quizás deberíamos irnos antes de que nos vean —sugirió Felix, sintiendo que el impulso de proteger su amor era más fuerte que el deseo de permanecer allí.
—Sí, vamos —asintió Hyunjin, tomando la mano de Felix y guiándolo de regreso por el sendero.
Mientras caminaban, la tensión de ser descubiertos se hizo presente. Aunque disfrutaban de su tiempo juntos, la amenaza de perder lo que habían construido los seguía acechando.
Al llegar de vuelta a la cabaña, decidieron preparar el almuerzo. Mientras cocinaban, la conversación se centró en lo que querían para su futuro. Hablar sobre el mañana les dio la fuerza que necesitaban para enfrentar sus miedos.
—Te prometo que haremos que esto funcione —dijo Hyunjin, mientras servía la comida—. Sea lo que sea lo que venga, estaré a tu lado.
—Y yo a tu lado —respondió Felix, sintiendo que el amor entre ellos solo se fortalecía.
Mientras comían, compartían risas y anécdotas de sus días en Stray Kids, creando recuerdos que atesorarían por siempre. Esa conexión se volvía más profunda con cada palabra, y sabían que el amor que habían encontrado era solo el principio de una hermosa historia.
Con el corazón lleno de esperanzas y sueños compartidos, ambos se sintieron listos para enfrentar lo que el futuro les deparara.
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Bajo la superficie
FanfictionEn un mundo donde la fama y la imagen lo son todo, Felix y Hyunjin, dos miembros del aclamado grupo Stray Kids, luchan por mantener su amor en secreto. Atrapados entre el deseo y las expectativas de la industria, saben que su relación va en contra d...