Capítulo 3: El Ruido del Silencio

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La semana transcurrió con la misma rutina agobiante de ensayos y presentaciones. Sin embargo, entre los ensayos, cada vez que Felix y Hyunjin se cruzaban, los miradas eran más intensas, llenas de promesas ocultas y un deseo palpable. Sabían que lo que habían comenzado en el sofá del apartamento de Hyunjin no podía ser ignorado, pero también comprendían que cada instante juntos estaba envuelto en un delicado manto de peligro.

Era viernes por la noche y el grupo estaba en el camerino, preparándose para su próximo show. La atmósfera estaba cargada de energía y nerviosismo. Felix se encontraba sentado en un rincón, revisando sus notas, mientras Hyunjin se arreglaba frente al espejo, su mirada fija en su reflejo.

—Te ves increíble —dijo Felix, sin poder contenerse. La tensión de la semana había hecho que deseara más que nunca estar cerca de él.

Hyunjin giró la cabeza, sus ojos se encontraron y una sonrisa juguetona apareció en su rostro. —Gracias, pero creo que tú estás robando toda la atención esta vez.

Felix sintió que el rubor se apoderaba de sus mejillas. —Solo trato de mantenerme en la jugada.

Hyunjin se acercó, un brillo travieso en sus ojos. —¿Mantenerte en la jugada? ¿No será que solo quieres verme?

Felix se rió, aunque su corazón latía con fuerza. —Quizás un poco.

La conversación se tornó más seria cuando el resto del grupo salió a ensayar. Una vez solos, la tensión volvió a llenar el aire. Hyunjin se acercó un poco más, susurrando en voz baja:

—¿Crees que podamos hablar después del show?

—Claro —respondió Felix, sintiendo que el corazón se le aceleraba al pensar en lo que podrían discutir. La idea de hablar de su relación en medio de la locura que los rodeaba le parecía a la vez emocionante y aterradora.

Mientras el espectáculo se desarrollaba, ambos se perdieron en el ritmo de la música y en la conexión con su público. Pero, en lo más profundo de su ser, cada uno sabía que el verdadero desafío no estaba en el escenario, sino en lo que les esperaba después.

La presentación fue electrizante, y después de las ovaciones y los aplausos, el grupo se reunió nuevamente en el camerino. Los chicos estaban llenos de energía y eufóricos por el éxito, pero Felix y Hyunjin intercambiaron miradas que solo ellos entendían.

—Voy a cambiarme —dijo Hyunjin, tratando de actuar con normalidad, pero su voz traicionó su nerviosismo.

—Te espero —respondió Felix, con una sonrisa que escondía una mezcla de emoción y ansiedad.

Una vez que los demás salieron, Felix se acercó al área de descanso, sintiendo la adrenalina aún fluyendo por su cuerpo. Cuando Hyunjin regresó, lucía un poco más relajado, aunque sus ojos delataban su inquietud.

—No sé si esto es una buena idea —dijo Hyunjin, cruzando los brazos.

—¿Hablar o lo que pasó la otra noche? —preguntó Felix, tratando de mantener el tono ligero, pero sintiendo que la presión aumentaba.

—Ambas cosas —Hyunjin admitió, dejando caer los brazos a los lados. —Me encanta estar contigo, pero… hay tanto en juego.

Felix dio un paso más cerca, sintiendo el magnetismo entre ellos. —Lo sé, pero ¿podemos dejar que lo que sentimos por un momento hable más alto que el miedo? —dijo, sus ojos buscando los de Hyunjin.

—Es difícil —respondió Hyunjin, su voz casi un susurro. —Sabes que siempre habrá alguien observando. La industria es despiadada.

Felix sintió una punzada en el corazón. —Lo sé. Pero no podemos vivir con miedo. Cada vez que estamos juntos, siento que todo vale la pena.

Hyunjin lo miró, la lucha visible en su expresión. —¿Y si alguien se entera? No solo nos afectará a nosotros, sino a todos los demás.

—Podemos manejarlo. Solo necesitamos ser más cuidadosos —dijo Felix, buscando su mirada. La esperanza brillaba en sus ojos.

En ese momento, el ambiente cambió. La distancia entre ellos se acortó, y la tensión que había estado acumulándose estalló. Hyunjin, sin poder resistir más, se acercó y tomó la mano de Felix. Era un gesto simple, pero cargado de significado.

—Prométeme que seremos cuidadosos —dijo Hyunjin, su voz temblando ligeramente.

—Te lo prometo —respondió Felix, sintiendo que la conexión se intensificaba. La presión de sus cuerpos casi se volvía tangible, y en un impulso, Hyunjin lo atrajo hacia él.

Sus labios se encontraron nuevamente, pero esta vez, era diferente. No había dudas ni miedos, solo el deseo puro que habían reprimido. Hyunjin lo empujó suavemente contra la pared del camerino, y la calidez del contacto lo envolvió. Las manos de Felix recorrieron la espalda de Hyunjin, mientras sus cuerpos se acercaban aún más.

—Esto se siente tan bien —susurró Felix entre besos, la voz entrecortada por la pasión.

—Lo es —respondió Hyunjin, con una sonrisa que iluminó su rostro, pero también un atisbo de preocupación en sus ojos. —Pero necesitamos mantenerlo en secreto.

Felix asintió, sintiendo el peso de la realidad aplastando sus sueños. —Lo haremos —prometió, aunque en el fondo, sabía que el deseo de ser abierto sobre su amor era una batalla constante.

El momento se intensificó, y el deseo que ambos habían estado reprimendo finalmente salió a la superficie. Pero justo cuando estaban a punto de dejarse llevar, un ruido interrumpió su burbuja de intimidad. La puerta del camerino se abrió de golpe, y uno de los miembros del grupo entró, interrumpiendo lo que estaba a punto de convertirse en algo más.

—¡Hey, chicos! ¿Dónde están todos? —preguntó, sin notar la tensión en el aire.

Felix y Hyunjin se separaron rápidamente, sus corazones latiendo con fuerza, mientras la realidad de su situación los golpeaba de nuevo. A pesar de la interrupción, sabían que su conexión había crecido aún más.

—Estamos… uh… terminando los últimos detalles para el siguiente show —dijo Felix, tratando de sonar natural, mientras su mente aún estaba atrapada en el instante previo.

El chico asintió, sin sospechar nada. Una vez que se fue, la atmósfera se tornó más pesada. Ambos sabían que la chispa entre ellos no se apagaría, pero la incertidumbre siempre estaría presente.

—Esto no será fácil —dijo Hyunjin, una mezcla de frustración y deseo en su voz.

—Nunca dije que lo sería —respondió Felix, sintiendo la adrenalina fluir por su cuerpo. —Pero quiero que sigamos luchando por esto.

Mientras las luces del escenario brillaban a través de la puerta entreabierta, ambos se miraron y supieron que su amor era un juego arriesgado, pero estaban dispuestos a seguir adelante, por mucho que eso significara.

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