|10| UNA CITA

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   Mi cabeza va a explotar.

   No sé qué he hecho mal. En qué líos me he metido yo solita sin haberme dado cuenta. Ni siquiera soy consciente del momento exacto en el que pudo pasar.

   ¿Cuándo conocí a Giovanni? ¿Cuándo acepté la propuesta de Pietro a venir aquí? ¿Al coincidir con Vincent esa mañana hace meses atrás? O, tal vez, ya estaba todo escrito. ¿Por qué Ura me dijo todas esas locuras. No hay marcha atrás. ¿O sí?

   —Gracias.

   El conductor asiente y sigue con la vista al frente.

   Llamó a mi timbre a las 19:30. En el último momento pensé en no bajar y que el chofer no tuviese más remedio que irse y darle el mensaje a Vincent. Solo que, vi a Gabi repasando el material que había escrito y no me atreví. Sería por su futuro, ya tenía suficiente con el dolor que le había causado Roberto. Al menos, laboralmente podría ser una triunfadora. No le iba a quitar aquello, aunque tuviese que aguantar una noche (con la debida distancia, por supuesto) a Vincent.

   Bajo del vehículo y el vestido se desliza por mis piernas. Sonrío.

   Estuve a punto de ponerme el precioso vestido que me regaló Vincent, pero, como pequeño acto de rebeldía le pedí a Gabi uno que había traído. Igual de elegante y menos relevador. Rojo y de un suave terciopelo. Con mangas y sin escote, aunque con la espalda descubierta. No quise arreglarme, pero, cómo no, Gabi quiso alisarme el pelo y me maquilló. Llevaba rímel, estilizando mis largas pestañas, y pintalabios rojo. Pensé que iba llamando la atención, aunque, después de mirarme al espejo, me vi hermosa.

   Tengo el pulso acelerado y unos nervios incontrolables. Desde esta mañana no he podido parar de darle vueltas al asunto. Giovanni... ¿¡Cómo es posible esta situación!? En el momento, pensé que me había vuelto loca. Quise gritar, salir corriendo, lo que sea, tan solo alejarme de ese hombre. Me tuve que controlar, por lo que sucedió a continuación.

   Pensé que había podido huir de ese mentiroso.

   Lo miré, atónita. Él, por su reacción, tampoco me esperaba allí.

    —¿Os presento?

   Vincent se levantó, arreglando su traje y sirvió otra copa, y se la cedió a Giovanni, el cual la tiró hacia un lado enfadado. Me incorporé asustada por el impacto del cristal contra el suelo.

   —Ut härifrån (Fuera de aquí) —dijo Vincent, y los guardaespaldas salieron en orden y con gran coordinación.

   —Vad gör hon här? (¿Qué está haciendo ella aquí?) —le dijo Giovanni en otro idioma.

   Pensé en irme, solo que estaba tan asustada que no pude reaccionar.

   —Jag är ansvarig här, du följer bara order (Yo estoy al mando aquí, tú solo sigues órdenes) —Giovanni bajó la cabeza, no supe que le habría dicho para que se pusiese así—. Berätta för henne vad hon ska göra och ta henne till sin chef (Dile qué hacer y llévala con su jefa).

   Pasó por su lado, con aires de superioridad.

   —Nos vemos a las ocho, señorita Rakt. Espero verte con el regalo que te di—dijo, antes de salir de la habitación y dejarme a solas con Giovanni.

   Transcurrieron varios minutos en los que estuvimos en silencio. No supe cómo conectar la relación entre aquellos hombres, y, después de lo que me acababa de decir Vincent, no sabía qué pensar.

   —Lo siento.

   Giovanni se aproximó y me alejé de él aterrorizada.

   —¿Qué sientes? ¿Mentirme? ¿Acosarme? —contesté, queriendo salir de allí.

El secreto de Rímini. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora