¿Lo cojo o no?
Tal vez no es suyo, pero, deshecho la idea.
¿De quién sería sino? ¿Quién más sería tan pesado y clasista para hacer algo así? Solo él.
Aunque vaya a ser un error lo cojo, pero, no cómo él se espera. Agarro con brusquedad la caja verdosa y deshago el lazo de seda. Se me cae la tapa al suelo, pero no me importa. Busco la nota entre el papel crepé y la hallo. Lo sabía, es suya.
"Señorita Rakt, quería invitarla a una agradable cena mañana por la noche, a las 21:00 h, ya que la última vez se vio apresurada de irse. Tendrá un chofer esperándola con antelación como la primera vez.
He elegido yo mismo este presente, espero que no lo desprecie y me conceda el honor de vérselo puesto.
V .T."
Cometo el segundo error y me atrevo a mirar el regalo. Madre mía...
Algo bueno tenía que tener. Tiene buen gusto.
Es otro vestido, este de un color hermoso, ámbar, de una tela suave. Es sin mangas, con una abertura en la parte del estómago, que parece dividirla pieza. Hay algo más. Viene con un fular para el cuello.
Aunque me guste, solo es ropa y si piensa que voy a caer está equivocado. ¿Esta vez por qué tengo que ir con él a algún sitio? ¿En mi día libre? ¿Está loco? Sin duda. Tiro todo a la caja y le doy una patada, quedando esta en la esquina del rellano. Espero que su mensajero lo vea y le de mensaje por mí. Yo hoy saldré a pasármelo bien y olvidarme de todo.
Antes de irme me echo perfume y cojo el bolso.
He salido con tiempo suficiente, son casi las nueve de la noche. El cielo se ha teñido de negro, pero las luces de los restaurantes y diversos bares iluminan las calles. Hay mucha gente de todas las edades, tanto niños corriendo como ancianos dando un paseo. Y luego estoy yo, caminado, mirando todo con curiosidad y diversión. Cuánto ambiente hay. Nunca he sido una persona cerrada o que no le guste salir, de hecho, hubo un tiempo en el que lo disfrutaba, pero, han cambiado muchas cosas en mi vida.
Vuelvo a mirar el mensaje de Bianca: A las 21:30 h en Estasi.
Supuse que ese era el bar. Lo busqué en Internet y seguía las indicaciones mirando a la pantalla. Esta vez me negaba a perderme e ir preguntando a la gente. A lo lejos puedo ver el mar, y decido que mañana mismo iré a pasear por la zona costera, incluso a pasear descalza por la arena. Seguramente en verano podré disfrutar del mar. Pocas veces había tenido la oportunidad de ir a la playa de vacaciones o algún fin de semana familiar. Mi madre siempre quiso ir, pero sus trabajos sin derecho a vacaciones no se lo permitían. A veces recuerdo lo infantil que era de pequeña cuando llegaban las vacaciones del colegio y todos mis compañeros se iban a la costa y les pedía a mis padres ir, haciéndoles sentir mal.
En el último año de instituto mi clase decidió hacer un viaje a Napoli y fui solo para divertirme con Gabi y fue increíble. No socializamos mucho con nuestros compañeros, pero de igual forma lo pasamos en grande. En otra ocasión, cuando Edgard y yo cumplimos un año juntos, le rogué para ir de viaje de aniversario a Lampedusa, una isla al sur de Italia, con unas playas hermosas. Se negó, porque odiaba el tacto de la arena y decía que el sol le afectaba mucho. Lo celebramos en mi casa viendo una película.
Entre mis recuerdos agridulces llego a la calle del bar, pero no me había percatado mientras me aproximaba cómo había cambiado el ambiente. Al menos esta calle, lucía más cuidada y los restaurantes que había parecían más sofisticados. Llego hasta el supuesto bar de cervezas, pero por la entrada parece que sirven caviar en la copa. ¿Será aquí?
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El secreto de Rímini. ©
RomanceLas ciudades contienen mucha historia, y sobre todo una como Rímini. Meena, nuestra protagonista, quiere huir de su pasado y dejar todo atrás, arriesgándose a aceptar propuestas que cambiaran drásticamente su vida. Ese hecho unirá su destino con un...