|11| LA LEYENDA DEL DRAGON D'ORO

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   Hace mucho, mucho tiempo, en las afueras de nuestra querida Rímini, se instaló en una cueva un dragón peculiar. Era inmenso y de un llamativo color dorado que solo salía de noche y brillaba más que una estrella fugaz al surcar los cielos.

   Lo llamaban el Dragón D'Oro.

   Aquel dragón se mantenía en vuelo hasta el amanecer y no cruzaba nunca los límites de la ciudad, evitando enfrentamientos con los ciudadanos. Una noche, un aldeano se adentró en los bosques, curioso por ver dónde vivía el dragón y encontró la cueva, y se adentró. No obstante, su sorpresa fue mayor al hallarla repleta de tesoros: oro, joyas, armas de oro... Su avaricia pudo con él y habiendo cogido todo lo que pudo, huyó a contárselo a su gente.

   Los hombres del pueblo, fueron a la otra noche y robaron todo el oro que quedaba. El dragón, al hallar su cueva saqueada, decidió perdonarlos, queriendo evitar conflictos. Creyó que no volverían tras haberlo cogido todo, pero, se equivocó.

   La avaricia de los ciudadanos crecía más y más, y se comenzó a especular que la piel del mismo dragón era de oro, por lo que trazaron un plan para darle muerte.

   Antes de que el dragón saliese de su cueva para adentrase en las capas espesas de la noche, entraron enfurecidos los riminesis con puntiagudas armas, sorprendiendo al dragón. Aquello lo hizo enfurecer. Cogió aire y escupió su aliento lumínico, dorado, rociándolos completamente y se dio a la fuga. Aquello hizo que soltasen las armas y se detuviesen.

   Aparentemente, aquello no tuvo un efecto inmediato. Sin embrago, a lo largo de los días, aquellos hombres que fueron rociados con ese viento lumínico, sufrieron el peor de los dolores. Su piel se caía, sus huesos se rompían y, por último, sus ojos adquirían un color dorado, causando su muerte final.

   Habían sido marcados por su avaricia, castigados por el dragón D'Oro.

   Los riminesis comprendieron que aquella era la venganza del dragón, así que no volvieron a molestarlo. Sin embargo, otro pueblo cercano, escuchó hablar de un dragón de oro, por lo que fueron a atacarlo a su cueva, y sufrieron las consecuencias. Murieron al cabo de los días, con iris doradas.

   Con el paso de los milenios, la historia del dragón D'Oro fue relatándose, de generación en generación, hasta llegar a ser una de nuestras leyendas más famosas.

   Se dice que los restos del dragón D'Oro permanecieron en esa cueva, en los límites de la ciudad, junto a todos tesoros que nadie pudo arrebatarle. Si llegas a mancillarlo, sufrirás las consecuencias.

   Se baja el telón, las luces vuelven a brillar en todo su esplendor, desvelando nuevamente el hermoso teatro. Sin embargo, hubiese agradecido la máxima oscuridad posible hasta poder estar lejos de Vincent.

   Espero que no lo haya notado.

   Mientras disfrutaba en silencio de los hermosos canticos narrativos de las voces líricas, mi ojo, el maldito ojo izquierdo, comenzó a picarme, más de lo habitual. Aún no me acostumbraba a llevar lentillas, entonces, me rasqué con disimulo, pero, cometí el error de abrir de más el ojo, provocando que se me caiga. Se me hizo imposible buscarla con la oscuridad. Además, no quería llamar la atención de Vincent.

   Cojo mi bolso, buscando por si de casualidad metí una de repuesto... Nada. Solo la cartera, móvil, un pintalabios y... ¿¡Qué es esto!? Cojo el pequeño cuadrado plástico azul y me sonrojo. Es el bolso de Gabriela, yo no tenía nada que fuese a juego con el vestido. Si lo hubiese sabido, lo habría tirado. Yo no suelo llevar nunca, pero, ella siempre dice que es necesario, por si surge.

El secreto de Rímini. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora