La noche oscura envolvía la elegante silueta de Taehyung, sentado en el interior de su auto, estacionado frente a la mansión de sus padres. La reja de seguridad se había abierto sin demora, permitiéndole el acceso. Sin embargo, él se quedó inmóvil, pegado al asiento, como si el miedo a enfrentar la realidad lo hubiera paralizado.
Afuera, la nieve caía suavemente sobre el asfalto, con un ritmo hipnótico, el frío nocturno se filtraba a través de las ventanas cerradas, llevando consigo la esencia de la brisa invernal. Los árboles, como centinelas silenciosos, se erguían en la oscuridad, sus ramas desnudas bailando al compás del viento.
Después de un largo rato estando allí, preparándose mentalmente para lo que se venía y tras dejarle un mensaje más a Jungkook, que evidentemente fue ignorado, se bajó del auto con su característica elegancia, respirando profundo.
Lucía un abrigo blanco impoluto sobre una camisa de seda del mismo tono, que resplandecía suavemente en la oscuridad. Su pantalón de vestir, igualmente blanco, destacaba su figura atlética. Una bufanda de lana fina cubría su cuello, y un par de guantes de cuero blanco protegían sus manos del frío.
Con pasos pesados se acercó a la mansión.
Taehyung abrió la puerta y cruzó el umbral, no obstante, se detuvo abruptamente porque el aroma marchito de la orquídea inundó sus sentidos.
Se obligó a sí mismo a espabilar y avanzó con cautela un par de pasos, tras haber cerrado la puerta. Escaneó todo a su alrededor y a su izquierda, el comedor presentaba un escenario desolador.
Estaba desecho por completo. Lo que podría haber sido una cena romántica había terminado en una batalla campal. La botella de vino yacía tirada sobre la mesa, derramando su líquido rojo por sobre la superficie y hasta el suelo. Las velas, milagrosamente apagadas, estaban regadas tanto en el comedor como en la baldosa, mezcladas con los platos revueltos y el cristal roto. El estuche vacío de un collar llamó su atención, tirado junto a la mesa como un símbolo de ruptura y desesperación.
Su mirada se desplazó entonces hacia el living porque el aroma se intensificó en esa dirección, y se encontró allí a su mamá, desmoronada. Su rostro estaba bañado en lágrimas, los ojos y labios hinchados, la cara roja y temblando por completo, usando como barrera el enorme sofá café para mantener la distancia con Soo Hyung, quien se quería acercar a ella y evidenciaba también tener las mejillas empañadas por un mar de lágrimas deslizándose sobre ellas, el aroma del alfa de la casa amargo por completo.
Taehyung se quedó estático, absorbiendo la escena.
"Mamá...", susurró, su voz vacilante.
So Min levantó la mirada, y sus ojos se encontraron con los de su hijo. Un torrente de emociones se desató en su rostro.
Soo Hyung también lo miró cuando se percató de su presencia y en su mirada parecía suplicarle que le ayudara a resolver esto.
Taehyung apretó la mandíbula y caminó hacia su madre, quitándose los guantes en el proceso y guardandolos en el interior de su abrigo. "Mamá...", susurró, atrayéndola en un abrazo tan pronto estuvo junto a ella.
So Min se estremeció, sollozando. "Tae... Tu padre, él...", siquiera era capaz de completar una oración y eso, al alfa que la rodeaba, lo hizo sentir miserable.
Fue entonces que la apretó más en sus brazos y liberó un poco más sus feromonas, queriendo que ella se refugiara en él y pudiera al menos controlar su respiración, que hasta el momento, se había mantenido irregular.
Kim Taehyung sabía que esto iba a suceder y, sin embargo, le dolió hasta las entrañas ver a su mamá hipando, con su precioso rostro hinchado y rojo por las incesantes lágrimas que se derramaban producto del dolor de una traición.
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LIBRE ALBEDRÍO |Taekook|
FanfictionKim Taehyung es feliz, tiene una buena posición económica, amigos leales, una familia amorosa y está perdidamente enamorado de Jeon Jungkook, el hermoso omega con el que lleva una relación, no obstante, el alfa siente que su mundo se desmorona cuand...