Como NO enamorarse

Capítulo 1: ¿Y quién es este?

En realidad, la vida no tiene sentido alguno.

Vienen y van personas que te arrancan el corazón de cuajo, sin siquiera decirte "ups, perdón, suerte en el psicólogo."

Ocasionalmente, mi madre me suele decir que el amor no existe, creí sus palabras durante toda mi vida, entonces... ¿por qué?

.....

El trabajo es una mierda colosal y desmedida, me despierto por la mañana a hacer algo que no me gusta para luego recibir un sueldo que tampoco me gusta.
Sumado a eso, no tengo tiempo libre porque también estoy estudiando una carrera que tampoco me gusta.
Tal vez, si hubiera apreciado más mi tiempo como adolescente, tendría mejores recuerdos que añorar.

Estos son los primeros pensamientos que se me vienen a la cabeza al despertar. Positivos, motivadores y saludables.
Me levanto de la cama con ganas de no haberme levantado, me hago un café para lograr ser el primer ser humano con más cafeína que sangre y me lavo la cara con agua y con jabón, a ver si se borraban mis ojeras y arrugas de la frente.

Después de mis lamentos y un café + cigarro, la combinación de los dioses, salí de casa con la misma ropa que tenía antes de ir a dormir.
Olía a antiguedad, a historias que contar, bueno, a eso olía mi ropa.

Cogí el coche, el motor estaba a punto de averiarse y explotar, tanto que parecía una moto en vez de un coche, pero, ¿qué más podía ir mal?

...

—Anunciaré los grupos de cuatro para hacer el proyecto, si no os gustan los grupos, me da igual.
A este profesor no le han dado esta noche y se nota.
Perfecto, ahora a socializar con estos ímbeciles.
¿De qué iba esta asignatura? Ah, de dormir.

—Grupo C, Ciro, Gio, Astrid y Florence.

Aun mejor, no conozco a nadie del grupo que me ha tocado.
El profesor señaló una mesa para que el grupo se juntara ahí

Fui cabizbaja, con ganas de irme a mi casa y dormir.
Me senté en la silla y los demás del grupo también se sentaron. No conocía sus caras de nada.

—Buenas, ¿cual es tu nombre? —Un chico que parecía muy majo me ofreció la mano, solía tener alergia a los hombres por alguna extraña razón.

—Me llamo Astrid, ¿y tú? — Agarré su mano.
—Yo soy Ciro, no conozco a nadie de este grupo, así que espero que nos llevemos bien. —Me dio un buen apretón de manos, ¿este tío sabía controlar su fuerza o solo presumía de que iba al gimnasio?
—Ya... Sí, lo mismo digo.

Un silencio tranquilizante fue destruido en unos segundos.

—¡¡¡Pero por Dios, qué guapa que eres!!! 
Una chica muy baja se acercó a mí y me puso la mano en el hombro.
—¿Me dices a mí?
—¿A quién más si no? ¡Me encanta tu pelo! ¿Es tintado?
—Pues que yo sepa, no.
¿Desde cuando tener el pelo castaño es poco común? ¿Será porque es rubia? 

¿Me estará vacilando?
¿De qué va esta tía?
¿¡Quiere un puñetazo!?

—Por Dios, Florence, tus gritos se escuchan desde el cuarto piso.
Apareció otro simio, parecía ser del grupo. Parecía el típico nerd.

—Gio, es que mírala, es guapísima.
—Pues yo veo a una chica normal y corriente. — Gio abrió la boca, no estaba entendiendo nada.
¿Normal y corriente?
—No sé como tomarme eso...
—Tómatelo como un cumplido, al menos no eres una rarita como Florence, que por muy guapa que sea es más tonta que una piedra. — A Gio parecía caerle mal Florence, ¿o es que había un rollo entre ellos?

—Bueno, ya está, empecemos a ver como hacemos este proyecto. —Ciro puso orden en la mesa y todos se callaron.
Guau... Al final sí que va a resultar ser un creído.

...

Pasamos dos horas organizando el papel de cada uno, no hubo nada interesante en ese periodo de tiempo, aparte que una compañera de clase vomitó en la mesa de al lado por comerse un trozo de chocolate con caviar. ¿Era rica? ¿Cómo no se lo han robado?

Ya era la hora de irse cada uno a su casa, a mí me tocaba turno de noche en el Mc Donald's , de 12am a 3am. Al menos quería echarme una siesta antes de ir.
Estaba a punto de salir del aula, pero alguien me cogió del brazo.

—Astrid, espérate.
Me di la vuelta y vi a Ciro, tenía el ceño fruncido y estaba sudando.
Ya no quedaba nadie en la clase, todos se habían ido corriendo a sus casas.
—¿Qué quieres?
—Llévame al hospital, creo que me voy a morir.
¿Pero de qué coño va este tío?
—¿Qué te pasa? ¿Llamo a una ambulancia?
—No... Es que llevo todo el día con dolor de cabeza.
—Pues tómate una pastilla, ¿no?
—¿Crees que no lo he hecho? Me estoy muriendo.
—Pues ve al hospital tú solo.
—¿Y si me desmayo al volante y ocasiono un accidente mortal? — En realidad, tenía un punto.
—Pues llamo a una ambulancia y asunto arreglado.
—¿Vas a llamar a una ambulancia porque me duele la cabeza? ¿Tan preocupada estás?

Quería darle un buen codazo en la cabeza, así tenía buenas razones para que le doliera.

—¿Y si te secuestro?
—Pues, no le veo el problema, así me das comida gratis.
—¿Tan mal de la cabeza estás?
—Sí... Me duele mucho...
—No me refería al dolor.

...

Al final, tuve que llevar a esta persona al hospital, perdiendo el valioso tiempo de mi vida.
Por si fuera poco, tuve que esperarle porque sería descarado dejarlo ahí solo, además de que nos teníamos que ver casi todos los días por el proyecto.

Perdí 3 horas esperándole, ya no iba a poder dormir la siesta...

...
Ciro salió de la consulta.

—¿Al final que te pasaba?
—Nada, dijeron que era estrés y me pusieron una vía.
—¿Pero te sigue doliendo?
—No, ya estoy bien. Llévame a mi casa.

¿Acaso soy su taxista?
—Vale, dime dónde está.
—Vivo en Ocala.
—¿¡En Ocala!? ¡Pero si estamos en Putnam! 
—Ya, ya, no hagas escándalo, que me duele la cabeza.
—¡¡¡Pero si me has dicho que no!!!

Ciro se echó a reir a carcajadas.
—Eres muy graciosa, Astrid.
—¡Tú no! No le veo la gracia a que tenga que ser tu taxista.
—Bueno, te invito a un café.
—¡Págame la gasolina y las molestias!

...

Y así, fue como llegué un minuto tarde al trabajo.

.....

Nota de autora:

Hola a todos, quería probar a escribir otra historia y bueno, esto es lo que resultó.

Iré subiendo capítulos cuando los vaya escribiendo, no pongo fechas de mientras.Si te ha gustado, dale tu voto y comenta <3.

-Elena GM.