Capítulo 11: ''Tormenta de Celos''

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Después de la mágica tarde en la feria, el vínculo entre Nami y Luffy se volvió aún más fuerte. Sin embargo, el mundo real siempre tiene sus propios desafíos. Poco después de su cita, una nueva chica llegó a la ciudad, y su nombre era Rebecca. Ella era una joven carismática y enérgica que rápidamente llamó la atención de todos, incluidos Luffy y sus amigos.

Una tarde, Nami y Luffy se encontraban en una cafetería local, disfrutando de un café y riendo juntos. La conversación fluía con naturalidad cuando, de repente, Rebecca entró en el lugar. Su presencia iluminó el ambiente, y no pasó mucho tiempo antes de que Luffy la notara.

—¡Hey! ¡Rebecca!—gritó Luffy, levantando la mano emocionado.

Nami sintió un nudo en el estómago al ver la alegría en el rostro de Luffy. Mientras Rebecca se acercaba, Nami intentó mantener su expresión neutral, pero su mente se llenó de dudas. ¿Acaso Luffy sentía algo por ella? La duda la carcomía por dentro.

Rebecca se unió a ellos en la mesa, radiante y llena de energía. La conversación se volvió rápidamente animada, y Luffy parecía disfrutar cada momento.

—¿Puedo unirme a ustedes?—preguntó Rebecca, con una sonrisa deslumbrante.

—¡Claro!—dijo Luffy, dándole la bienvenida con entusiasmo.

Nami, aunque forzó una sonrisa, no podía evitar sentirse un poco fuera de lugar. A medida que la charla continuaba, Rebecca le lanzaba miradas a Luffy que parecían tener un trasfondo, y Luffy, en su habitual inocencia, no parecía darse cuenta.

—¿Y qué han estado haciendo últimamente?—preguntó Rebecca, girando su atención hacia Nami.

—Oh, solo cosas normales...—respondió Nami, intentando sonar despreocupada—. Ayer fuimos a la feria.

—¡Qué divertido! Me encantaría haber estado allí—dijo Rebecca, mirando a Luffy con un brillo en sus ojos.

Nami sintió que su corazón se encogía. Las palabras de Rebecca resonaban en su mente como si fueran un eco: "Me encantaría haber estado allí".

Luffy, sin percatarse del cambio en el ambiente, continuó hablando con entusiasmo.

—Fue increíble, ¡gané un oso gigante para Nami!—dijo Luffy, sonriendo ampliamente.

Nami sintió que sus mejillas se sonrojaban, pero la sonrisa de Rebecca se amplió.

—Eso es tan lindo, Luffy. ¡Seguro que a Nami le encanta!—dijo, girando su mirada hacia Nami—. Eres muy afortunada de tener un amigo así.

Nami, sintiendo una punzada de celos, respondió con un tono que intentaba ser ligero, pero que apenas ocultaba su incomodidad.

—Sí, bueno, a veces puede ser un poco... despistado—dijo, cruzando los brazos.

Rebecca rió, como si su comentario hubiera sido un chiste interno. Luffy, ajeno a la tensión, continuó disfrutando de la conversación. Pero Nami no podía evitar mirar cómo Rebecca se inclinaba hacia Luffy, como si intentara atraer su atención. Esa imagen era como un dardo en el corazón de Nami.

Mientras la charla se alargaba, Luffy comenzó a notar que Nami estaba un poco distante. A pesar de su entusiasmo por la presencia de Rebecca, no pudo ignorar que Nami no estaba tan involucrada en la conversación.

—Oye, Nami—dijo Luffy, mirando a su amiga con preocupación—. ¿Estás bien?

Nami sonrió forzadamente.

—Sí, claro, solo... estaba pensando en algunas cosas—respondió, evitando su mirada.

Rebecca, viendo la interacción, se inclinó hacia Luffy y dijo con un tono juguetón.

—¿No estás celosa, verdad? No debería preocuparte, Luffy es un buen amigo, pero hay un montón de otros chicos que podrían ser más interesantes.

Nami sintió que el aire se volvía más denso. La broma de Rebecca había golpeado un nervio sensible. Sin pensarlo, se levantó de la mesa.

—Creo que me voy a casa—anunció, tratando de sonar casual, aunque su voz traicionó sus emociones.

—¿Pero por qué?—preguntó Luffy, sorprendido.

Nami miró a Luffy y luego a Rebecca. En ese momento, su frustración se desbordó.

—Porque no tengo ganas de quedarme a escuchar cómo se divierten mientras yo solo...—se detuvo, sin saber cómo continuar.

Luffy frunció el ceño, sintiendo que algo no estaba bien. Se levantó rápidamente.

—Nami, espera—dijo, tratando de alcanzarla.

Pero ella ya había salido del café, sintiéndose abrumada por una mezcla de celos y confusión. Mientras caminaba por la ciudad, su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. ¿Por qué le afectaba tanto la presencia de Rebecca? ¿Acaso no confiaba en Luffy?

De regreso al café, Luffy se quedó mirando la puerta por donde Nami había salido. Su corazón se apretó al darse cuenta de que había algo más en juego que simplemente la amistad entre ellos.

—¿Qué ha pasado?—preguntó Rebecca, notando el cambio en la atmósfera.

—No lo sé...—respondió Luffy, preocupado—. Siento que Nami se molestó por algo que dije.

Rebecca sonrió, pero había algo en su mirada que Luffy no pudo descifrar. Se dio cuenta de que tal vez había subestimado lo que realmente significaba Nami para él.

A medida que caminaba hacia su casa, Nami se prometió a sí misma que no dejaría que los celos le nublaran la mente. Sin embargo, una parte de ella no podía evitar cuestionar lo que había en su corazón.

Continuará...

''El Dilema del Capitán Mugiwara'' - LuNa LuffyxNami NaLuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora