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Taeyong rodó a un lado tan pronto como empezó el tiroteo, agachándose y cubriéndose, luego rodó para levantarse en cuclillas con el arma de Chaqueta Roja en la mano, dispuesto a devolver el fuego. Se encontró con su arma apuntando a Jaehyun, con el dedo en el gatillo y listo para apretarlo. Jaehyun estaba de rodillas, después de haber girado la pistola hacia Orejeras, que parecía congelado en el sitio, con la escopeta floja en las manos mientras miraba el cadáver sangrante de Palo de plástico.

—Suelta eso o te unirás a él —dijo Jaehyun con dureza al hombre aturdido, el brazo extendido sin vacilar mientras sostenía el arma.

Taeyong jadeó, su corazón latía rápidamente mientras apartaba el arma de Jaehyun. Giró la cabeza para mirar al hombre que yacía muerto. Estaba tumbado de espaldas, sangrando por tres agujeros diferentes de bala expertamente situados.

Jaehyun había matado al tipo sin siquiera parpadear. Taeyong había agonizado sobre cómo hacer esto sin derramamiento de sangre, y luego Jaehyun había ido y disparado al tipo. Aunque había sabido que Jaehyun era capaz de matar, Taeyong no lo había visto. No así. No, en absoluto, ahora que pensaba en ello.

Los disparos habían provocado que todo se calmara lo suficiente como para que Minho se soltara por fin. Estaba cortando las cuerdas de Hyunjin con un cuchillo que había cogido de algún sitio. Taeyong sabía que tenía que ir a ayudar, pero lo único que podía hacer era quedarse allí de rodillas y mirar a su compañero en silencio. Había sabido que Jaehyun había matado a Park Jisung después de leer los informes de lo ocurrido en Nueva York. Sin embargo, nunca le había preguntado, y a algún nivel no había creído realmente que Jaehyun tuviera lo que había que tener para quitar una vida tan fácilmente.

Taeyong se sacudió y miró el cuerpo del muerto, el hombre tenía que haber estado justo detrás de él, con el arma y listo para disparar. Pero Jaehyun se le había adelantado.

Orejeras estaba tan sorprendido que no se había movido. Jaehyun se puso de pie, se acercó y le arrancó la escopeta de las manos.

—¿Todo el mundo bien? —preguntó Jaehyun en un gruñido. No había vuelto aún la mirada hacia el hombre que había disparado y lo ignoró mientras todo el mundo le miraba, estupefacto. Taeyong no se movió más que para bajar el arma. Hyunjin se dejó caer al suelo y negó con la cabeza sin decir nada.

Minho miró de Jaehyun al cuerpo y viceversa.

—Buen tiro —dijo finalmente, todavía respirando con dificultad.

Los ojos oscuros de Jaehyun parpadearon hacia el cuerpo antes de apoyar el arma en el hueco del brazo y acercarse para agacharse junto a Hyunjin, murmurando, colocó una mano suavemente sobre la pierna extendida de Hyunjin.

Taeyong se encontró mirando a Jaehyun. Entonces se dio cuenta de que estaba boquiabierto y cerró la boca. Sacudió la cabeza para disipar la sensación de entumecimiento y se obligó a enderezase. Echó un vistazo a Chaqueta Roja, que todavía estaba inconsciente. Estaría fuera de combate durante unos minutos.

Miró a Orejeras, y le hizo gestos hacia el suelo con el cañón de su pistola.

—Boca abajo —ordenó con voz ronca. El hombre obedeció sin discusión. Taeyong se volvió hacia su padre y se sorprendió al ver que le miraba fijamente. Taeyong tragó saliva—. ¿Estás bien? —preguntó.

—Tengo una costilla o dos —su padre habló con brusquedad—. Estoy bien —añadió mientras agarraba la pistola y se la daba a Taeyong, por la culata.

—Es de Jeong —le dijo Taeyong en voz baja con una inclinación de cabeza hacia su compañero. Se preguntó que estaba pensando su padre. La forma en que Minho le miraba era igual a cómo imaginaba que él debía estar mirando a Jaehyun. Como si nunca le hubiera visto antes.

Vulnerable | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora