Vulnerable | Jaeyong

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Jaehyun se abrió paso entre la maleza, luego de haber escapado del campamento para fumar después de que Minho y Hyunjin lo dejaran por esa noche. Se detuvo a unos veinticinco, treinta metros del camino de ladrillos amarillos y retirado un poco del sendero, sacó un cigarrillo y lo encendió antes de apoyar la cabeza de lado contra uno de los árboles bajo los que se había refugiado. Miró hacia la oscuridad, tratando de no pensar, tratando de hacer caso omiso de la tensión.

Dios, estaba nervioso. Después de la larga caminata por territorio extraño, los cazadores de tesoros y sus trampas, los repetidos golpes verbales de Minho a Taeyong, la captura y el enfrentamiento, y luego el paseo estresante hasta el campamento, la respuesta instintiva más fuerte de Jaehyun, además de querer acurrucarse en una bola y protegerse la cabeza, era tratar de calmar y consolar a su compañero. Taeyong se dejaba mimar cuando estaba sufriendo y los demás no podían verlo. Pero Jaehyun dudaba que algo de lo que pudiera hacer en este punto fuera de ayuda, incluso si Taeyong le permitía intentarlo. Era frustrante.

Jaehyun sabía una cosa: que desde luego eso no iba a pasar con Minho alrededor. Jaehyun nunca había visto a Taeyong reaccionar ante nadie como lo hacía con Minho. Jaehyun nunca había imaginado que su compañero pudiera comportarse como lo hacía en torno a su padre: sosegado, tranquilo y con ganas de simplemente cumplir órdenes.

Era obvio que Minho había sido duro con sus hijos mientras crecían, pero ya había quedado claro desde el principio que Taeyong y Hyunjin le querían y le respetaban mucho. Los chicos parecían ser más un producto del amor duro más que del abuso. Y no le había parecido que los Lee fueran una familia que discutía y se atacaban para hacerse daño unos a otros hasta que Minho había llamado cobarde a Taeyong.

La rabia todavía ardía en Jaehyun ante el mero pensamiento. La pura audacia lo llevaba a pensar incluso que era impresionante. Y el hecho de que Taeyong lo hubiera aceptado en serio simplemente porque había sido su padre quien lo había dicho, hacía que quisiera golpear algo. No podía dejar de preguntarse si Minho estaba siendo cruel porque estaba reaccionando de alguna manera a su presencia. ¿Había notado su relación? ¿Estaba desquitándose con Taeyong porque se había dado cuenta de lo que estaban haciendo y lo desaprobaba? Jaehyun suspiró y sacudió la cabeza. Estaba bastante seguro de que estaba siendo paranoico, y sabía que no debía meditar sobre cosas que no podía cambiar. Inclinando la cabeza hacia atrás, exhaló una larga columna de humo al aire.

Una ramita se rompió en algún lugar de la oscuridad cuando alguien se movió detrás de él. Jaehyun se puso tenso y llevó una mano a su arma inmediatamente mientras se daba la vuelta.

—No me dispares —solicitó Taeyong tranquilamente mientras salía de la oscuridad. Jaehyun se relajó y resopló, quitándose el cigarrillo de los labios—. Esas cosas te matarán — Taeyong dijo suavemente mientras se movía para sentarse en un tronco caído cerca de Jaehyun. Miró hacia el valle débilmente iluminado por la luna a sus pies.

Los labios de Jaehyun se curvaron un poco, y se relajó contra el árbol mientras miraba a su compañero.

—Estoy esperando las balas en cualquier momento.

Taeyong suspiró con la indirecta y asintió. Bajó la mirada a una de sus botas y sacó un palo del dibujo de la suela. Se quedaron en silencio durante unos minutos, con Jaehyun mirándole.

—¿Cómo lo llevas? —murmuró finalmente Jaehyun.

Taeyong se encogió de hombros y miró a lo lejos. No había mucho a lo que mirar al estar tan oscuro. Era evidente por la tensión de sus hombros que no iba a hablar sobre su padre o sus sentimientos ni sobre nada más. Rara vez lo hacía.

—Estoy empezando a pensar que estamos mejor trabajando que de vacaciones —mencionó Jaehyun después de unos minutos más en silencio.

Taeyong permaneció callado un momento, pero luego bajó la cabeza y resopló. Se rio con pesar, el sonido fuerte en la noche callada y fría.