Cap.5.

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Apenas Gema abrió los ojos vio a Alex encima suyo.

-¿Qué carajos, Alex?

Se llevó una mano al pecho sintiendo sus acelerados latidos.

Los ojos grises del hombre la miraban con demasiada insistencia.

-Dime.

Su voz era ronca.

-No dormiste?

-Solo dos horas.

-Jaja...

Ella abrazó al ministro y lo hizo acostarse encima suyo.

-Tengo información de los Mascherano. Esa información no es mía solo me la dieron. Un camarada mío me lo dio porque escuchó que Phillip estaba aquí en Londres.

-Me lo puedes dar?

-Con una condición.

-Cuál?

-Los coroneles alemanes que están en este caso deben ser integrados en la captura del italiano.

-Eso es lo que quieres?

-Eso es lo que prometí.

El ministro lo pensó.

-Dime sus nombres.

Ella sonrió en victoria.

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Antes de salir de la mansión Gema revisó sus cosas y sacó el USB. Una pequeña cosita podía destruir por completo tu vida.

Ella salió de la habitación principal y fue junto a Alex que la estaba esperando.

-Ten.

Ella le pasó el objeto.

-Ya mandé a llamarlos.

El ministro agarró el USB y sus ojos brillaron al tenerlo en su mano.

Los Mascherano van a caer.

Llegaron a la central a las 5 y media de la mañana. A Gema le gustaba empezar desde temprano todas sus actividades.

-Iras al campo?

-Sí.

Estaba ahí desde las 5 y 40 hasta las 7. Todos los días hacía sus tantos entrenamientos exaustivos.

Su motivación todos los días era ser lo suficientemente fuerte y veloz para rescatar a los niños.

Terminó su entrenamiento y luego fue a bañarse para quitarse todo el sudor. Volvió a su oficina y empezó a observar en enorme mapa pegada a su pared.

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Los coroneles llegaron a Londres con rapidez. Atrapar a Phillip Mascherano sería algo excelente en su expediente y el escalón para su ascenso. A penas bajaron del avión fueron directo a la central, se miraron cuando ingresaton y vieron a bastantes conocidos, uno de ellos…Phillip Mascherano.

Se guardaron el grito que querían soltar y fueron a reunirse con el ministro.

El ministro hizo una reunión muy privada, en ella solo estuvieron los dos coroneles, el general Gauna, el coronel Morgan, el capitán Linguini y por supuesto, el ministro.

Estuvieron bastante tiempo ahí y cuando salieron ya eran las tres de la tarde.

-Muchas gracias por llamarnos, ministro.

-Confío en ustedes.

Los dos coroneles se retiraron.

-Por qué los llamaste?

-Porque puedo. Vayan a trabajar.

...

Gema empezó a juntar sus cosas. Por fin había terminado el seguimiento de donde estaban y llegaban los niños secuestrados. Su mapa tenía un montón de puntos rojos, era obvio que esta misión iba a durar meses pero ella haría lo imposible con tal de que sea en menos tiempo.

Observó su reloj de muñeca que marcaba la hora. Salía tarde de nuevo pero todo esto era solo unas vacaciones antes del trabajo real.

Llaveó su oficina y caminó hacia el ascensor.

-Coronel.

-Buenas noches, ministro.

Ella ingresó al ascensor mientras asentía hacia el ministro.

-Cómo estuvo tu día.

-Tranquilo, y el de usted?

-Un día agotador.

Alex observó el rosteo inexpresivo de Gema.

Parecía indiferente a todo. Nada le importaba salvo el ayudar a las personas.

-Tus camaradas llegaron a la mañana.

-Tan rápido?

-Les emociona el participar.

-Ya se fueron?

-Sí. Mañana vendrán y aclararemos algunos detalles.

Ella asintió comprendiendo.

Salieron del ascensor y se subieron en el auto del ministro.

Gema se recostó y cerró los ojos.

Alex la miró de reojo.

Llegaron a la mansión y bajaron del auto.

-Gema.

-Sí?

-Quieres decirme algo?

-Ya terminé mi trabajo y ahora voy a salir de misión. Le pido prestada alguna tropa suya para que me acompañe.

-Cuándo empezarás?

-El domingo.

-Bien.

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-Alex...

El sonido de los besos húmedos resonaban en la habitación.

Gema dejó que el ministro le besara el cuello y más abajo.

-Lo haremos solo una vez no te preocupes.

-Mientes.

Este hombre no la dejaba hasta el amanecer.

-Ni miento. Sé que tienes que guardar enegías para las próximas semanas.

-Mm.

El mordisqueó su pezón y empezó a moverse lentamente.

-Así?

-Más.

-Más qué?

-Más rápido, más duro.

Ella sostuvo el rostro de Alex y lo besó. Un beso completamente sucio.

Él la abrazó con más fuerza y lo tomó como quiso.

¿Por qué ella tiene que ser diferente a las demás?

¿Por qué él tenía que adaptarse a ella cuando estaba acostumbrado a que los demás se adapten a él?

¿Y por qué no podía dejarla?

La primera vez que se acostaron no lo recuerda mucho. Pero los gemidos de ella resonaban en su cabeza y no podía olvidarlo.

Ella era tranquila en todo momento, era muy activa en la cama pero no podía evitar compararla con las demás y darse cuenta que era muy tranquila durante el acto.

Pero por qué eso lo tenía loco?

Tal vez quería ser el hombre que acabara con esa tranquilidad que siempre tenía.

La coronel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora