Capítulo 177 ~ Preparando las defenzas

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Vesmore se sintió inquietantemente vacío cuando el grupo de campaña se fue. Aunque quinientos soldados dristanianos montaban guardia cerca de las puertas, el corazón de la ciudad estaba plagado de tiendas abandonadas, establos vacíos y montones de basura.

A Maxi le dolía el pecho mientras miraba la desolación desde su ventana. Esta no era la primera vez que veía a su marido embarcarse en un viaje peligroso, pero el dolor que sentía era el mismo cada vez. De hecho, solo se volvía cada vez más insoportable.

Dejando a un lado su dolor, se movió de la ventana a la chimenea y extinguió las llamas. Agarró su bolso y salió de su habitación cuando escuchó una voz familiar que se dirigía a ella desde atrás.

— Mi señora, ¿son esas todas sus pertenencias?

Se giró para encontrar a Garrow, su ojo descubierto fijo en el bolso que ella tenía en la mano.

— Solo necesito algunas prendas de vestir, — respondió Maxi encogiéndose de hombros —. Ya he trasladado las herramientas médicas y otras provisiones a los aposentos compartidos.

— Entonces, deberíamos darnos prisa. El resto se ha ido a las afueras.

Sin decir palabra, Garrow extendió la mano, tomó la bolsa de sus manos y se la colgó al hombro. La mirada de Maxi recorrió la calle cubierta de nieve mientras seguía al joven caballero fuera de la casa del gremio.

Luego de la partida del grupo de campaña, las defensas de Vesmore se habían reforzado. Los soldados restantes estaban en alerta máxima, estratégicamente posicionados cerca de los muros exteriores de la ciudad. Las tropas de élite dristanianas de Lienna Moor Thorben rotaban sus turnos en las almenas. Mientras tanto, la princesa Agnes y sus veinte caballeros, junto con Gabel y sus ocho subordinados, asumieron tareas de exploración. Los magos mantuvieron sus puestos cerca de los muros, con la estación de Maxi cerca de la torre norte.

— Por aquí, mi señora — dijo Garrow, guiándola hacia la parte trasera del edificio —. Su caballo está ensillado y listo.

Una sonrisa iluminó el rostro de Maxi cuando vio a Rem. Aunque había dejado el cuidado de la yegua a los caballeros desde su llegada a Vesmore, parecía robusta y vivaz.

— Sé que te he descuidado — dijo Maxi, acercándose al caballo que resoplaba con una mirada de disculpa —. Me perdonas, ¿verdad?

Rem pisoteó su pata delantera y golpeó su nariz contra el hombro de Maxi. Después de un momento de calmar al corcel descontento, Maxi subió ágilmente a la silla. Junto con Garrow, salieron del centro de la ciudad, serpenteando entre las densas filas de casas de madera.

Después de cabalgar durante unos diez minutos, un majestuoso castillo emergió entre los estrechos callejones. Maxi se detuvo y desmontó, acercándose a la muralla exterior. Las docenas de hombres que cavaban a lo largo de la estructura levantaron la cabeza ante su llegada.

— Mi señora — saludó uno de los hombres, quitándose el sombrero cuando la reconoció. Maxi se tomó un momento para notar sus rasgos familiares. Probablemente era alguien a quien había tratado antes.

— Veo que estás... totalmente recuperado, — comentó con una sonrisa.

— Gracias a usted, mi señora — respondió de buena gana, hundiendo su pala en el suelo.

Una expresión de desconcierto cruzó su rostro mientras observaba la escena.

— ¿Puedo preguntar... en qué estás trabajando?

— Estamos llenando los desagües conectados al foso para evitar que los enemigos se metan. — La voz provenía de Anette, en el fondo de una zanja, echando barro en un agujero en la pared. Secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano, miró hacia el cielo —. Una lluvia fuerte podría inundar toda la ciudad, pero es un riesgo que debemos correr por ahora.

Debajo del Roble ~ Libro 11 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora