18. Enfrentamiento

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La mano fría de la criatura se cerró alrededor de mi cuello, levantándome con una facilidad inquietante. No sentía miedo, pero la sorpresa me invadió cuando la criatura, en lugar de atacar de inmediato, inclinó su cabeza y me olfateó. La cercanía reveló un detalle que no había notado antes: sus ojos, a pesar de lo monstruoso de su naturaleza, eran sorprendentemente humanos. Ese simple hecho me desconcertó por un segundo, como si hubiera algo más detrás de la ferocidad de su ataque.

La criatura, en lugar de aprovechar mi desconcierto, comenzó a reírse. Era una risa baja, gutural, cargada de una extraña satisfacción. No era una carcajada descontrolada, sino más bien el sonido de alguien que acaba de comprender lo irónico de una situación. Su risa vibró en el aire, pero no me asustó. Mi mente procesaba cada detalle de su rostro, intentando comprender por qué estaba tan entretenido.

— Me dijeron que serías difícil de eliminar — dijo finalmente, su tono casi burlón. La criatura me miró con una mezcla de desprecio y diversión, como si no pudiera creer lo fácil que había sido atraparme — Gracias a tus orígenes, dijeron, serías una oponente formidable.

La mención de mis orígenes me hizo fruncir el ceño, aunque mi cuerpo estaba suspendido en el aire, atrapado en su agarre. ¿A qué se refería exactamente? La confusión pasó por mi mente como una corriente rápida, pero no tuve tiempo de indagar. La criatura se inclinó más cerca, apretando su mano un poco más, aunque sabía que no necesitaba respirar, el gesto era un recordatorio de que, en este momento, estaba a su merced.

— Pero ha sido todo lo contrario — continuó, su risa transformándose en una sonrisa cruel — Ha sido demasiado fácil pelear contigo.

Su confianza irritante me atravesó como una espina. No era el hecho de que me hubiera subestimado lo que me molestaba, sino la certeza en su voz, como si ya me hubiera derrotado, como si la batalla hubiera terminado antes de comenzar. Pero estaba equivocado. Mi cuerpo podía estar atrapado en su agarre, pero mi mente seguía alerta, buscando una forma de liberarme.

Sus ojos humanos, extrañamente en desacuerdo con su naturaleza salvaje, brillaban con arrogancia. Sabía que se creía victorioso. Aún no conocía la verdadera extensión de mi voluntad.

Mientras mantenía su mirada, un pensamiento oscuro comenzó a enraizarse en mi mente. Me estaba probando, evaluando mis límites, esperando que cediera bajo la presión. Pero lo que no entendía era que la falta de un latido en mi pecho y la ausencia de aliento no me hacían menos, sino más peligrosa. No podía cansarme como lo haría un humano, no había límite en cuanto a lo que mi cuerpo podía soportar.

La risa de la criatura murió lentamente, pero su mirada seguía siendo la misma. Mi desconcierto inicial por sus palabras comenzó a disiparse, reemplazado por una determinación fría que atravesaba mi ser como una corriente glacial.

No podía seguir permitiendo que me viera como un juego fácil.

— ¿De verdad crees que has ganado? —  logré decir, mi voz baja pero firme, a pesar de que su mano seguía aferrada a mi cuello. No necesitaba aire, pero el peso de su agarre era una molestia que no podía ignorar. La criatura parpadeó, sorprendido por mi tono, pero no lo suficiente como para soltarme.

— Ha sido fácil hasta ahora — se burló — y lo que sigue será aún más sencillo.

Su confianza era abrumadora, casi ofensiva. ¿Cuánto tiempo más se deleitaría en su falsa sensación de superioridad antes de darse cuenta de que esta pelea estaba lejos de haber terminado?

Mis ojos se entrecerraron, observando cada pequeño movimiento de su cuerpo, sus músculos tensos y listos para el siguiente golpe. No me importaba cuán rápido o fuerte fuera. Si tenía que desatar todo lo que tenía dentro, lo haría. Mis manos, que habían permanecido inmóviles hasta ese momento, comenzaron a moverse lentamente, con la precisión y la paciencia de alguien que había aprendido a esperar el momento adecuado para atacar.

VÍNCULO [MilkCiize]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora