1. Lo que fui/Lo que soy

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Washington, Dakota del Norte 1920…

— Ok mamá, mantequilla de maní.— Hablaba desde la puerta de casa mientras Inhalaba aquel aroma cálido que venía desde el horno de la cocina. Mí cuerpo reaccionó ante ello estimulando a mí hambriento estómago.

— Deberías anotarlo en un papel o te olvidarás.— Mamá sabía lo olvidadiza que era.
Escuché sus pasos provenientes de la cocina para luego verla caminando hacia mí. Sonreí al ver el papel que llevaba en su mano derecha mientras me lo extendía.— Para que lo recuerdes.

— Mamáaaa.—

— Soy tu madre y te conozco.— Me dió un suave zape en la frente para luego dejar un suave beso. Sabía lo mucho que ella se preocupaba por mí— Anda, ve con cuidado.

Me dirigí hacia la puerta y giré para verla antes de salir. Pude leer un “Te amo” articulado por sus labios.— Y yo a ti mamá.— Dije a la misma vez que sonreía.

En cuanto mí cuerpo estuvo fuera de casa, la brisa fría digna de aquella ciudad golpeó directamente en mí rostro descubierto y mis manos. El cielo estaba por oscurecer, pero se podían visualizar las nubes espesas gracias a la leve luz que aún quedaba. Amaba ese color, el gris y azul combinados de forma triste y oscura, me era relajante. Inhalé el aire, provocando que mi piel se erizara con aquel contacto frío en el interior de mí caja torácica, mala idea ya que empecé a toser.

Empecé a caminar, debería llegar a casa cuanto antes para que mamá pueda terminar el postre.
En una de las esquinas una familia de tres estaban esperando para poder cruzar.— Una familia de tres.— Pensé.

Hace dieciocho años, desde que nací, he estado en este mismo pueblo y hace veinticinco años que mamá y papá decidieron salir de la miseria y las pocas oportunidades que tenían en Tailandia e ir en busca de un futuro mejor para ellos y sus futuras generaciones. No tuvieron mejor lugar en mente que migrar a los Estados Unidos y perseguir el sueño americano.
Mis padres no fueron Universitarios, pero, mamá es muy talentosa si se trata de postres; papá, él era bueno para seguir órdenes y era responsable así que el único trabajo en el que no le negaban el ingreso por el hecho de ser un migrante fue en las construcciones.

Hace diecisiete años que papá desapareció de forma que para los policías fue demasiado misteriosa y fue reportado en todos los lugares habidos y por haber, pero, no fue encontrado. Tenía un año de edad cuando eso ocurrió, no puedo recordarlo, pero mamá siempre habla de él y cada que eso ocurre debo abrazarla fuerte porque a pesar del tiempo que ha transcurrido de su desaparición ella aún lo extraña.

En cuanto a mí, soy una estudiante de último año de instituto, a mis diecisiete años y medio aún no sé si postular a una Universidad o simplemente pasar la vida dedicada a ayudar a mamá en la pastelería. Un poco mediocre quizá, no lo sé.

Las calles de la pequeña ciudad estaban demasiado llenas de personas y vehículos que circulaban por las calles, era hora punta así que era comprensible. Mis manos frías por el clima estaban dentro de mi chaqueta, el frío estaba en su punto exacto, tan exacto como para hacer que el vaho se haga presente cada que soplaba, recuerdo que de pequeña me divertía mucho hacer eso porque simulaba el humo de un cigarrillo.

Al llegar a una de las esquinas miré hacia ambos lados tal y como mamá me había enseñado desde que aprendí a caminar.— Vaya tráfico de…— Uno de los vehículos que pasaron con una de sus ruedas por poco y me lanza toda aquella agua empozada, por suerte tengo buenos reflejos y logré esquivarlo.— Mierda.— Maldije entre dientes mientras trataba de sacudir de mí ropa las pocas gotas que me habían caido. Si tan solo pudiera correr a esa velocidad iría y le diría unas cuantas verdades a ese tipo.

VÍNCULO [MilkCiize]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora