Ciize estaba sentada frente al pequeño escritorio de su habitación, se veía concentrada y parecía estar dando masajes en una de sus extremidades superiores. A pesar de la distancia pude sentir el aroma de la pomada que pasaba por uno de sus brazos, si hace horas me preocupaba la posibilidad de haberle ocasionado daño con el contacto directo de mí cuerpo, ahora mi preocupación tenía respuestas, estaba lastimada. Quizá la había sujetado demasiado fuerte hasta el punto de lastimarla.
Me sentía un poco ansiosa al verla en ese estado, preocupada más que todo. Se supone que yo debería ser su protectora y la había lastimado.
No medí mi fuerza al golpear la rama sobre la que estaba de pie y terminé por caer sobre la tierra. No me dolió, pero de seguro que había provocado ruido, la rama no era pequeña y la altura desde la que cayó no era corta. Decidí quedarme quieta, Ciize no se atrevería a salir de su casa solo para cerciorarse de qué había sido lo que ocasionó el ruido. Mi pequeña protegida estaba sola en casa, sus padres estaban en su puesto de comida, o eso me suponía ya que el único ruido que detectaba era el de ella.
— Mierda — me quejé al notar que había roto la rama en la que habitualmente me posicionaba para realizar mis guardias nocturnas.
Era el lugar perfecto para no ser notada por ella. Aunque la última vez ella pareció darse cuenta de mí presencia, ese día tuve suerte de que Ciize no llevara puestas sus lentillas o gafas, de lo contrario, hubiera descubierto mi presencia al otro lado de su patio trasero. Algo extraño para un humano.
Esa noche bastó para convencerme que ella era la dueña de aquel par de ojos que había estado viendo durante más de media década. La niña que no recordaba haber salvado, la niña a la cual sin tener otra opción bebí su sangre y terminé por formar un extraño vínculo con ella.
— ¿Hay alguien ahí? — La voz un poco curiosa de Ciize logró sacarme de mis pensamientos.
Con la mayor precaución posible, traté de ponerme de pie antes de que Ciize se acercaba hasta el punto en el cual me encontraba. Si era veloz es posible que mis movimientos produjeron mucho ruido, pero no sería vista y…
— ¡Hey tú, alto ahí! — A pesar de estar de espaldas a ella, pude ver la luz de una linterna apuntándome directamente desde atrás.
Estaba salvada por la campana, tenía suerte de tenerla tras mío, que ella no pueda verme directamente y me reconociera.
— Muévete lentamente. Te lo advierto, tengo un bate en la mano y no dudaré un segundo en utilizarlo — dijo tratando de sonar amenazante — ¿Estabas espiando? Eres una pervertida. Dios, que repugnante.
Con mis brazos elevados en son de paz, hice caso a sus indicaciones al pie de la letra, no era por miedo, al contrario, lo estaba haciendo para no ocasionar miedo en ella. Era como una escena de un policía atrapando a un criminal. Mordí el interior de mí mejilla, estaba un poco nerviosa por haber sido descubierta.
Una de mis opciones era utilizar mi velocidad para huir de escena, pero, eso significaría dejar al descubierto que existen seres como yo. Si mí identidad era descubierta, de seguro ella dejaría de hablarme o me denunciaría y…
— Debería llamar a la policía y… — Dejó de hablar.
En cuestión de segundos el sonido de sus pasos parecieron acercarse más a mí. Escuché de forma muy clara la hojas y pequeñas ramas secas ser trituradas por cada unos de sus pasos. Su corazón estaba tan acelerado que lograba desconcentrarme de lo que ahora debería ser una prioridad.
— Esta estatura, el cabello, la postura, la forma de vestir… — Hablaba mientras enumeraba cada uno de mis rasgos. La voz de Ciize reflejaba su miedo en ese momento, sin embargo estaba ahí, enfrentándose a mí, al ser vivo capaz de matarla en cuestión de segundo sin que ella lo notase.
Pequeña mujer valiente.
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VÍNCULO [MilkCiize]
VampireCuando Milk, una vampiro, rescata a la pequeña Ciize de convertirse en un inmortal, crea entre ellas un vínculo. A través de los años, Milk la ve en visiones mientras que Ciize sueña con ella, sin comprender el origen de esa conexión. Ninguna sabe q...