01 Aranea Parietem

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Los humanos actuales no han podido evolucionar desde hace años debido a que solamente se conformaron en quedarse como la carne para disfrutar de los deseos carnales. Los humanos fueron una masa de inconscientes y con ese poder pudieron traer a la vida un ser místico incomprendible y ya no tuvieron que sobrellevar estos diminutos cuerpos pesados, o eso es lo que dice una antigua profecía hecha por los dioses.

Y dentro de las ventilaciones, arrastrando en sigilo pero con presencia estaba Kaveh, había estado años sin poder moverse adecuadamente, a causa de un experimento que se llevó a cabo en Septiembre, hace 7 años, tenía 3 pares de manos, que le obligaban a sostener los corazones humanos que murieron llenos de incertidumbre y los llevaba siempre a un conducto oscuro y misterioso, que jamás sabia en dónde se las llevaban.

Los que le reclamaban los órdenes decían que eran ofrendas para Dios, lo más probable es que fuera una mentira porque ya no confiaba ni en su propia sombra, hasta en las estrechas paredes le susurraban mentiras.

Su otro pasatiempo era espiar a los hombres en las pequeñas ventanillas de las tuberías, luego obtener fotos de ellos en su diario, si alguien llegara a descubrir su secreto para él sería mejor quemarlo para que no quedara pruebas.
Hace ya unos cuantos años que había quedado a manos de unos científicos de origen desconocidos llevaban batas y todo tipo de indumentarias aterradoras, porque en esos días el apocalípsis se acercaba y poco a poco la tormenta de sangre se arremolinaba para extinguir a la humanidad, Kaveh tenía la llave para que eso no sucediera, él era el único al que debía darle ofrendas e informarle del futuro todos los domingos a un Dios desconocido sin rostro, más bien, él no le había visto el rostro y le apodaba así.

En las mañanas debía reunirse en un salón con otros espécimenes como él y comer los asquerosos desayunos matutinos, todos vivían debajo de un castillo hecho de carne y órganos donde algunos ojos sobresalian en las paredes y observaban a los habitantes del edificio.

Una vez Kaveh llegó tarde a su habitación por la noche era común que trabajara horas extras, pero agradeció de haber escuchado las noticias con antelación, siempre se sentaba cerca de Fischl y Collei ambas quienes eran demasiadas diferentes entre sí y sus palabras chocaban.

—¿Kaveh oíste que viene un humano? —Habló Fischl rompiendo el silencio del comedor—. Es otro humano privilegiado, bastardos y malditos, seguramente vienen a molestarnos más.

No le gustaba pensar en qué les hacía los científicos a las mujeres pero siempre les llevaba la razón, porque era un caballero, y los caballeros siempre estaban en el lado de las chicas obviamente negó y le dijo que no se preocupara porque él se encargaría de que no hiciera nada malo y manchara el santuario. Collei parecía congelada al escucharlo todo, sus ojeras eran prominentes y sus ojos estaban decoradas de rosa magenta, se sentaba quieta mirando al vacío mientras comía como si fuese una muerta viviente al lado de ellos.

Aunque era normal que siempre llevarán vestimenta negra para no sobresalir en aquel castillo, aveces iban personas desconocidas que jamás habían experimentado actos crueles hacia ellos, nunca se habían observado en el espejo y sorprenderse de lo diferente y asqueroso que estaba su cuerpo solo para cumplir con las extrañas peticiones de un "Dios" para despertar su poder.

Despues de comer se levantó, mostrando su gran prenda oscura y larga, con encajes que emperifollaba sus brazos resonaban incesamente por el pasillo las cadenas de sus joyas qué brillaban lustrosamente al ritmo de sus tacones, los ojos que sobresalian en las paredes y las habitaciones olían a putrefacción por lo que se cubrió delicadamente su nariz para evitar vomitar.
Sin embargo a lo lejos pudo divisar una silueta conocida aquella era la misma mirada que jamás podria olvidar, permaneció en silencio y comenzó a acercarse para abrazarlo.

—¡Alabado sean los cielos! Es el destino que siempre nos une, aquí estas Alhaitham.

Había transcurrido días que recordaba no haber mostrado una sonrisa tan brillante como en aquel momento, Alhaitham lo abrazó en silencio y se detuvo para darle un pequeño beso.
—Me alegro de verte.
—He crecido un poco, ya puedo darte besos sin ponerme de puntillas—escondió sus otros brazos a pesar de que seguramente él ya conocía que estaba siendo sujeto de experimento—. Ya mostraré tu habitación.
Se volteó con prisa pero Alhaitham lo sujetó para detenerlo.
—¿No quieres estar conmigo?
—No puedo.
Alhaitham arqueó una ceja
—Se supone que soy espécimen, no puedo estar con los humanos como tú, aunque creo que usted merece un santuario digno, ojalá pudiera diseñarte uno. Yo ya estoy profanado.

Alhaitham en silencio tomó una gran pila de maletas y lo siguió mientras aguantaba los vómitos que le provocaban aquel olor extraño en el aire, su silencio calmaba el ambiente pero Kaveh deseaba que él le intercambiara palabras al menos de enterarse de cómo fueron sus estudios o algo más, ya que fue hace largos años desde su último encuentro.
Cuando ese detuvieron en la puerta se dieron un largo beso su corazón palpitaba tan fuerte que sentía que se iba a escapar de su boca. Hubo alguien que transcurrió al lado de ellos aunque no había nada de qué preocuparse si Alhaitham estaba allí.
Y se marchó sin decirle ninguna palabra, aunque se sentía un poco mal de haberlo besado con aquellos labios llenos de pecado, era obvio que su cuerpo era demasiado impuro para acercarse a él no merecía que lo trataran bien porque era una escoria para la humanidad.

Cuando cayó la noche y la tela de la oscuridad cubrió el cielo por completo fue hacia su habitación con el sentimiento escondido en su corazón de que nada iba a sucerderle. Dormía todos los días con un montón de personas desconocidas que se horrorizaban si se observaban en el espejo, allí nadie estaba cuerdo después de presenciar actos terribles en contra de ellos, sin embargo Kaveh pretendía estar calmado para no llamar la atención.

Dormía en el medio con las mismas personas: Fischl y Collei, las camas estaban un poco separadas entre sí pero su cama era la más grande porque le causaba un poco de incomodidad dormir con muchos brazos colocados en su espalda.
Cuando iba a prepararse para dormir alguien se detuvo en el umbral de la puerta y todos los ojos voltearon a ver la conmoción, pues era extraño que alguien se quedara a esas altas horas de la noche para exclamar alguna noticia.

—Kaveh, el señor Alhaitham solicitó un cambio de habitación para usted.
Hubo murmullos por supuesto, se emocionó un poco al enterarse de la noticia, sin embargo no estaba completamente seguro de dirigirse hacia allá y merecer privilegios que personas como él no pueden obtener, todas las miradas lo estaban juzgando, esperando su último movimiento.

Entonces con el corazón temblando, agarrando de su pijama blanca y empacó sus pocas cosas para marcharse de la habitación para volver a encontrarse con los pasillos oscuros que nitidamente se alumbraban pequeñas velas a sus alrededores.
Sabia perfectamente donde quedaba la habitación de Alhaitham no necesitaba especificaciones a pesar de que fuese un espécimen de prueba conocía como la palma de su mano las puertas y los distintos pasillos laberinticos putrefactos que se hallaban en el castillo, aprovechaba de era amo de llaves y hacerle un plano detallado en su cerebro, tenía suerte de conocer todas y cada una de las habitaciones secretas.

Este Kaveh es el claro ejemplo de fanatismo religioso (ya verán el porqué)
No quiero hacer esto tragico por mi corazón, pero mi maldad se despierta y quiere que los haga sufrir. Por cierto, los títulos están en Latín, este significa Araña en la Pared.

Bruja | Genshin Impact AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora