¿En serio?

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Las cosas han cambiado, o al menos eso cree Pedri.

Después de aquella tarde en la que dejó que Ferran lo marcará con su aroma, todo parecía diferente entre ellos. No es que estos cambios fueran negativos, pero sí resultaban confusos.

Ferran se había vuelto más cariñoso con él; parecía que el alfa buscaba cualquier pretexto para acercarse. El contacto entre ellos había aumentado notablemente: abrazos, caricias suaves, fugaces besos en su rostro e incluso pequeños toques juguetones se habían convertido en parte de su rutina diaria. Pedri se había acostumbrado a esto, y también al aroma del mayor que casi siempre estaba impregnado en él.

Estas nuevas muestras de afecto no le molestaba; de hecho, le encantaban, aunque a menudo lo ponían nervioso. La cercanía que compartían era una dulce tortura que solo alimentaba ilusiones tontas en su corazón.

Sabía que Ferran probablemente veía todo esto como un juego. No habían hablado al respecto, lo que hacía que su mente se debatiera entre la confusión y la esperanza. A veces deseaba que Ferran le dijera que aquellas acciones significaban algo, pero al mismo tiempo, el miedo a escuchar una verdad que no quería afrontar lo llevaba a preferir esa incertidumbre que tanto lo inquietaba.

Ferran se siente confundido, su mente está llena de pensamientos que le quitan el sueño, impidiéndole dormir esa noche.

Aproximadamente eran las 11:00 p. m. Estaba acostado en su cama, mientras Roma dormía plácidamente a su lado, en contraste con su propia agitación mental.

Su mente se encuentra divagando en sus recuerdos, algunos son recientes, otros son antiguos, sin embargo, todos tenían algo en común.

Todos eran en relación a Pepi.

La confusión sobre sus sentimientos era abrumadora. Hasta hace poco, solo veía a Pedri como su mejor amigo. Sin embargo, una conversación casual con su hermana, Arantxa, hizo que reflexionara sobre sus emociones.

Arantxa había preguntado casualmente sobre los rumores que había en torno a Pedri y el cómo había pasado su celo con una influencer en un hotel de Barcelona.

La sola mención de eso hizo que su alfa se removiera furioso de tan solo imaginarse al menor con alguien más.

No recuerda bien lo sucedido, pero sabe que terminó retando a su hermana, consiguiendo que el ambiente se pusiera tenso entre ambos. A pesar de esto, las cosas no escalaron a más, tan solo se llevó un fuerte regaño por parte de la chica, así como una larga charla que le hizo reflexionar sobre el tema.

¿Qué sentía realmente por Pepi?

Aunque era obvio que le importaba y era su mejor amigo, empezó a cuestionarse si solo lo veía de esa manera.

Varios recuerdos golpean su mente al cuestionarse tal cosa. Recuerda las veces que se ha perdido en su mirada, él como su vista no puede evitar observar más de lo debido sus labios cada vez que hablaba, el deseo constante de tocarlo, la necesidad de tener su atención, entre muchas cosas más.

Siente como sus mejillas se calientan al pensar en lo posesivo que se ha vuelto con el menor. Una de sus manos tapa sus ojos al recordar cómo solía impregnar de su aroma a Pedri, incluso en cómo solía gruñir ligeramente al percibir otros aromas en él. Un claro ejemplo era lo que había pasado con su hermana cuando salió la revista donde el menor era el foco de atención.

Sabe que desde esa tarde, donde Pepi dejó que lo marcara con su aroma, creó una nueva rutina para ellos, ya que no ha dejado de hacerlo, en cada oportunidad que tiene, le gusta impregnarlo de su aroma. A Pedri no parecía molestarle esto, por lo que continuó haciéndolo.

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