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COLOMBIA

-Woman — Doja Cat

Detuve lo que hacía y levanté la mirada hacia el hombre que tenía enfrente, encarnando una ceja ante lo que habia escuchado. Escuche la máquina que contaba los billetes detenerse, que no empezara a sonar de nuevo solo indicaba que México habia quedado igual de pasmado que yo. Y sabía que ninguno de los dos estaba complacido con lo que habíamos oído.

—¿Disculpe? — Dibuje una sonrisa en mi rostro, llena de incredulidad—No acaba de decir lo que yo creo que escuche ¿Cierto? —

Brasil desvió la mirada, notablemente nervioso. Debía imaginármelo, era imposible que simplemente se le hubiese ocurrido semejante estupidez de repente y viniera a la primera a tratar de convencerme de que era una buena idea. Porque no lo era.

—Colombia—

—Voy a hacer como que no escuche esa mierda, le hare el favor. Ahora, lárguese— Pero, él se mantuvo ahí. Firme, frente a nosotros. Esta vez iba enserio— Brasil—

—Colombia, estoy hablando muy enserio— Pero yo no tenía paciencia para estas cosas el día de hoy—Yo... ya no quiero continuar haciendo esto, quiero...—

—Y a mí me importa muy poco lo que usted quiera— Me acomode en la silla y respire hondo, buscando tener tranquilidad—A ver ¿Qué es lo que pretende hacer sino? ¿Vender cuadros? Oiga, son bonitos, se lo acepto. Sin embargo ¿No lo dejaría eso como un desagradecido? —

Note como apretaba la mandíbula, buscando rápido algo para decir y no darme vía libre para que siguiera hablando. Pero fue muy lento.

—Su pobre pueblo, quemándose las pestañas hasta el cansancio, trabajando día y noche para pagar esos altísimos impuestos. Impuesto de los que sale su pensión, pensión que no es para nada baja ¿Eh? Para que pueda tener todas las comodidades que desee. Ahora ¿También tienen que comprarle cosas? Para que pueda vivir su delirio de pintor—

Lo vi inflar el pecho, con tantas cosas para decirme, teniendo que ser reprimidas por el nudo que seguro tenía en la garganta. Se sentía furioso, impotente, porque sabía que no eran palabras mías, sino las que aparecerían en todas las noticias si algo así llegara a pasar. Y, sabía que era así como se sentía, porque yo me sentía de la misma manera.

—Sé que es injusto, pero los humanos no verán nada más que eso. Usted ya lo sabe— Me crucé de brazos y negué con la cabeza. La sola idea me daba migraña— Está ganando muy bien, nadie ha pretendido desvirgarle el chiquito, así que ¿Cuál es el problema? —

—No se trata de dinero, Colombia—

—¿Ah no? ¿A usted le sobra o qué? —

—¡Es que ya estoy harto! — Tuve que sostener los fajos de billetes para que no salieran volando de la mesa cuando el brasileño la golpeo con demasiada fuerza—Yo... ya no puedo continuar—

Tenía que darme fuerza a mí misma, porque ver colapsar a cualquier persona jamás me habia afectado en lo absoluto, pero si se trataba de uno de mis mejores amigos. No podía ser tan indiferente.

Y yo lo entendía, sabía que a él jamás le habia terminado de gustar todo esto. Pero no nos podíamos permitir perderlo, no era una opción. No importaba cuanto aprecio le tenía al hombre frente a mí, no podía permitirlo.

—Brasil, óigame una cosa— Me cruce de brazos y lo mire, colocando mi mejor expresión de indiferencia ante esos brillantes ojos azul marino, que me miraban con la esperanza de que lo entendiera— No podemos permitirnos eso, no con usted—

𝕮𝖚𝖆́𝖑 𝖊𝖘 𝖊𝖑 𝖕𝖗𝖊𝖈𝖎𝖔 || 🇷🇺ʀᴜꜱɪᴀxᴄᴏʟᴏᴍʙɪᴀ🇨🇴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora