De un movimiento tengo sus labios sobre los míos y no hago nada para detenerlo, lo contrario, le correspondo con el mismo deseo. El beso se vuelve profundo, cada movimiento sincronizado, como si nuestros cuerpos entendieran algo que nuestras mentes aún no logran procesar. Su boca se mueve con urgencia sobre la mía, y cada vez que me separo para tomar aire, él vuelve a buscar mis labios, como si no pudiera saciarse. Mi piel arde bajo su tacto, y el latido acelerado de mi corazón parece resonar en todo mi ser. El sabor de su boca es embriagador, una mezcla de dulzura y peligro, y por un momento, el mundo a nuestro alrededor deja de existir. No hay nada más que nosotros
De repente, algo dentro de mí se enciende como una alarma. Aunque mi cuerpo aún responde al suyo, mi mente finalmente toma el control. Con un esfuerzo que me cuesta más de lo que quisiera admitir, me aparto bruscamente, cortando el beso de golpe. Mis labios aún tiemblan por la intensidad del momento, pero me alejo, intentando recobrar el aire y el control.
-No... —susurró y veo como se muerde el labio escondiendo una sonrisa
-¿Que no que?- dice volviendo a la postura de antes, iba a responder, pero el carruaje se detuvo haciéndonos saber que ya habíamos llegado
-Ya llegamos- digo y tragó saliva
-Tranquila, les caerás bien
-Si tú lo dices- digo, pero aún estoy nerviosa, y si me ven con asco, pues ni soy de la nobleza
-Hey, tranquila preciosa- dice como si me hubiera leído la mente y alzo la mirada hasta encontrarme con la de él- Confía en mí- dice para luego darme un beso y lo fulmino con lo mirada- Tranquila fiera- dice sonriendo- Vamos - sale del carruaje y extiende su mano para ayudarme, pero lo ignoro y bajo por mi misma, él suelte un risa
-¿Cuál es el chiste?- lo fulmino con la mirada
-Nada preciosa, vamos
-Su alteza- dicen dos guardias al unísono frente a la entrada del palacio haciendo una reverencia- Señorita- dicen y les sonrío
-¿Que le vas a decir?, pensarán que solo soy una interesada Alexander- digo cuando entramos al palacio
-No te preocupes, solo sígueme la corriente- dice para luego entrelazar nuestras manos
-Esto es ridículo- digo mientras caminamos por los pasillos del palacio, supongo que vamos al comedor
-No, no lo es- dice para luego mirarme- Serás la futura reina de Quiverfang Aurora
-Gran cosa- él se ríe
-Cualquiera mataría por ese puesto, y tú solo dices que no es gran cosa
-Pues yo no- y era verdad, solo estoy aquí por mi familia, no me importa eso de ser reina
-Lo sé preciosa, por eso te elegí, eres la indicada para ese puesto- alzo la mirada para verlo y me guiña un ojo, es tan alto que tengo que subir la cabeza literalmente, aunque cualquiera es más grande que yo, pero es que él también es un gigante, o creo que lo veo así por mi altura-La Reyna Aurora, te queda bien- sonríe y ruedo los ojos- Mi reina
-Idiota-digo y de un momento a otro me encuentro pegada a la pared con Alexander acorralándome, con sus brazos a cada lado de mi cabeza
-Esa boquita-poza una de sus manos en mi mejilla, traza con sus dedos mis labios, mi pulso se acelera, mi mirada se van a sus labios, quiero besarlo, mierda, ¿Que me estás haciendo Alexander?- Eso es lo que más me gusta de ti sabes- sigue dibujando con sus dedos mis labios -Me dan ganas de follarte esos labios preciosa , de callarte con mi pene Aurora- no sé por qué eso me pone tan caliente, pero sus palabras me prenden de una manera increíble
-¿Y por qué no lo haces? - digo sin pensarlo, miro sus labios, quiero besarlos joder
-Pronto preciosa- de un movimiento a otro tengo sus labios sobre los míos y le correspondo
-Nos pueden ver Alexander- digo separándome de él, pero él vuelve a besarme
-No me importa- me agarra por la cintura y me pega más a él, siento su miembro duro sobre mi, pozo mi mano sobre pecho y sigo bajando hasta llegar a su entrepierna, rozo mi mano sobre su miembro y él suelta un gemido-Mierda Aurora
-¿Qué pasa príncipe?-sigo con lo mío y él suelta un gemido-Nos están esperando-digo para luego safarme de su agarre y caminar por los pasillos del palacio, estos pasillos son demasiado grandes
-Me gusta esa faceta tuya- dice cuando me alcanza
-No sé de qué hablas- se ríe
-En unos minutos te vas a acordar- dice y me detengo, pero él sigue caminando
-De que hablas- digo para luego seguir caminando, pero me ignora-No me ignores Alex
-¿Alex?- mierda, se detiene y me mira con una sonrisa, ruedo los ojos
-¿Qué?
-Nada, vamos , nos esperan- caminamos hasta llegar a unas puertas grandes, supongo que detrás de esas puertas están los reyes
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La Debilidad del Rey
RomanceEl príncipe del reino de Quiverfang Alexander Baskerville Capell, cumple sus 21 años, edad adecuada para poder ser coronado como rey, pero hay una condición, una regla que se ha cumplido de generación en generación, y es que antes de ser coronado ne...