Últimos pasos

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Lynn despertó en una cama dura, rodeada de un silencio sepulcral. El dolor aún recorría su cuerpo como un recordatorio del hechizo de Harry, pero sabía que tenía que mantenerse consciente, alerta. Sentía el familiar olor a piedra húmeda y frialdad que emanaba de las mazmorras de la Mansión Malfoy. A su alrededor, las sombras danzaban bajo la luz tenue de una vela en la esquina de la habitación.

—Sabía que algo raro estaba pasando —la voz de Bellatrix rompió el silencio, su tono lleno de sospecha—. Nunca me he fiado de ti, Lynn.

Lynn giró la cabeza lentamente y vio a Bellatrix parada junto a la puerta, sus ojos llenos de locura y recelo. El dolor punzante en su costado la obligó a contener un gemido mientras intentaba incorporarse en la cama.

—Hice lo que debía hacer, prima —respondió Lynn con calma, su voz ronca por el esfuerzo—. Harry Potter es un enemigo astuto. Nos emboscó y nos vimos superados. ¿Dónde están Draco y los demás?.

—Durmiendo como bebés gracias a tu pequeño hechizo. No sé cómo lo hiciste, pero los dejaste fuera de combate. —Bellatrix avanzó hacia ella, su varita en la mano, jugando con ella como si pensara en la posibilidad de usarla

—Oh, Bella, me resulta tan adorable tu intento de hacerme quedar mal. ¿Es por celos? Sabes que amas a él señor tenebroso de una manera diferente. Seguro que tienes esos sueños calientes con él —respondió Lynn con una sonrisa desafiante, disfrutando de la provocación.

Los ojos de Bellatrix brillaron con rabia y, sin previo aviso, enterró su varita en una de las heridas abiertas de Lynn, haciendo que esta gritara por el dolor.

—No confío en ti —siseó Bellatrix, su voz llena de veneno—. Y Voldemort pronto verá la verdad.

Lynn sintió que la furia de Bellatrix era casi palpable, pero mantuvo su compostura, aunque el dolor la hizo temblar.

—Agradezco tu sinceridad, Bella —dijo entre dientes, tratando de ignorar el ardor de la herida—. Pero no te preocupes por mí. Tengo mis propios planes, y nada va a detenerme.

Bellatrix retiró la varita, dejando a revolcándose un poco, Sabía que debía ser cuidadosa. Bellatrix era un problema menor en comparación con lo que significaba Voldemort conociendo cada detalle de lo sucedido en el Ministerio. Sin embargo, el caos que había causado en la sala, el daño a las fuerzas del Ministerio, y la fuga de Harry, al menos, la colocaban en una posición ambigua.

Respirando con dificultad, Lynn comenzó a planear su próximo movimiento. Sabía que necesitaría tiempo para sanar y recuperarse, pero más allá del dolor físico, debía averiguar cómo seguir engañando a Voldemort mientras ayudaba al trío en su misión.

[...]

Ya fuera de peligro, Harry, Hermione y Ron habían logrado escapar con el guardapelo en su poder. Su huida había sido caótica, pero efectiva. Reunidos en un lugar seguro, Harry seguía con el ceño fruncido, aún en shock por lo que había sucedido.

—¿Quién era ese tipo? —preguntó Hermione, rompiendo el silencio mientras miraba el guardapelo entre sus manos—. Ese mortífago... me pareció reconocerlo, pero no estoy segura.

Harry se sentó, con la mirada perdida, recordando el momento en que había lanzado el hechizo contra él. El mortífago, quienquiera que fuese, había insistido en que él lo atacara. Su instinto le decía que algo no encajaba.

—No lo sé —dijo Harry finalmente—. Pero nos ayudó. Y no es la primera vez que lo hace.

Ron asintió, aunque su confusión no disminuía.

—Sea quien sea, no podemos confiar en el solo porque nos ayudó esta vez —añadió Hermione, cautelosa—. Pero tal vez está jugando a ambos lados.

SCARS | H.GRANGER|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora