"A media noche despertaba, desesperada, sudorosa y agitada, siendo esto un recordadorio de las horribles pesadillas que le ocurrían constantemente."
A pesar de las cicatrices que adornaban su alma, se levantó con una fuerza indomable, decidida a dem...
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Aproximadamente ya habían transcurrido casi cinco horas de viaje, rumbo a aquel pueblo. Se encontraba en el auto, precisamente en el asiento del copiloto junto a su hermano, el cual manejaba.
El auto de su tia se podía apreciar metros adelante , el camión de la mudanza con nuestras pertenencias venia unos pasos atrás de nuestro auto. Ya era medio día, los rayos del sol le llegaban directamente al rostro, el ambiente era caluroso, la ventanilla se encontraba completamente abajo mientras apoyaba su brazo en esta.
El frescor del viento golpeaba su rostro, refrescando a su vez, generando una sensación de alivió, mientras algunos mechones de su cabello se desordenaban al compás de la brisa. A su alrededor se podía apreciar grandes árboles, y una carrera plenamente desierta lo cual hacia el viaje mas grato.
Tobias se encontraba mirando hacia el frente con unas gafas negras cubriendo sus ojos de los rayos del sol, lo cual le facilitaba la vista, mientras una mano sujetaba el volante, la otrq reposaba en la ventanilla, disfrutando la corriente de aire.
Su cuerpo se encontraba ligeramente incómodo y algo rigido, tras haber pasado las últimas horas sentada. Su hermano había tenido la decencia de haberse detenido en algunas estaciones para poder alimentarse y beber algo. El sonido del radio del auto era lo único que se podía apreciar.
Faltaba un poco más de una hora de trayecto, y cada minuto pareció alargarse, lo que mas agradeció internamente es que anoche milagrosamente las pesadillas no atormentando su mente. No deseaba contarle a su hermano sobre la pesadilla que le había ocurrido días atrás, no quería alarmarlo, ni mucho menos preocuparlo.
— ¿Dónde crees que quede esa famosa casa? - pronunció el castaño, rompiendo el silencio que se había formado entre ambos.
Maisie apartó la mirada del horizonte para situarla en la figura de su hermano. La pregunta la había sacado del pequeño trance en el que se encontraba.
— Seguramente cerca de algún bosque - aseguró desinteresada, cruzándose de brazos. Tenía el presentimiento de que así sería, aunque la incertidumbre seguía presente.
Tobias la miró de reojo, intentando leer su expresión. — Si, tal vez... Espero que sea un lugar tranquilo.
Oh , Tobias, no seas ingenuo, aquel pueblo no tendría ninguna pisca de tranquilidad, con el tiempo te retractarias de tus palabras, tras los verdaderos peligros que acechan desde las sombras en aquella localidad.
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El auto avanzaba lentamente por el camino sinuoso, mientras el atardecer comenzaba a teñir el cielo de tonos anaranjados y rosados. Al acercarse al dichoso pueblo, a ambos lados de la carretera se alzaban grandes árboles, predominando los pinos altos con troncos gruesos y robles, dando un aspecto sombrío y misterioso.
