Capítulo 6: Dulce inseguridad

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El sol iluminaba el puerto de Liyue con un brillo suave y dorado, creando reflejos danzantes en la superficie del agua mientras los barcos iban y venían con mercancías y pasajeros. Entre la multitud, Hu Tao se encontraba de pie, sus brazos cruzados sobre su pecho mientras buscaba una figura familiar entre los recién llegados. Habían pasado varios días desde la última carta de TN, y finalmente, su regreso había sido anunciado. Aunque no lo admitiera abiertamente, Hu Tao estaba más emocionada de lo que debería. Sus cartas habían sido un alivio en medio del aburrimiento que había sentido, pero nada comparado con tenerlo de vuelta en persona.

Entonces lo vio.

TN descendía del barco, cargado con su equipaje y rodeado de varias mujeres que reían y charlaban con él. Hu Tao frunció el ceño por un breve segundo antes de esbozar una sonrisa traviesa, ocultando cualquier molestia que pudiera haber surgido. "Siempre rodeado de admiradoras," pensó para sí misma. Con su característico aire despreocupado, se acercó a él, preparándose para soltar una broma.

Hu Tao: ¡Mira nada más! ¡El gran conquistador ha vuelto! ¡Cuidado chicas, que TN solo regresa para darme todo su tiempo! -dijo en un tono juguetón mientras se acercaba a la pequeña multitud.

Sin embargo, las risas de las mujeres cesaron al instante en cuanto vieron quién se acercaba. Algunas de ellas intercambiaron miradas incómodas, mientras que otras empezaron a murmurar. Hu Tao podía escuchar claramente algunos de los comentarios.

-Mujer 1: Ahí viene la rarita de la funeraria...

-Mujer 2: Siempre tan... excéntrica.

-Mujer 3: ¿Qué hace aquí? TN podría estar mejor sin ella.

-Mujer 4: ¿Quién querría pasar tiempo con alguien tan rara?

Las palabras golpearon a Hu Tao, pero mantuvo su sonrisa intacta, como una máscara impenetrable. No era la primera vez que escuchaba ese tipo de comentarios, y había aprendido a ignorarlos. Pero esta vez, por alguna razón, dolían un poco más. Aún así, se negó a mostrar debilidad, y con su habitual energía, se paró frente a TN.

Hu Tao: ¿Te perdiste mucho sin mí o las cartas fueron suficiente para mantenerte cuerdo? -preguntó con una sonrisa traviesa.

TN, al verla, dejó de prestar atención a las mujeres a su alrededor. Su rostro se iluminó al instante.

TN: Hu Tao, claro que nada reemplaza tus bromas en persona. -respondió con una sonrisa genuina.

Las mujeres, al ver la interacción, comenzaron a insistir para que TN se quedara con ellas.

Mujer 1: ¡Vamos, TN! No tienes que irte todavía.

Mujer 2: Deja que ella se vaya. Podemos mostrarte algunos lugares mejores por aquí.

Hu Tao observó cómo las mujeres intentaban mantener a TN cerca, pero, para su sorpresa y alivio, TN no vaciló ni un segundo. Con una decisión firme, tomó la mano de Hu Tao y, sin mirar atrás, se despidió de las demás.

TN: Lo siento, chicas. Tengo cosas más importantes que atender. -dijo con una sonrisa cortés antes de guiar a Hu Tao fuera del puerto.

Mientras se alejaban, Hu Tao podía sentir las miradas de las mujeres clavadas en su espalda y los murmullos que seguían resonando a lo lejos. Pero una vez que estuvieron lo suficientemente lejos, soltó un suspiro de alivio, aunque su habitual sonrisa traviesa no la abandonaba.

Hu Tao: Vaya, vaya. Parece que tu club de admiradoras sigue creciendo. No sabía que tenías tanta popularidad en el puerto.

TN la miró de reojo con una sonrisa, notando el leve toque de sarcasmo en su voz.

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