El entierro había concluido de manera solemne y respetuosa, tal como Hu Tao había asegurado desde el principio. A pesar de su inclinación por las bromas y el caos, sabía bien cuándo era el momento de mostrar respeto y actuar con la seriedad que su papel de directora funeraria exigía. La ceremonia había sido impecable, pero ahora que todo estaba en orden, tanto Hu Tao como TN se encontraron sin más obligaciones inmediatas. Era un momento de respiro.
Después de un largo día, ambos decidieron relajarse en un restaurante local de la ciudad a la que habían viajado. El ambiente era tranquilo, con la suave luz de las lámparas colgantes iluminando las mesas de madera. A lo lejos, el sonido del bullicio de los demás comensales mezclaba conversaciones y risas. En la mesa, TN y Hu Tao compartían una comida sencilla pero deliciosa, el aroma de los platos llenando el aire. Hu Tao, que solía ser hiperactiva y siempre lista para lanzar una broma, se veía curiosamente relajada mientras masticaba un trozo de carne. TN, por su parte, aprovechaba el silencio momentáneo para reflexionar.
TN: Bueno, Hu Tao... —comenzó después de terminar un sorbo de té— Parece que hemos terminado con el trabajo. El entierro salió bien, ¿y ahora qué hacemos? ¿Volvemos a Liyue o...?
Hu Tao lo miró, sus ojos brillando con el mismo espíritu travieso de siempre, aunque parecía pensativa por un momento.
Hu Tao: Mmm, no lo sé... Tal vez deberíamos volver, pero... ¿No te parece aburrido regresar a la capital sin más? —dijo mientras inclinaba la cabeza, como si estuviera debatiendo consigo misma. Se llevó un dumpling a la boca antes de continuar— Aunque, claro, siempre podría volver a trabajar y molestar a Zhongli, jejeje.
TN se recostó en su asiento, mirándola con una sonrisa ladina.
TN: ¿Trabajar? No me hagas reír, Hu Tao. Estamos lejos de Liyue, sin responsabilidades inmediatas... ¿por qué no aprovechamos y tomamos unas vacaciones? Relajarnos un poco más no estaría mal, ¿o sí? —sugirió con naturalidad, como si esa idea hubiera estado rondando su mente desde hace rato.
Hu Tao lo miró con los ojos bien abiertos, sorprendida por la sugerencia. En cuestión de segundos, su rostro se iluminó con una sonrisa enorme, casi traviesa, como si acabara de escuchar el mejor plan que alguien podría proponerle.
Hu Tao: ¡¿Vacaciones?! ¡Eso suena como una idea genial! ¡No recordaba la última vez que me tomé un descanso de verdad! —dijo con entusiasmo, apoyándose en la mesa mientras su expresión se llenaba de emoción— Pero claro... si vamos a hacerlo, tiene que ser algo memorable, algo que ninguno de los dos pueda olvidar fácilmente. ¡Nada de quedarse solo descansando todo el día!
TN sonrió ampliamente, divertido por la rápida respuesta de Hu Tao. Sabía que ella no era del tipo que se conformaba con quedarse quieta, y por eso, la idea de unas vacaciones con ella prometía estar lejos de la tranquilidad habitual que uno esperaría.
TN: Por supuesto, no esperaba menos de ti. Entonces, ¿qué dices? ¿Nos quedamos aquí en la ciudad un par de días más y vemos qué podemos encontrar para divertirnos?
Hu Tao: ¡Hecho! Deberíamos explorar cada rincón de esta ciudad, probar toda la comida y tal vez, si tengo suerte, encontrar alguna que otra tumba interesante para estudiar. —bromeó, riendo mientras le daba un buen mordisco a su comida— Aunque, no te preocupes, también me tomaré un tiempo para molestarte con alguna que otra broma, por si acaso pensabas que me iba a comportar.
TN: No esperaba menos de ti, Hu Tao. Estoy preparado para lo que sea que tengas planeado. —respondió con una sonrisa desafiante.
Los días que siguieron fueron una mezcla de relajación y travesuras. La ciudad donde se habían quedado era bastante pintoresca, con sus estrechas calles de adoquines, pequeños puestos de comida callejera y mercadillos llenos de artesanías locales. Por las mañanas, ambos solían pasear por los mercados, disfrutando de las vistas y los aromas, probando platos nuevos y sorprendiendo a los vendedores con sus bromas.