Día 8. Compras domésticas

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México & Canadá

El clima frío de esa tarde se prestaba para taparse con mantas mientras se veía alguna película de misterio o de terror. Un ambiente propicio para abrazar al ser amado.

Cualquier pretexto era bueno mientras México pudiera tener entre sus brazos a Canadá, sentir su calidez, percibir el aroma suave de su perfume.

Eduardo aprovechó que estaban haciendo compras en el centro comercial para hacer un plan y ver películas toda la noche con su güero. Estaban en la sección de frutas y verduras, Matthew elegía con sumo cuidado una calabaza, pues María, la dueña y señora de la cocina en la hacienda de Atlixco, le había encargado comprar: Calabazas de castilla, camotes, guayabas, piloncillos y canela para hacer un dulce típico que al canadiense le gustaba mucho.

-Flaquito, flaquito...-le llamó varias veces hasta que le puso atención.

-Dime Eddie, lo siento quiero elegir las mejores calabazas para Mary.

-Te estás tomando muy en serio el papel de hacer la despensa -sonrió, en el fondo de su corazón le encantaría el hecho de que Mattie fue el amo de su casa.

-No quiero decepcionarla. Me dijo Mary que si no sabía hacer un buen, -recordó la palabra en español -, mandado ¿Lo dije bien?

-Si amor, está bien dicho.

-Si no hacía un buen mandado, no podría ser un buen esposo para ti -Eduardo se echó a reír con ganas mientras Matthew se sonrojaba -¿Eddie que es tan gracioso?

-Nada...nada, es que doña María te quiere asustar, yo siempre voy a querer ser tu marido sepas o no escoger calabazas.

-¿Es una promesa?

-Te lo juro por Dios -se acercó y besó su frente con suma ternura. -Oye, antes de que se me vaya la idea ¿Te parece que cuando lleguemos a la casa hagamos un maratón de películas y comemos hasta reventar?

-No estoy muy seguro de querer reventar pero -alargó está última palabra con una sonrisa, -me encanta ver películas contigo.

-Quiero mostrarte varios clásicos mexicanos de misterio y terror.

-¿Hay mucha sangre? No me gusta cuando la sangre sale a borbotones, Alfred me tiene asustado con sus películas.

-Nada que ver con eso, tienen un buen argumento.

Matthew asintió, le gustaba aprender siempre de la cultura de México aún si fuera un poco cobarde tratándose de películas de terror.

Terminando de hacer las compras regresaron a la hacienda, por supuesto que María no dejó que Matthew saliera de la cocina hasta que terminaron de hacer dos ollas grandes del dulce de calabaza, también le pidió que le ayudará a lavar trastes y encima de todo ese trabajo le dijo que le ayudará a acomodar las compras. En ese punto Eduardo intercedió; ya quería llevarse a su flaquito a su cuarto.

-Doña María ya se está pasando, Mattie es invitado déjelo descansar.

-Tú siempre le has dicho que es el dueño de esta casa, entonces que trabaje como si lo fuera.

-No sea mala, ya hizo mucho por hoy y usted también ya váyase a descansar.

-¿Y crees que las cosas se acomodan solas? Nadie se va de aquí hasta que esté todo guardado.

Así fue como dos naciones obedecieron a una humana que parecía inofensiva sin embargo tenía la fuerza, terquedad y voluntad de mil ejércitos.

Subieron a la habitación agotados con dos platos gigantes de dulce de calabaza en manos, dos vasos con leche tibia (recomendación de María pues ya era tarde y ya estaba haciendo frío)

-Me impresiona como una mujer tan pequeña tiene un temperamento tan fuerte.

-Para que veas chaparro, doña María no anda con chingaderas, que bueno que nos soltó.

-Si, es un alivio.

Apenas si pudieron terminar de ver una película "Veneno para las hadas" después se quedaron profundamente dormidos.

Flufftober 2024 (Hetalia Autumn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora