Flufftober 2024 (Hetalia Autumn)

Día 4. Curando heridas

México & Canadá (Hetalia nyo!)

La mirada de Ángela estaba sumergida en el pasado, recordando cómo tuvo que ceder la mitad de su vasto territorio, por un tratado en el que no estaba de acuerdo, incluso batalló una guerra de dos años dónde salió sumamente herida.

Hasta la fecha se preguntaba si Alfred siempre ganaría.

—En ese entonces perdí California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona, Kansas, Oklahoma...y hoy hasta la dignidad perdí ante el cabrón.

—Angie, no te muevas por favor —Margot puso con sumo cuidado un algodón húmedo sobre el labio inferior de la mexicana que estaba abierto por una herida larga. —Entiendo que en ese tiempo fue un golpe muy duro para tu territorio pero...

—Me arrancó parte de mi flaca y no hay peros que valgan —se quejó un poco, pero le dolía más el orgullo que los golpes que tenía en el cuerpo.

—Lo que no comprendo, es cómo llegaron a los golpes.

—Alfred tiene la lengua muy venenosa y yo no me sé dejar. No es por nada pero no se fue limpio.

—¿Qué te dijo? —agarró una pastilla antiinflamatoria y sirvió agua en un vaso.

—Estaba de mamón, en pocas palabras me dijo que era mi dueño, que pensará en dejarle la otra parte de mi territorio para que yo fuera parte "De los maravillosos Estados Unidos de América" Hazme el rechingado favor.

—Angie...—no sabía qué decirle, le avergonzaba la actitud de su hermano. Enseguida le entregó la pastilla y con cuidado le acercó el vaso con agua. —Lo siento tanto, en verdad intenta ignorarlo. No está bien que lleguen a esto.

—Lo intento de tantas maneras pero me tiene harta —negó.

—Puedo entender que Alfred suele ser molesto e insistente, pero no justifico sus acciones, —suspiró decepcionada ,—voy a cuidar de ti hasta que te sientas mejor.

—Eso me haría tan bien amor. —Ángela sonrió cuando Margot besó con suavidad su frente. Correspondiendo su dulce gesto la mexicana tomó su mano y besó sobre sus nudillos.

Al cabo de una hora Ángela se quedó dormida por efecto de la medicina, Margot la tapó con una cobija y la dejó descansar.

Su estadía en el hotel sería solo por ese día, Margot esperaba que Ángela se sintiera mejor, para regresar a su hogar, pues la mexicana la había invitado a pasar Halloween y Día de muertos en la hacienda de Atlixco.

Canadá bajó a la recepción y luego salió del hotel, buscando un Lamborghini Huracán rojo, caminó algunas cuadras hasta encontrarlo.

Tocó a la ventanilla del conductor hasta que está fue bajando lentamente, encontrándose los ojos azul profundo de Alfred.

—¿Podemos hablar?

—Ya estoy aquí, no tengo opción —el estadounidense abrió la puerta del copiloto para que su hermana entrará.

—¿Qué sucede contigo Alfred? Cómo te atreviste a ponerle una mano encima a Ángela —Margot le dirigió una mirada molesta, más que molesta.

—¿Ya me viste? —señaló su rostro con rasguños, alzó su camiseta mostrando rojeces en su cuerpo —Ángela no necesita que nadie la defienda y para que sepas, que a ella le he puesto más que una mano y le ha encantado.

—¡Jamás te vuelvas a expresar así de ella! —Margot le dió una gran bofetada a su hermano.

Canadá se consideraba un ser pacifico que prefiere dialogar antes que la violencia, era su dilema de vida sin embargo ya estaba fuera de su raciocinio.

—Hey, hey Princess —la tomó de la muñeca y la jaló hacía él —no intentes hacerte la fuerte, a ti no te queda, ahora sal de aquí antes de que me olvide que eres mi pequeña hermana.

—No vuelvas a faltarle al respeto a Ángela —fue lo último que le dijo antes de salir del automóvil tan rápido como pudo. Sentía que las manos le temblaban.

Cuando regresó a su cuarto Ángela estaba despierta, con el teléfono entre sus manos.

—Maggie, te andaba buscando, pensé que estabas en el baño.

—Ah, no cariño, fuí a pedir que nos subieran algo para comer ¿Tienes hambre?

—Desde aquí pudimos ordenar —le hizo un ademán para que fuera a la cama con ella.

—Me tienes bien consentida ¿Qué haría  sin ti?—pasó uno de sus brazos por la espalda de la canadiense para abrazarla.

—Te quiero Angie, siempre te quiero ver bien.

Margot nunca le comentó que habló con Alfred.