Born To Be a Bottom (Yeongyu)

2

Beomgyu

Esta mañana me desperté con un poco de resaca y muy harto de mi mierda. Literalmente lo primero que pensé al abrir los ojos fue en Yeonjun. Es más que molesto.

¿Cuánto tiempo suele tardar uno en obsesionarse con algo? Estoy bastante seguro de que para mí tomó solo un segundo. Si acaso.

—Hola.

Parpadeo hacia Taehyun, demasiado cansado para responderle. Hay cuatro chicos viviendo en este apartamento de tres habitaciones, y como nos conocemos desde que éramos niños, no nos importaba tener que compartir habitación. Yo sólo estaba encantado de tener el baño con bañera. Tengo que limpiar la suciedad de Taehyun antes de bañarme, pero vale la pena. Soy una completa puta por los baños de burbujas.

Sigo en mi cama, acostado boca abajo y sin ganas de moverme. Hoy no tengo clases, así que planeaba dormir hasta tarde. Sólo que, en vez de dormir hasta tarde, de hecho me levanté incluso más temprano que cuando tengo clase.

Todo por culpa de un hombre gay grande y estúpido.

—Apuesto a que estás deseando no apestar tanto en el beer pong, ¿eh?

—Mm —gruño, girando la cabeza hacia la pared—. Más que nada sólo desearía que te callaras la puta boca.

Pero tiene razón. Apesto en el beer pong. Apesto un poco en todos los deportes... ¿el beer pong es un deporte? No lo sé, pero sé que la única razón por la que juego al béisbol es por mi padre. No tenía talento, pero ahora juego bastante bien. Y eso es sólo porque él me hizo jugar mucho. Todo el tiempo, casi obsesivamente, porque estaba empeñado en que, si iba a tener un hijo que jugara al béisbol, más le valía que fuera bueno en ello.

Hubo muchas lágrimas involucradas en mis días de tee-ball.

He reflexionado mucho sobre mi infancia, y la única vez que realmente mostró interés en mí fue cuando yo estaba jugando. No fue hasta mi segundo año de secundaria cuando mi madre me contó por qué. Intentó ir a lo grande, llegar a la MLB. Según ella, estuvo cerca, pero luego se lesionó y, de repente, todos sus planes de vida se vinieron abajo.

Pero no veo por qué eso es culpa mía.

—Creo que quiero dejar el béisbol.

Taehyun se queda en silencio, pero en realidad no espero ninguna reacción. Sabe lo mucho que odié jugar al béisbol mientras crecía. Incluso ahora, ya no me quejo tanto como solía hacerlo, pero sigo lanzando algunos comentarios aquí y allá de vez en cuando. Quiero preguntarle si cree que mi padre se enojará, pero no tiene sentido. Se va a poner lívido. Hará esa cosa en la que la vena de su frente parece que va a estallar.

Lo cual es estúpido. No sé por qué le importa. No está mucho por aquí, no hasta que empieza la temporada. E incluso entonces, todo lo que obtengo es una lista de cosas que podría haber hecho mejor después de cada partido que ve.

—Deberías.

Estuvo callado durante tanto tiempo que olvidé que había estado hablando con él. Y tiene razón. Pero no es la primera vez que hablamos de esto. Siempre quiero dejarlo, pero nunca lo hago.

No sé por qué me importa tanto lo que mi padre piense de mí. Se divorció de mi madre cuando yo tenía doce años, y ni siquiera un año después se había vuelto a casar y estaba esperando una hija. Y ahora tiene dos a las que ama y ve todos los días. Intento no sentirme amargado cuando se trata de las chicas. Las amo y ellas me adoran. No es culpa suya que hayan nacido niñas y, por la razón que sea, eso significa que mi padre tiene menos expectativas puestas en ellas. Tal vez, cuando sean mayores, lo resentirán, pero son las afortunadas.