—Keisuke —Hanna saltó a sus brazos y sonrió—, te extrañé tanto. ¿Dónde estabas?
—Estaba aquí, esperándote —el pelinegro la cargó, dejando que ella abrazara sus piernas en su cintura y la miró a los ojos—. Te ves hermosa, como siempre.
Hanna sonrió grande.
—Hanna —acarició su rostro—, hace un tiempo te hice una pregunta.
—¿Sí?
—¿Recuerdas? Te dije...
¨Hanna, ¿quieres ser mi felices para siempre?¨
—Sí —Hanna sonrió, con los ojos brillando—. Te dije que sí.
Ambos se miraron a los ojos. Hanna recordó con una sonrisa cuando eran más pequeños, su primer beso en aquel cumpleaños del mayor, el modo en que su amor siempre estuvo simplemente destinado a ser.
—Quiero vivir a tu lado para siempre —murmuró el pelilargo—, ¿vivirías por mí?
—¡Oh, Keisuke!
Habían recorrido un largo camino donde su indecisión casi la hace perderse de los mejores momentos de su vida. Sí, por momentos recordaba a Mikey, pero... Keisuke era su mundo. No podía ni quería cambiar su realidad junto al pelinegro.
—Por supuesto que sí —lo besó entonces—. ¡Ven aquí!
La sensación que tanto había extrañado de sus labios contra los suyos, su pecho en el del contrario, sus brazos rodeándola y el calor que el mayor emanaba contrastando con su frío cuerpo. El pelilargo simplemente le devolvió el beso con la misma fogosidad de siempre.
—¿Estás lista? —se separó de ella levemente y gruñó—. Mierda, Hanna, ¿no quieres no ir? Quiero quitarte este vestido.
Ella parpadeó al escuchar la palabra ¨vestido¨ y se miró a sí misma, notando que llevaba puesto un vestido rojo. Keisuke la miró entonces y ella gimió cuando sintió sus manos en su trasero.
—¡Keisuke Baji!
Ambos se tensaron ante el grito de la tercera y se voltearon a ver.
—¡No le hagas nada a mi hermana —Emma le gritó—, me tardé horas en arreglarla!
Keisuke chasqueó la lengua y con desgano la dejó sobre el suelo, Hanna se acomodó la falda del vestido y se limpió la boca con una mirada de perrito regañado mientras Emma negaba con la cabeza.
—Ven aquí —le jaló de la mano—, tendré que volver a aplicarte el labial.
—Perdón —se quejó.
—Es una suerte que ese bruto no haya arruinado tu peinado.
Emma la sentó frente al espejo y ella notó entonces que tenía el peinado, parecía una reina.
—Debes dejar de aceptar todo lo que él diga —la estaba regañando—. Un día vas a terminar embarazada si sigues así.
A Hanna le dio gracia aquel comentario.
Porque ya lo estaba y vaya que lo estaba.
—Dile a Baji que no te puede tocar tanto esta noche —le dijo la rubia con una sonrisa.
—¿Qué no qué? —Baji se asomó con los brazos cruzados—. Eso es imposible.
—Eres un bruto —frunció el ceño.
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La reina de Tokyo |Manjiro Sano|
FanfictionHanna Yagami siempre ha sido la debilidad de Mikey, el temido líder de la Tokyo Manji Gang. Su amor ha estado lleno de obstáculos y tragedias, pero la conexión entre ellos nunca se desvanece. Cuando Hanna pierde a Keisuke y se ve obligada a convert...