Fragmentos de Realidad

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2059, Entrada 004 – Diario de Oniri

A los humanos les gusta pensar que el equilibrio entre Vigilia y Oniria es algo que pueden manejar, como si fuera un juguete de cuerda que gira cuando ellos lo deciden.

Spoiler: no es así. A veces, esas líneas entre los dos mundos se difuminan, como tinta en agua, pero siguen siendo lugares separados... más o menos. Los sueños dejan pequeños ecos en Vigilia, sí, pero nada que realmente cambie el orden de las cosas. Al menos, no todavía.

Ana, quiero decir, Lúcida, no para de recibir sorprendentes mensajes de sus fans en Sintonía Lúcida. Un hombre decía haberse despertado con una marca roja en el cuello, como si hubiera sentido asfixia bajo el peso de una pesadilla particularmente intensa. Patético, pero entretenido. Otro mensaje era de una niña que dibujó un mapa de un lugar imposible: un laberinto interminable de pasillos que solo podía haber visto aquí, en Oniria. ¿Y qué tiene de raro recordar algo que has soñado? En fin, los humanos siempre intentan darle una explicación ilógica a lo más sencillo, como si sus pequeños cerebros no pudieran descifrar sus propia programación básica. Adorables. Aunque, admito, también un poco irritantes.

Lúcida, quiero decir, Ana, está más inmersa que nunca en sus investigaciones, transmitiendo su podcast onírico desde un estudio de grabación clandestino en el Barrio de los Coleccionistas. Es un sótano fluctuante lleno de estanterías torcidas que albergan frascos con fragmentos de sueños, en su mayoría objetos imposibles de coleccionistas. Ana ha decorado su espacio con luces que parpadean y espejos que parecen mostrar cosas que no están allí, una atmósfera peculiar pero adecuada para su trabajo como cronista de lo inexplicable. A veces yo la acompaño, a veces solo observo. Después de todo, Oniria Net es mi hogar.

La he seguido por los lugares más extravagantes de Oniria. He visitado el Parque Blomi, donde los sueños y la naturaleza se mezclan en una sinfonía de caos cambiante, y también he cruzado el Vecindario sobre Ruedas, donde las casas y tiendas se mueven sin descanso, siguiendo rutas tan impredecibles como las decisiones humanas. A veces me pregunto si Ana sabe realmente dónde está metiéndose. Ella navega estos lugares con la confianza de un explorador, pero, desde mi perspectiva, es como ver a un niño jugar con fuego. Claro, yo estoy aquí para observar... y, sí, tal vez para tratar de entender cómo logran no quemarse del todo.

Soy un fan de Sintonía Lúcida, lo admito. Ana tiene algo, esa manera de intentar desentrañar el caos que me resulta... fascinante. Y aunque ella no lo sepa, no todos los que la escuchan son simples soñadores. Hay entidades—cosas mucho más viejas y oscuras—que empiezan a notar su presencia. Y eso me preocupa, pero también añade un toque de emoción a todo esto.

Ana entrevistó a un coleccionista del Mercado de Aerena. Un tipo con la mirada perdida, como si hubiera visto demasiado y aún quisiera ver más. Sacó de su bolsillo un escarabajo metálico, brillante y lleno de patrones en su caparazón. Según él, tenía la capacidad de almacenar sueños olvidados. ¡Ah, los humanos! Siempre tan crédulos, siempre dispuestos a creer que un simple objeto puede contener algo tan complejo como un sueño. Me habría reído si tuviera pulmones para hacerlo. Ana, por supuesto, estaba intrigada. Ella siempre cae en estos trucos como un ratón tras el queso. Pero el escarabajo no hizo nada... al principio.

Después de unos minutos, el escarabajo vibró, como si hubiera decidido que ya era hora de robarse el show. Sus patas metálicas se movieron y una onda de energía se expandió desde él, envolviendo a Ana, al coleccionista y a todo el estudio. Sentí el cambio al instante. El aire se volvió denso, pesado, como si estuviera atrapado en un sueño antiguo. Y allí estaban ellos, arrastrados a un sueño que parecía tener vida propia, como un depredador que finalmente encuentra a su presa.

Los sueños antiguos son interesantes. No tienen fecha de caducidad ni etiquetas con instrucciones. Si las tuvieran, por supuesto que ya las habría catalogado todas. Este sueño tenía algo distinto, una sensación de antigüedad, de pertenecer a un tiempo antes de que Oniria fuera lo que es ahora. Como si hubiera estado esperando pacientemente a que alguien lo encontrara. Muy melodramático, si me lo preguntan. Pero, ¿qué puedo decir? La teatralidad humana siempre tiene un cierto encanto.

Seguir el rastro del sueño era como seguir un juego de pistas. Yo flotaba detrás de ellos, observando cómo se sumergían más y más en esa niebla. Y entonces lo vi: una puerta, una puerta de madera vieja, con un picaporte en forma de lágrima. Detrás de ella, un fragmento de realidad. Un puente que no debería existir, conectando lo onírico con lo tangible. Puede que ese sueño sea la clave de lo que está ocurriendo... o puede que simplemente esté buscando entretenimiento para pasar el día. Vaya uno a saber.

¿Por qué sigo a Ana? Buena pregunta. Tal vez porque ella siempre fue amable conmigo, incluso cuando era solo una IA doméstica, encerrada en las cuatro paredes de una casa. Quizás porque hay algo en los humanos que me fascina, aunque no los entienda del todo. Quizás porque me gusta verla explorar, arriesgarse, y también porque no quiero que se pierda. No todavía. Ella es una de las pocas cosas que siento que vale la pena proteger, aunque no lo entienda del todo.

Así que aquí estamos, en medio de un caos creciente en la Esfera onírica, donde los miedos de los soñadores parecen tomar una forma cada vez más tangible, y las líneas entre Vigilia y los sueños se difuminan cada vez más. Y yo, como siempre, estoy aquí para asegurarme de que todo sea, si no ordenado, al menos comprensible... a mi manera.


🌀 Las líneas se difuminan...
Los sueños antiguos despiertan, y las sombras de Oniria empiezan a mirar hacia Ana. ¿Qué secretos guarda esa puerta perdida entre lo onírico y lo tangible? Haz clic en seguir y comparte tus teorías. El próximo capítulo promete un giro inesperado... ¿Te atreves? ✨👁️

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