—¡Esto es increíble!— susurró emocionado Hoseok, si no fuera por los auriculares Yoongi no habría alcanzado a escucharlo, sonrió involuntariamente, era difícil estar molesto, cuando lo veía tan contento y emocionado, había querido negarse venir a Gwangju, debió solo enviarlo aquí y esperar que no volviera nunca, estaba jugando al gato y al ratón, pero aquí estaba, se había dejado convencer por la vulnerabilidad que vio en los ojos de Hoseok... Solo serán dos días, solo aceptaría eso.
—Es ahí ¿cierto?— miró hacia donde él había señalado, había decidido usar un helicóptero desde el aeropuerto hasta aquí, se negaba a venir en un auto cuatro horas de camino desde el aeropuerto hasta "el rancho Jung" ya había soportado suficiente calor al bajar del Jet privado.
—Parece que si es ahí, tu hermano fue muy gráfico, es un rancho en medio de la nada.— Hoseok clavó su mirada en él, su sonrisa era amplia.
—Muchas gracias por hacer esto.— le apretó la mano, como era de esperar al instante la polla de Yoongi cobró vida, imágenes vivas de lo que Hoseok le había hecho la noche anterior como muestra de su agradecimiento lo encendieron, una cosa es que quisiera vengarse y otra muy distinta que se negara los placeres que tan voluntariamente él le prodigaba. De todos los amantes que había tenido antes Hoseok era el más apasionado, se acoplaba perfectamente a él y a sus necesidades, Hoseok se sonrojó ante su atenta mirada, seguro adivinando lo que estaba pensando, Min sonrió.
—Más tarde puedes mostrarme cuan agradecido estás.— su sonrojo se hizo más profundo, el piloto los interrumpió avisando que comenzarían a descender.
Cuando por fin aterrizaron en uno de los campos, Hoseok prácticamente corrió fuera, Yoongi suspiró, «Dos días, solo cuarenta y ocho horas y regresarían al frio y fresco Seúl» pensó para sí mismo, se tomó su tiempo en ultimar detalles con el piloto, al final ya no tuvo más pretextos para seguirse retrasando, quiso ayudar a Eunwoo con las maletas pero le insistió en que tenía todo controlado, así que con la sonrisa más falsa y convincente que pudo convocar, se acercó al grupo de hombres que rodeaba a su amante.
«Dos horas, solo dos horas y nos iremos al hotel... no, posada del pueblo», este lugar estaba tan apartado de la mano de Dios, que el pueblo más cercano estaba a veinte minutos, solo contaba con una posada, una tienda de ropa que en realidad era un almacén de todo lo que puedas conseguir.
—Mira nada más.— dijo un hombre divertido —Es como ver en vivo uno de esos desfiles de modas.— los cuatro hombres rieron, incluidos Hoseok.
—Chicos, este es Min Yoongi, mi prometido.— los tres hombres lo miraron atentamente, lo miraban como si en realidad fuera un bicho que aplastar, pues se llevarían una gran sorpresa porque él era el macho alfa aquí —Yoongi, ellos son mis hermanos, Baekhyun, Minho y él es Chan.— todos eran poco parecidos físicamente, debajo de sus sombreros de vaqueros podía distinguir sus cabellos, ellos tres sin duda eran más altos que Hoseok, y más musculosos, no es que Hoseok no tuviera buen cuerpo, al contrario tenía músculos definidos pero de manera más delicada y fina.