Capítulo nueve: Espejo

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Antes de que empiecen a leer, aquí habrá un acto sexual, entre una bestia y humano. Pero, en forma humano.

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Pueden leer.

Naruto estaba esperando nuevamente que su zorro apareciera en su apartamento

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Naruto estaba esperando nuevamente que su zorro apareciera en su apartamento.

Estaba saliendo de bañarse, cargaba solo un pantalón a medio muslo y una camisa negra amplia, estaba por su tocador buscando un cepillo para su cabello. Antes de salir de bañarse había creado un clon para que Kurama saliera.

Pero, lo había perdido de vista, estaba concentrada en su misión de cepillar su cabello así que no se percató que Kurama estaba entrando al cuarto.

—¿Por qué estás semi desnudo? —preguntó divertido Naruto, viendo el pecho más amplio de Kurama.

Era curioso que cada vez que Kurama aparecía con un clon suyo, el clon se hacía más grande, su cabello rojo estaba largo y sus ojos eran rojos. Sus colmillos estaban a la vista.

—Queria observar bien este cuerpo de humanos —respondió el bijuu.

—Pero, sí lo ves todo el tiempo conmigo —dijo divertido Naruto.

—Contigo es diferente, siempre que te vas a bañar dejo de ver o me voy a dormir —respondió el zorro y Naruto le sonrió suavemente.

Alzó sus brazos de saco su camisa, dejando su pecho al descubierto.

—Ya puedes ver —dijo mirando a Kurama, el zorro se acercó y con sus manos empezó a recorrer el pecho de Naruto, hasta que sus manos llegaron a su pezones.

El rubio soltó un suave suspiro, al sentir como Kurama los apretaba entre sus dedos en curiosidad a ellos.

—Kurama...detente —suspiró. El zorro se detuvo y le dió una mirada.

—¿Por qué? ¿Te molesta? —Kurama preguntó. Naruto negó con la cabeza.

—No, me gusta, me haces dar placer —susurró con un sonrojo en las mejillas, en cambio los ojos de Kurama se oscurecieron aún más.

—¿No quieres que te de placer? —preguntó unos segundos después.

—Sí, Kurama, pero no quiero asustarte —explicó Naruto—. No quiero que te sientas presionado, a mí me gusta como estamos.

El zorro bajo sus manos y acercó a Naruto contra su pecho desnudo.

—A mí me encantaría complacerte, rubio —respondió y lo beso con fuerza. Naruto se sintió mareado ante el beso, las manos grandes de Kurama jugaban con su cadera. Y sus uñas afiladas raspaban su carne.

Al separarse, Naruto le dió una sonrisa.

—Vamos contigo primero —decidió el menor y empujó con fuerza a Kurama hasta que cayó en la cama.

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