18

12 2 0
                                    

Jimin


Al día siguiente, el móvil me arrancó de un sueño profundo. Miré el reloj; eran las cuatro y media de la madrugada. ¿Qué demonios…?

—¿Hola? —dije aturdida, al contestar.

—¿Cariño? —Era Jiwon.

—Hola, Jiwon, ¿qué ocurre? —pregunté, preocupado.

—Cariño, voy a aceptar tu oferta para cocinar. Norm lleva toda la noche vomitando. No va a poder ir a trabajar esta mañana. Si no te apetece hacerlo, dímelo. Pero si no vienes, tendremos que cerrar hoy.

Permanecí en silencio un momento, sabía que, si la cafetería cerraba, aunque solo fuera por un día, sería un trastorno económico muy grande para Norm y Jiwon. Sus hijos eran mayores, pero había escuchado cómo le mencionaban a un amigo que durante los últimos años habían trabajado para compensar el tiempo que no pudieron ahorrar mientras sus hijos estaban en la universidad.

—Claro que lo haré, Jiwon. Ella dejó escapar un suspiro.

—Muy bien, muy bien. Muchas gracias, cariño. ¿Nos vemos allí?

—Sí, y dile a Norm que se mejore.

—De tu parte, cariño. Gracias.

Colgué. Iba a cocinar para otras personas. Permanecí allí sentado durante un par de minutos, pero no me sentía preocupado por ello, sino por si sería capaz de mantener el ritmo y servir las comandas según llegaran. Quizá fuera porque había cocinado ya para Jungkook, o tal vez porque había llegado a comprender mejor mis emociones y miedos. En cualquier caso, no tenía tiempo para quedarme allí sentado todo el día, pensando en eso. Tenía que ir a la cafetería y prepararlo todo.

Me di una ducha rápida y me puse el uniforme. Me sequé el pelo y lo acomodé, asegurándome de que no quedaba un mechón suelto. Luego saqué a Kimi para que hiciera sus necesidades, le di de comer y corrí hacia la puerta.

Diez minutos después, entraba en la cafetería. Jiwon había llegado unos minutos antes.

—Te ayudaré a prepararlo todo —me dijo—. Es bastante sencillo. Aunque si sabes hacer huevos, tortitas, beicon y tortillas, todo irá bien. No servimos platos demasiado elaborados.

Asentí.

—Creo que me las arreglaré, Jiwon. Diles a los clientes que es mi primer día y que quizá tardes un poco más en servirles la comida.

—Sonreí.

—Tranquilo, yo me encargaré de ellos. —Me dedicó una amplia sonrisa.

Cogí todos los ingredientes necesarios de la nevera y los puse en recipientes detrás de los fogones para poder acceder a ellos con facilidad. Jiwon batió varias docenas de huevos y los metió en la nevera que había debajo, preparados para que yo los utilizara cuando fuera preciso. Media hora más tarde, con todo listo, Jiwon se puso a hacer el café y a colgar el letrero de «Abierto».

La campanilla de la puerta comenzó a sonar un par de minutos después, cuando comenzaron a llegar los primeros clientes.

Pasé la mañana haciendo tortillas, friendo lonchas de beicon, croquetas, patatas y vertiendo mezcla de tortitas sobre la plancha. Algunas veces me retrasaba un poco, pero, en general, para ser mi primera vez en aquella cocina y estar sirviendo a mucha gente en poco tiempo, me sentí orgulloso del trabajo que había realizado. Supe que Jiwon también estaba contenta por los guiños y sonrisas que me lanzaba por la ventanilla de comunicación.

—Estás haciendo un trabajo magnífico, cariño —aseguró.

Cuando el ritmo se hizo menos frenético, empecé a dar un toque propio en algunos de los platos: un poco de ajo en las tortillas, un chorrito de leche en los huevos revueltos, unas gotas de nata en el agua con que batía la masa de las tortitas…, detalles que me había enseñado mi padre.

Jungkook 's Voice Adapt. Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora