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Jungkook, a los siete años

Mayo

¿Dónde estaba?

Me sentía como si estuviera buceando en la piscina del club de campo, intentando salir a la superficie con metros y metros de agua por encima. Me pitaban los oídos y me dolía el cuello, era parecido al dolor de garganta, solo que me dolía a la vez en el interior y en el exterior. Traté de recordar cómo me había hecho daño, pero solo intuía sombras moviéndose alrededor de mi cabeza. Las aparté.

¿Dónde estaba?

«¿Mami? Quiero a mi mamá».

Sentí que las lágrimas, cálidas y pesadas, se escapaban de mis ojos cerrados y caían por mis mejillas. Traté de no llorar. Los hombres fuertes no lloran. Los hombres fuertes protegen a los demás, como hacía el tío Baek. Solo que él había llorado. Había llorado con fuerza, gritando al cielo y cayendo de rodillas allí mismo, en el pavimento.

«¡Oh, no! ¡Oh, no! No pienses en eso».

Traté de moverme, pero me sentía como si alguien me hubiera atado unos pesos a los brazos y las piernas, incluso sentía pesados los dedos de las manos y los pies. Pensaba que podría moverlos un poco, pero tampoco estaba seguro.

—Shhh…, que despierta —escuché que decía una voz femenina—. Dejad que lo haga lentamente…, por sí solo.

«Mami…, mami… Por favor, que esté aquí también. Por favor, que esté bien. Por favor, que no siga tirada en la carretera».

Surgieron más cálidas lágrimas.

De repente, sentí como si tuviera clavados alfileres y agujas por todo el cuerpo, atrapados en mi piel. Traté de gritar pidiendo ayuda, pero creo que ni siquiera separé los labios. ¡Oh, Dios! Parecía que el dolor despertaba en todas partes, como si un monstruo regresara a la vida bajo la oscuridad de mi cama.

Después de seguir respirando durante unos minutos más, quizá acercándome más y más a lo que me parecía que era la superficie, abrí los párpados. Entrecerré los ojos porque tenía una luz muy brillante justo encima.

—Baja la luz, Miriam —escuché a la izquierda.

Abrí los ojos de nuevo, dejando que se acostumbraran a la luz, y vi a una enfermera mayor, con el pelo corto y rubio, que me miraba.

Separé los labios.

—Mami… —traté de decir, pero no salió nada.

—Shhh… —dijo la enfermera—. No trates de hablar, cariño. Has tenido un accidente. Estás en el hospital, Jungkook, y te estamos cuidando muy bien, ¿vale? Yo me llamo Jenny, y ella es Miriam. — Me sonrió con tristeza y señaló a otra enfermera más joven, que estaba un poco más atrás, comprobando algo en la máquina que había junto a mi cama.

Asentí con la cabeza. ¿Dónde estaba mamá? Nuevas lágrimas cayeron por mis mejillas.

—Tranquilo, cariño —dijo Jenny—. Tu tío, Yihan, está en el pasillo. Deja que vaya a buscarlo. Se pondrá muy contento al saber que has despertado.

Me quedé allí contemplando el techo durante unos minutos antes de que la puerta se abriera y se cerrara y el tío Yihan me mirara a la cara.

—Bienvenido de nuevo, soldadito —me dijo. Tenía los ojos rojos y parecía como si llevara tiempo sin ducharse. Pero el tío Yihan siempre parecía un poco raro. Había días que llevaba la camisa del revés o dos zapatos diferentes. Yo pensaba que era muy divertido. Él decía que era porque su cerebro estaba tan ocupado en cosas importantes que no tenía tiempo para pensar si llevaba bien la ropa. Me parecía que era una buena explicación. Además, me daba cosas buenas, como dulces o billetes de diez dólares. Me había dicho que guardara un alijo con mi dinero en un lugar donde nadie pudiera encontrarlo, añadiendo que ya se lo agradecería más adelante, mientras me guiñaba el ojo, como si quisiera decir que «más adelante» sería cuando él regresara.

Abrí la boca de nuevo, pero Jenny y el tío Yihan sacudieron la cabeza y Jenny buscó algo que había en la mesita, a su lado.

Se giró con una libreta y un lápiz y me los entregó. Cogí el papel y escribí una palabra.

«¿MAMÁ?».

Jenny clavó los ojos en las letras y el tío Yihan miró al suelo, a sus pies. Justo en ese momento, las imágenes del accidente inundaron mi cerebro y las palabras resonaron en mi mente hasta que comencé a dar golpes en la almohada con la cabeza al tiempo que apretaba los dientes.

Separé los labios y grité, grité una y otra vez, aunque la habitación permaneció en silencio.

Jungkook 's Voice Adapt. Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora