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Jimin


Me giré en la cama y miré sonriente por la ventana, hacia el oscuro lago que había al otro lado del cristal. Cuando supe que Jungkook iba a salir con Minjoon, avisé a Rachel y a Liza y pasamos una noche de fiesta.

Fuimos a jugar al billar al pueblo, bebimos unas cuantas cervezas entre risas y charlas, comentando los cotilleos de la gente. Al parecer, una chica del pueblo estaba manteniendo relaciones con, al menos, tres hombres casados. Las mujeres de Pelion estaban alborotadas. Yo pensaba que la chica no era tan culpable como los hombres; al fin y al cabo, ellos habían roto sus votos y ella no. Sin embargo, supuse que era menos doloroso creer que sus maridos se habían sentido atraídos por algún tipo de magia seductora que pensar que eran unos capullos mentirosos.

También hablamos mucho sobre mi relación con Jungkook; les conté todo lo que había ocurrido. Ellas me escucharon, sorprendidas, pero las expresiones de sus rostros eran de ansiedad.

—¡Santo Dios, Jimin! No tenía ni idea —dijo Rachel, antes de quedarse pensativa mientras yo le daba un sorbo a mi cerveza—. Sin embargo —continuó—, eres el único que podría haberlo hecho. Que conozcas el lenguaje de signos y que hayas terminado justo aquí, en Pelion…, solo…, sin nadie con quien hablar, es… es el más hermoso destino.

Sonreí, soñador, dejando que sus palabras me envolvieran.

Era justo eso. Eso era lo que sentía. «El más hermoso destino».

Nos retiramos temprano, y llegué a casa a las once, ya que tenía que trabajar al día siguiente. Me duché y leí un rato. Apagué la luz pensando en Jungkook, preguntándome qué tal estaría pasándolo con Minjoon. Me sentía orgulloso de él por haber accedido a salir con su primo. Al principio se había mostrado receloso e inseguro, y yo sabía que solo había accedido porque le alenté. Aun así, seguía siendo un gran paso. Apenas había salido de su propiedad, salvo para algún viaje ocasional al pueblo para comprar comida o materiales para sus proyectos…, y eso desde que tenía siete años. Ir a un restaurante o a un bar suponía para él algo extraordinario. Tenía la esperanza de que se lo estuviera pasando bien.

Me volví de nuevo cuando escuché que se cerraba la puerta de un coche y lo que parecía el rugido del motor de un vehículo de gran cilindrada. ¿Qué demonios era aquello? Kimi alzó la cabeza a los pies de la cama y emitió un suave ladrido.

Se me aceleró el corazón y me puse en alerta. Intenté serenarme; si se trataba de alguien con intención de hacerme daño, si se trataba de él, no se anunciaría con aquel montón de ruido.

—Deja de mostrarte paranoico, Jimin —murmuré. Pero, de todas formas, me trasladé de puntillas hasta el salón, con Kimi pegada a mis talones.

Levanté el borde inferior de la cortina y miré por la ventana. Vi que una figura enorme se alejaba con paso inseguro de mi casa.

¿Era… Jungkook? Sí, sí lo era.

Me apresuré a abrir la puerta y lo llamé en voz baja.

—¿Jungkook?

Se giró en medio de la carretera y se quedó allí quieto.

Ladeé la cabeza al tiempo que esbozaba una sonrisa. Me sentía confuso.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté—. Acércate, estoy en pijama.

Permaneció allí durante unos instantes, balanceándose ligeramente sobre los talones; parecía… Entrecerré los ojos en la penumbra…, parecía borracho. ¡Oh, vaya! ¿Minjoon lo había emborrachado? ¡Genial!

De pronto, comenzó a andar hacia mí con la cabeza gacha. Se aproximó a los escalones y los subió para apretarme entre sus brazos. Se aferró a mí con fuerza, enterrando la nariz en mi cuello. Note que inhalaba profundamente.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Jungkook 's Voice Adapt. Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora