No era parte del plan perder a una, no era como deberían pasar las cosas, y el detalle que se le escapó o no, a John Constantine, es que solo un ángel puede hacerse humano sacrificando su vida a favor de salvar a un ser humano, claro que hay otra manera permanecer a su lado el suficiente tiempo para irse debilitando, pero eso no los hacía humanos al cien por ciento, solo les daba la ilusión de que podrían serlo, pero no envejecían, solo veían a su humano morir y ellos volver a ser seres angelicales de nuevo.
La única manera era sacrificarse como ángeles para defender la vida de uno de ellos, pero Velvet hacía milenios que había dejado de ser uno de lo respetables ángeles sanadores de élite, para convertirse en una exiliada, todo por curar a mestizos de demonios o humanos, o cualquier ser vivi que necesitara ayuda, ella no discriminaba en raza o especie, ayuda era ayuda y ella era una sanadora.
Ese había sido su error, usar sus dones divinos para curar a cualquiera que no fueran sus iguales, ni siquiera debería haber curado a humanos, aunque son la prioridad del cielo y no muchos están de acuerdo con Dios en su favoritismo por esa creación en particular y su indulgencia a perdonarles todo, ella los amaba tanto que incluso usaba sus dones para sanarlos cuando no debería de hacerlo.
—Ella se ha ido —le dice Sofía a Claire quién la tiene entre sus brazos desvanecida luego de haberle sacado la espada que la atravesaba.
—No, no, puede habernos dejado —la abraza fuerte sollozando—, ella no...
—Lo lamento, mi amor.
—Le dije que no podía irse, la buscaré incluso si tengo que morir para traerla de vuelta y....
—Amor —Sofía entre lagrimas toca su hombro—, no es humana, no hay un lugar en el cual buscarla, no tiene alma.
—¿Entonces solo... se desvaneció? Su vida, su existencia ¿no significó nada?
—Significo para nosotras, que la amamos y aceptamos, que peleamos con ella hasta el final, y siempre nos bastó y fue suficiente, para nosotras significó todo, dió su vida para salvarnos.
—Pero nuestras historia... no pudimos... —observa a Sofía y el llanto no la deja hablar.
—Lo lamento, amor.
Claire la acuesta sobre el suelo hincada a su lado, y hace lo único que cree que podría cambiar eso, reza, reza desesperada y con todas su fuerzas, le pide a Dios una respuesta y le promete lo que sea necesario, lo que quiera para que ella vuelva, pero como dijo Velvet en un momento de la pelea, ellos jamás responden. Hace años que el cielo se limita solo a observar a la humanidad, interviene de manera pasiva, pero no influencia en el destino de los mortales, desde los nefilim, Dios, decidió que humanos y ángeles no debían volver a cruzar la línea y si se atrevían el costo era el exilio.
—Vamos, tenemos que buscar algo para poder llevarla con nosotras y sepultarla.
—No quiero dejarla sola —le dice sin mirarla mientras le sigue acariciando el rostro a Vel, que yace bajo el charco de su propia sangre dorada.
—Está bien, iré yo —el agua que sigue cayendo le chorrea por el mentón y la nariz mezclándose con sus lágrimas.
Sofía se aleja caminando ya no hay peligro para que tema ser atacada. Deciden que tal vez la puedan cargar sobre alguna manta para poder subirla a la moto y luego sepultura. Un rayo ilumina el cielo cuándo Sofía va llegando con una manta y ve a alguien parado hablando con Claire, luego desparece subiendo al cielo rápidamente en una ráfaga.
—¿Qué pas...? —el brazo de Velvet se levanta y acaricia el rostro de Claire, Sofía cae de rodillas frente a ellas—. ¿Estás... cómo es posible? —mira sus ojos que ahora son azules— ¿Te hicieron?
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Padre nuestro
RomanceDos monjas exorcistas y un pacto con un demonia que lo cambiará todo. En situaciones desesperadas, se toman medidas desesperadas. La medida desesperada de ellas fue tener que atarse a una demonia, o ser encerrada con ella al artefacto. A veces el r...