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Taehyung era virgen.

A sus dieciocho años, seguía sin haber tenido ninguna experiencia sexual, pero eso no significaba que no hubiera explorado su curiosidad.

Desde que descubrió el mundo de porno gay a los trece, sus noches se habían convertido en algo más que solo dormir

¿Quién necesitaba dormir cuando puedes perder horas viendo vídeos que definitivamente no querrías que tú madre encontrara en tu historial de búsqueda?

Una vez, en un momento particularmente incómodo, su hermano mayor, Namjoon, entró en su habitación sin tocar la puerta y lo sorprendió en plena acción, intentando hacerse una paja mientras miraba un vídeo.

Taehyung recordaba la expresión de horror en el rostro de Namjoon, que se convirtió rápidamente en una risa.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Namjoon entre risas, incapaz de contenerse.

—¡Nada! —Exclamó Taehyung, rojo como tomate, mientras intentaba cubrirse con un cojín. Pero el daño ya estaba hecho.

Desde ese día, Namjoon lo había atormentado sin piedad.

Cada vez que se cruzaban, le lanzaba miradas cómplices y había comentarios sarcásticos sobre "la vida secreta de su hermano menor". Ridiculo si le preguntas.

Pero lo peor de todo era ver a Jin, su hermoso y encantador novio, lo hacía sentir como si hubiera abejas en el estómago.

Aunque Jin era muy delgado—dejando de lado el hecho de que no estaba en su peso ideal—, Taehyung lo encontraba increíblemente atractivo como fuera. Cada vez que Jin tenía un short corto, Taehyung no podía evitar dejarse llevar por la vista de sus piernas largas y firmes. Era un espectáculo digno de admiración.

El contorno de las caderas de Jin se movían con gracia mientras este caminaba, como si estuvieran bailando al son de una música que solo el pelinegro podía escuchar. Cada paso que daba parecía llevarlo directo al corazón de Taehyung, y eso no ayudaba en nada.

Taehyung sabía que Jin se negaba por miedo, y en el fondo, también la tenía. Debido a sus enfermedades, se preguntaban si podrían involucrarse sexualmente. Nunca habían hablado seriamente sobre ello, pero la idea de que su salud pudiera deteriorarse por eso, les aterraba. Y, aunque Taehyung pareciera el más descarado de los dos, le daba mucha vergüenza preguntar si podían tener sexo.

Bueno, fue anoche. Porque después de amanecer hoy y tener un sueño húmedo de Jin, una vez más, definitivamente ya no podía aguantar, estaba al límite.

Hoy resolvería el problema, aunque le avergonzara en demasía.

*****

Jimin suspiró, ya previendo hacia dónde iba esta conversación, y se cruzó de brazos.

—¿Qué mierda me estás preguntando, Kim Taehyung?

—Lo mismo que escuchaste, Jimin —respondió Taehyung sin pizca de vergüenza.

—Soy tu enfermero, Taehyung. No tu amigo, ni tu... guía en estos temas. Y además, —aclaró, alzando una ceja—. Está prohibido tener sexo en el hospital.

—Esa no fue mi pregunta —Taehyung levantó una ceja.

—Correcto, pero esa es la respuesta que te voy a dar —Jimin respondió con firmeza.

Taehyung hizo un puchero y se acercó al enfermero.

—Hyung, sabes que te quiero mucho, ¿no?

—Ah, ahora sí soy tu hyung —replicó Jimin, intentando no caer en sus artimañas—. ¿Y para qué? ¿Para que te de "consejos" sobre algo que no debes hacer?

—Es que... solo quiero saber si es posible. Con Jin... tú sabes. Solo una vez, nada más —suplico el pelinegro.

Jimin resopló.

—En teoría... no es imposible, pero es complicado. Requiere mucho cuidado, ¿entendido? —dijo, mira solo severamente—. Con tu condición y la de Jin, no puedes hacer ningún esfuerzo que implique falta de aire o cansancio. Y Jin tiene un corazón delicado, así que tampoco puede esforzarse.

Pero, al ver los ojos de Taehyung iluminarse, Jimin supo que el mensaje no fue transmitido.

—¡Entonces sí se puede! —exclamó el pelinegro con una sonrisa brillante.

Jimin lo vio irse, suspirando mientras pensaba en cómo Taehyung seguramente no había escuchado nada más que él hecho de que le dijo que sí podían, cuando claramente no dijo eso pero se puede esperar todo si hablamos de Kim Taehyung.

*****

Jin miraba las páginas de la revista con ojos que, aunque no quisieran, se llenaban de amargura.

Los modelos parecían tan seguros, tan llenos de vida y salud, algo que el sentía tan lejano.

Él era delgado, demasiado delgado. Su piel pálida, los pómulos marcados, ojeras, su rostro cansado, su piel seca, sus huesos, los brazos delgados... cada rincón suyo parecía tan distinto de lo que estaba viendo en la revista, y dolía como la mierda.

Se veía descuidado.

A veces deseaba tener la fuerza para arreglarse, para ponerse ropa bonita, para sentirse alguien en quien él mismo pudiera creer.

Con Taehyung era diferente. Taehyung lo miraba con ojos llenos de amor y de ternura que no entendía. Lo abrazaba sin miedo a su fragilidad, lo miraba como si fuera lo más hermoso incluso en sus peores días. Y en esos momentos, Jin se sentía fuerte.

Pero cuando Taehyung se iba, la realidad lo golpeaba como un balde frío.

Quería ser bonito.

Quería mirarse al espejo y ver algo más que el reflejo pálido y frágil que lo devolvía cada mañana. Quería sentirse cómodo con su propia piel, sin esa tristeza que parecía no soltarlo.

Jin apretó la revista contra su pecho, sintiendo como la frustración lo ahogaba en un nudo que crecía en su garganta.

¿Por qué no podía sentirse bien consigo mismo?

Quería creer que, a pesar de su enfermedad, de sus días grises, él también tenía derecho a sentirse bonito, a sentirse... suficiente.

Una lágrima escapó sin permiso y rodó por su mejilla. Jin la dejó caer mientras otras la seguían.

En ese momento, la puerta de la habitación se abrió y Jin miró a su novio entrar.

—¡Ya descubrí que podemos tener sexo! —el pelinegro exclamó, asegurando la puerta—. Quítate rápido la ropa para que pueda lame...

Se detuvo en seco al ver a su lindo novio llorando, frunció el ceño y parpadeó, tratando de entender la situación.

—Hyung... —dijo suavemente, acercándose poco a poco para no asustarlo.

—Tae... —murmuró Jin, sintiendo que sus mejillas regordetas estaban empapadas.

Taehyung se maldijo por ser tan imprudente y, en lugar de alegrar a Jin, había interrumpido un momento que debía haber sido más serio. Se sentó a su lado, tomando suavemente su rostro en sus manos y guiándolo para descansara en su hombro.

Jin, al instante, soltó un sollozo más fuerte y se aferró a la camisa de Taehyung, como si tuviera miedo de que se escapara.

De todos modos, su novio siempre fue su refugio.

*****







Vani.

𝐒𝐢𝐜𝐤 𝐥𝐨𝐯𝐞ᵀᵃᵉʲⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora