Violeta Hódar
Me encanta la literatura, la poesía, el teatro, las odas, las elegías y todo aquello que esté escrito en un papel. Me encanta la lengua que vuela entre recursos que van más allá de lo cotidiano. Las hipérboles, la personificación de elementos naturales como la Luna, las rimas, los llamamientos del yo poético y, como diría mi madre, las metáforas.
Mi estantería está repleta de poemarios que le hablan al mar y que aman los pétalos de un girasol. Versos de Lorca y de Bécquer se han quedado inmortalizados en mi retina, tal es así que podría recitarlos no de memoria, sino de alma. He vivido durante años rodeada de lírica que habla del amor, de la chispa que surge entre el roce de las pieles, de las mariposas en el estómago.
Pero siempre he sido consciente de que todo eso es mentira. ¿Las mariposas en el estómago? ¿Esos pequeños insectos que sientes que revolotean en tu vientre? Surgen porque tenemos un sistema nervioso entérico, formado por neuronas en el estómago y el intestino. Se trata de una subdivisión del sistema nervioso autónomo que es el encargado de controlar al aparato digestivo. Así que, cuando tenemos alguna emoción intensa, surgen reacciones en el vientre y es cuando aparecen "las mariposas".
¿Cómo pudo Florence Converse relacionar las neuronas con las mariposas?
Supongo que usó la imaginación de la misma manera en la que yo llevo haciéndolo toda mi vida.
Todos esos sentimientos que plasmaban los versos, todas esas historias apasionantes sobre el amor, todas esas mariposas en el estómago, para mí nunca han sido reales. Hubo una vez, hace tantos años que me cuesta recordar, en la que los pequeños insectos parecían despertar, pero cayeron en un sueño eterno que solo un beso de amor verdadero podría corromper, tal y como ocurría en el cuento de la Bella Durmiente.
¿He llegado a esa parte de la historia? ¿He recibido el beso de amor verdadero que ha despertado a las mariposas?
- Good morning, Bella Durmiente- Una voz me susurra al oído... esa voz
Me muevo por las blancas sábanas, gruñendo levemente por la molestia que me causa la claridad que entra en la habitación. Empiezo a abrir los ojos poco a poco, intentando adaptarme a la luz, y el rostro que me recibe me hace pensar que aún estoy durmiendo, vagando por las calles de algún sueño.
Ni siquiera sonrío a propósito, es un acto reflejo que mis facciones recrean cuando tengo a Chiara Oliver sobre mí, apoyada sobre su codo para mirarme desde arriba, con el pelo despeinado con gracia y llevando una de mis camisetas viejas.
- Buenos días- Respondo con la voz aún adormilada
- Espero que no te moleste- Señala la camiseta que porta
- Puedes coger lo que sea de mi armario siempre que quieras... aunque te prefiero desnuda- Me muerdo el labio inferior con picardía y recorro su cuerpo con la mirada
- Veo que te has levantado de buen humor- Responde con un tono mucho más grave que antes, paseando su dedo índice por mi escote aún desnudo
- ¿Cómo no hacerlo? Estás aquí, en mi cama, no tenemos que ir a trabajar...- A medida que las palabras salen por mi boca, mi mano sube por su cuerpo, desde la cintura hasta su cuello, acercándola más y más a mí
- ¿No vas a dejarme desayunar primero?- Dice riendo a pocos centímetros de mi cara, haciendo que su risa resuene en mi piel
- Aquí tienes el desayuno- Es lo último que digo antes de atacar su boca
Empieza siendo un beso lento, saboreando cada extensión de piel que entra en contacto. Pero la lujuria quiere unirse a la fiesta, al igual que nuestras lenguas, que empiezan una batalla campal por ver quién domina a quién. La pelinegra se revuelve hasta ponerse encima de mí, acariciándome el pelo con ambas manos mientras no abandona su ardua labor de explorar cada rincón de mi boca. Mis manos descienden por su cuerpo hasta llegar a su espalda baja, levantando su camiseta lo justo para apretar levemente su piel erizada. Pero en un movimiento rápido, le quito la camiseta del todo, quedando en igualdad de condiciones, mientras nos reímos con descaro.
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Está Escrito en las Estrellas | Kivi
Fanfiction¿Qué es el éxito? Violeta Hódar lo tiene claro. La fama, el poder, el dinero y los reconocimientos por su trabajo, representados con estatuillas doradas y premios aclamados por la Academia. Es lo único que le importa a la joven directora de cine. C...