El Universo camina lento, expresándose en su cadencia eterna. Nadie es consciente de tal movimiento pero si es conocedor del mismo. Lo que no sabemos es que la paz en el la controlan unos cuantos soldados con unas características especiales. Cada cierto tiempo se reúnen en lo que los humanos llaman la parte oculta de la Luna, que es donde tienen su base, la sala de reuniones y donde residen el resto de compañeros de inteligencia, comunicaciones y demás.
Los soldados hacen una vida totalmente apacible. Cada uno en su planeta. Sólo acuden a su trabajo cuando se les avisa o tienen una reunión importante.
Los únicos que se reúnen son los altos mandos, entre ellos está el General Vegeta. Se encarga de las contiendas más peligrosas. Pese a su juventud tiene una extensa experiencia y no suele errar en sus decisiones. También destaca una terrícola, Bulma. Ella se encarga de la parte logística, así como por su gran inteligencia, siempre está en las reuniones porque aporta sentido común, frente a algunos intereses personales de otros representantes planetarios.
Ellos dos son los más jóvenes. Bulma es la que atrae todas las miradas pero ella se hace respetar. Desde siempre ha dejado muy claro que su labor es el trabajo y que no está ahí para conseguir un novio. Es más, ese tema nunca le ha interesado. Tiene una vida muy rica, trabaja en el espacio, en la Tierra también se dedica al diseño de nuevas tecnologías y de forma anónima escribe canciones bajo un pseudónimo, Karen. Todos los artistas quieren temas suyos, están llenos de sentimiento.
Su mejor amiga, Alba lo sabe todo y le guarda el secreto pero lo que siempre se pregunta es que cómo puede escribir y transmitir tantos sentimientos cuando ella no los ha vivido.
Vegeta era el lado opuesto. Se sabía guapo y lo aprovechaba. No le faltaban pretendientas y siempre tenía plan, una cita, tanto en su planeta del que era Príncipe como de cualquier otro. Su mano derecha y mejor amigo, Goku le decía que esa no era manera de proceder.
En realidad el no quería hacer daño a nadie, sólo no podía entender que por más que lo intentara no durase ninguna relación. Al Gran Vegeta.
Ese día había reunión trimestral. Se preveía tranquila porque hacía mucho tiempo que ningún enemigo atacaba.
Transcurridas más de dos horas, la paciencia del General empezaba a agotarse. Al no tratarse ningún tema armamentístico o bélico los puntos del día estaban siendo poco interesantes para él.
Pensó que ya era hora de dar vida a la reunión. Como en otras anteriores disfrutaba sacando de quicio a los viejos altos cargos encorsetados.
_Si vamos a usar nuestros fondos y el tiempo de los ingenieros de i+d en mirar el porvenir de las plantitas y del aire, es como tirarlo. El problema está ahora y este silencio no me gusta, no os debería gustar a ninguno de vosotros cabezas huecas.
El resto de representantes le miran con odio, conocen de sobra su mal temperamento. Sólo una persona lo enfrenta.
_Ninguno de los presentes está aquí por sorteo. A mí nadie me llama cabeza hueca y menos tú. A saber qué hay dentro de todo ese pelo. Seguro que por tu cara tienes un nido de cuervos.
_¿Qué dices, rata de laboratorio?
_¡Silencio! No voy a permitir una falta de respeto más en mi sala-Dijo el Jefe Supremo _Ingeniera Biefs, Capitán Vegeta, quedan expulsados . Retírense.
Los dos se van de muy mal humor, cada uno por una puerta diferente para no tener que encontrarse.
Bulma caminaba a grandes pasos rumbo a su laboratorio. Estaba molesta, no entendía porqué se le había expulsado a ella también cuando lo único que había hecho era defenderlos a todos. Si, había insultado al capitán de las medallitas pero nadie en su sano juicio puede insultarla.
A medio camino una mano la sujetó del brazo de forma brusca haciéndola girar 180 grados. Y era él, Don Medallitas, que con una cara asesina mira a su alrededor por si alguien pudiera verlos
_¡Tú! No te vas a ir como si nada. Se va a zanjar ahora mismo, en mi despacho.
Sin soltarla y prácticamente a rastras la acompañó hasta la puerta de su despacho. Con la mano libre introdujo el pin de seguridad y la hizo entrar y cerró la puerta.
Bulma que había estado en silencio todo el tiempo para no meterse en más problemas, habló.
_¿Se puede saber qué mosca te ha picado?-Dice en voz alta_Mira, si me quieres provocar un ataque epiléptico con las conversaciones de tu chaquetita y las de tu despachito con tanto brilli brilli, lo siento. Tu plan ha fallado, jajajaja.
_¡Estúpida! No me habían expulsado jamás. ¡Y es por tu culpa!
Vegeta se acerca a la científica mirándola a los ojos. Está furioso. No sólo ha provocado esa sanción sino que sigue burlándose a su costa. Quería matarla allí mismo pero sería el peor error de su carrera militar.
Bulma también se le acerca haciendo gestos con el dedo índice señalado esas medallas de las que tanto alardea. Iniciando una guerra de miradas con su contrincante.
_ También es mi primera expulsión y por defender a los compañeros de ti.
Estaban a escasos centímetros el uno del otro, ninguno quería apartar la mirada porque significaba la derrota, la debilidad.
Bulma pudo apreciar que pese a lo repelente de su comportamiento, el Capitán era realmente guapo, muy masculino, fornido,...
Vegeta no desistió en su lucha cuando la científica le hizo frente. Ahora si, pido apreciar el azul intenso de su ojos, tan bonitos como grandes y ese dulce aroma que desprendía a gardenias. No supo si fue el conjunto de todo eso pero en un instante cometió su segundo error de ese día.
Bajó la mirada hacia sus labios, tan jugosos, tan deseables. En un acto reflejo y sin pensar la atrae más a él y la besa.
No fue un beso de rabia, fue cálido, calmado, como nunca había besado a nadie, descubriendo sentimientos nuevos, un sabor maravilloso que no era de ningún Universo.
Bulma aguantaba la mirada triunfante y sin esperarlo, unos fuertes brazos la arrastraron unos centímetros hasta dar con la boca de la persona que nunca se imaginaría. Se quedó paralizada por la sorpresa pero acto seguido y como si lo hubiera hecho toda la vida, le correspondió de igual manera.
Eran dos personas desconocidas declarándose amor sin palabras, unidos por un mismo idioma.
Bulma recupera el control de si misma y se separa.
Ahora los dos se miran con cara de asombro, ninguno tenía planeado que aquello pasara.
_Esto no tenía que haber sucedido. Yo nunca he besado a nadie. - Las lágrimas empiezan a caer rápidas por su rostro y sale huyendo del despacho.
Vegeta no puede ir tras ella esta vez, no es capaz aún de procesar todo lo que ha pasado y lo que le has dicho Bulma tampoco le ha ayudado. No se reconoce a sí mismo, se siente inundado en su aroma, en ese beso.
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¿De verdad eso es el amor?
RomanceHistoria diferente, nacida desde mi corazón. Vegeta y Bulma protagonistas.