Confusiones y miradas

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La noche de la fiesta en la playa continuaba, y el ambiente estaba lleno de energía y expectación. Gala había pasado gran parte del tiempo observando discretamente, cuidando que los huéspedes disfrutaran y manteniendo la situación bajo control. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por permanecer profesional, sus ojos no podían evitar dirigirse constantemente hacia Karime, quien parecía disfrutar su noche entre amigos... y rivales.

Mientras Gala observaba desde una distancia segura, sintió que alguien se acercaba y, para su sorpresa, era Gomita. Vestida con un atuendo que llamaba la atención y con una sonrisa pícara, Gomita le lanzó una mirada de complicidad.

– Oye – dijo Gomita, acercándose aún más a Gala, – has trabajado mucho esta noche. ¿Por qué no te tomas un descanso?

Gala, algo desconcertada, trató de mantener la compostura.

– Gracias, pero estoy aquí para asegurarme de que todo esté en orden. – respondió Gala, aunque no pudo evitar sonrojarse un poco ante la cercanía de Gomita.

Gomita, sin embargo, no parecía dispuesta a darse por vencida. Se inclinó un poco más y le susurró con voz suave:

– Entonces, si todo está en orden, ¿quién se ocupa de ti? Porque aquí, yo soy experta en diversión.

Gala sintió cómo su corazón se aceleraba. No sabía si era la inesperada cercanía de Gomita o el hecho de que, a unos metros de distancia, Karime la miraba de reojo, claramente notando la situación. Intentando no parecer afectada, Gala sonrió con calma.

– Aprecio la oferta, Gomita, pero prefiero mantener el profesionalismo, – dijo en un tono firme.

Gomita rió, levantando las manos en señal de paz.

– Eres difícil, ¿eh? Me gustan los retos – respondió antes de guiñarle un ojo y alejarse.

Más tarde esa noche...

Mientras Gala se retiraba de la fiesta, Karime la interceptó en el camino, con una expresión de aparente indiferencia que no lograba disimular sus verdaderos sentimientos.

– Así que... Gomita, ¿eh? – dijo Karime, cruzándose de brazos y observando a Gala con curiosidad.

Gala levantó una ceja, intentando contener una sonrisa. Sabía que Karime estaba molesta, aunque no lo admitiría tan fácilmente.

– ¿Te preocupa? Pensé que no te importaba lo que yo haga o deje de hacer – replicó Gala con un tono burlón.

Karime resopló, tratando de disimular su incomodidad.

– Solo me sorprende que alguien como tú caiga en esos juegos tan... obvios – respondió, tratando de sonar indiferente.

Gala la miró con una expresión retadora.

– ¿Obvios? ¿No serás tú la que está proyectando, Karime?

Karime, sin una respuesta inmediata, solo soltó una risa corta y desvió la mirada. Gala supo en ese momento que había tocado un punto sensible. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, Nacha apareció en la escena, rompiendo el momento de tensión.

– Ah, Gala, Karime, ¿las interrumpo? – preguntó Nacha, sonriendo con una chispa de interés en los ojos.

Karime, claramente incómoda con la llegada de Nacha, rodó los ojos y decidió alejarse sin decir más. Gala, por su parte se quedó allí, observando cómo Nacha miraba a Karime con una mezcla de nostalgia y desafío.

Nacha se volvió hacia Gala, y en un tono que parecía más un reto que una invitación, dijo:

– Parece que tendrás una noche movida, Gala. Nunca pensé que una simple fiesta en la playa sería tan interesante.

Gala la miró, un poco sorprendida por su comentario, y comprendió que estaba en medio de una serie de enredos que apenas comenzaban.

Conexiones en la Costa | GARIME Donde viven las historias. Descúbrelo ahora