Parte 4

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Las siguientes semanas, Severus estuvo ocupado de clase en clase, si no era en el colegio con los cientos de alumnos que agotaban su paciencia, estaría en su residencia sentado en la oficina casera donde guardaba ingredientes, sus libros, la ventana donde entraba la lechuza mensajera de turno, el escritorio con las decenas de exámenes, su silla y el banco nuevo para Harry (lo compró en su séptimo cumpleaños porque el anterior era ya demasiado pequeño). La maestra del niño lo citó con la intención de avisarle que el niño a su cuidado últimamente se concentraba poco y su aprendizaje rápido se había ralentizado, a veces ni se daba cuenta cuando le interrogaban en el colegio.

Severus siempre fué aplicado en clases, disfrutaba en especial sentarse cerca de su madre y estudiar en silencio antes de conocer a Lily. Apreciaba mucho la paz, porque sino significaba que su padre vendría ebrio a pelear con su madre o lo amenazaría, obligándolo a encerrarse en su habitación en busca de protegerse un poco. Sabía que su madre no lo defendería, los nervios y el miedo la hacían temblar mientras trataba de buscar su varita, no lograba pronunciar ningún hechizo y terminaba dejando a su esposo hacer el desastre que fuera.

Sacudió la cabeza, volviendo al presente, dándose cuenta que estaba cubriendo sus orejas como en su juventud, cuando aún su padre no desaparecía y se encerraba en su cuarto tratando de no escuchar los gritos de su madre ni los objetos de la casa siendo arrojados por ese despreciable muggle que desgraciadamente era su progenitor. Retiró las manos y llevó el puño a sus labios, tosiendo mientras miraba alrededor. Ya no era un niño, tampoco volvía aquel monstruo ni vivía ya en la misma casa. Sólo estaba en su oficina en la nueva residencia con una pila de exámenes si corregir, acompañado por el niño frunciendo el ceño, con la cara casi enterrada en medio de las páginas del libro.

—... Dor-dormida, si la vida es sólo un... Sueño, y las... Es-escenas de dicha pa-pasan como un fantasma?...

La nariz, el cabello revuelto, hasta sus pómulos eran iguales a otra persona que Severus odiaba, ¿Por qué lo único que sacó de Lily tuvieron que ser esos ojos verdes?

Suspiró y se dió cuenta que la punta de su pluma había manchado el examen... Bien, le reduciría puntos al alumno por ese detalle. De todos modos, sólo era uno de los muchos Weasley que estaba en su último año y no dudaba que vendrían otros más.

Volvió a levantar los ojos sobre el examen. La maestra decía que Harry cambió su comportamiento (lo cual no le extrañaría después del extraño cambio de ánimo semanas antes), pero Severus no veía ninguna diferencia. Su vecino había reclamado algo, pero a él le importaba poco lo que pudieran opinar los muggles. Harry continuaba diligentemente sus tareas, moviendo su mano a toda velocidad sobre su cuaderno mientras leía lo más rápido que podía, suponía que estaba entusiasmado por terminar cuanto antes la responsabilidad. Después de acabar, iría al patio a jugar con la tierra.

—¡He terminado, señor Snape!– Harry cerró su libro y le mostró al mayor la última tarea.

Severus paseó sus ojos sobre cada palabra y asintió, dando el visto bueno. A diferencia de otros niños, Harry era tolerable.

—Antes de dormir, lee un capítulo del libro que dejé en tu habitación– Ordenó y el menor concordó.

Entonces Harry bajó del banco y corrió al patio, a revisar dónde estaban enterrados los huevos de Sira con el libro en brazos que pidió en la biblioteca de la escuela sobre serpientes. El vecino malo no había vuelto a aparecer, la última vez que intentó denunciar con su tutor su comportamiento hostil por la muerte de Sira, el señor Snape levantó la barbilla y le preguntó sí no era él quién entraba a su patio sin permiso para aún tener la desfachatez de criticar cómo criaba a un niño sin padres.

Pensaba que iba a ser castigado, pero el mayor no le dió ninguna importancia a su vecino. Sólo sabía que varios en la cuadra alejaban a sus hijos después de su reacción angustiada con la muerte de su amiga serpiente, siempre eran así de insensibles. Seguramente los magos tenían vínculos especiales con serpientes y no les harían tanto daño.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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