Después de la navidad, Harry volvió a comportarse como un niño normal. Los zapatos nuevos que Severus colocó bajo el arbolito con papel de envolver por presión de Dumbledore en lugar de simplemente entregárselos para reemplazar a los que empezaban a quedarse pequeños pareció gustarle al niño de una manera inusual. Tuvo que regañarlo en un par de ocasiones o hasta dormiría con ellos.
En pocos días se retomarían las clases en el colegio de Harry y en Hogwarts, pero Severus sentía un desconcertante cansancio. Creyó al principio que era simplemente los años criando al niño acumulándose (últimamente empezaba a sentirse mayor de lo que en realidad era), hasta que salió a la tienda y volvió con un leve resfriado. Los magos eran menos frágiles que los muggles con las enfermedades comunes, así que simplemente recogió los guantes nuevos que olvidó y ajustó su bufanda la próxima salida.
—¡LOS ESTÁ USANDO!– Exclamó Harry pegando un brinco, viendo los guantes que le había regalado.
Severus no entendía la felicidad que mostraba el niño, usó la legeremerancia a ver si había algo oculto o pretendía pedirle algo más, sin éxito. Simplemente estaba alegre de que no tuviera las manos frías.
No tuvo ánimos para ordenarle que no volviera a gritar, al contrario de antes lo encontró tolerable y el menor lo siguió hasta la puerta, acomodando el cuello de su uniforme. Volvió a tomarle la mano al caminar, pese a que se sabía perfectamente el camino hasta la escuela. Por suerte, trataba de mantener los aparatos eléctricos al mínimo para que no interfieran con la magia en caso de alguna emergencia y por eso no tenían televisión, sólo Arabella le mostraba caricaturas y Severus en su mente le rezaba a Merlín para que no viniera un día cantando canciones infantiles con letras empalagosas.
Sufrió un escalofrío involuntario ante el repentino recuerdo del sonido del martillo de su padre golpeando la televisión vieja que su madre le consiguió, el sonido despertó a su progenitor con la resaca y Severus se escondió debajo del sofá con miedo de que lo agrediera. No lo hizo, en su lugar destrozó el aparato mientras él cubría las orejas hasta que su cabeza empezó a palpitar y amaneció con fiebre.
—¿Señor?
Severus volvió a la realidad, bajando la mirada frente a la escuela con los niños en grupos pasando sin ningún progenitor supervisandolos. Harry era el más decente, con el uniforme limpio y planchado (gracias a la magia), la mochila en buen estado y las manos limpias, aunque el cabello ingobernable fuera imposible de peinar. Había una escuela mejor al otro lado del río, más cerca del sitio donde ahora vivían, pero en donde estaba actualmente nadie le cuestionaría por qué de pronto Harry dejó de ir a los once años.
—Señor, tiene nariz roja, está chistoso– Dijo el niño, desconcertando al mayor.
Bien, tal vez no fuera un resfriado normal.
—Señor, ¿Usted tuvo muchos amigos?– Preguntó Harry, todavía sosteniendo su mano, mirando a los niños en el patio.
—Lo necesario– Respondió Severus, sintiendo una fuerte melancolía ante el recuerdo de Lily en su niñez sonriéndole cálidamente. No lo juzgaba ni lo miraba escudriñoramente pese a verlo usar delantales y ropa de segunda mano desteñida– Un amigo quiere verte, tiene un hijo de tu edad...
—¿Lucy Mafy?
—Lucius Malfoy.
—¿También es un mago?
—Todos en su familia lo son.
Esperó a ver si Harry le decía algo más, parecía estar pensando mientras lo contemplaba cruzando la reja de espaldas con los labios arrugados y una mano en su bolsillo. Al cabo de unos segundos, simplemente levantó su brazo y lo sacudió, despidiéndose.

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Severus En Apuros
FanfictionSeverus está a cargo de la crianza de Harry Potter luego que sus padres murieran, (muy) en contra de su voluntad. Sin embargo, no todo es malo y Harry será protegido por su tutor contra todo, conocerá gracias a él al mundo mágico y pronto formará un...