little paws and freckles [HYUNLIX]

03

—¿Por qué Felix no tiene a Pingüi? Pensé que hoy tenía libres—Preguntó Seungmin cuando vio a su novio  Christopher, con el canino en sus brazos, al igual que lo cargó el mismo en los propios para sentarse en sus piernas.

—Así era, pero casi se me moría de sueño, así que le dije que durmiera en mi auto y yo me encargaba de él. Chris era mi única opción, aunque ahora les debo una salida al cine todo pagado—Explicó Hyunjin sentándose por un lado de ellos, todavía faltaban algunos minutos para que fuera hora de despertar a Felix, así que descansaría un poco mientras tanto.

—Pobre, los perritos son mucha responsabilidad, además de que se está acoplando a vivir en un nuevo estado y universidad. Yo si fuera él, ahora estaría al borde del colapso—Seungmin acariciaba la cabecita del pequeño con delicadeza, recibiendo pequeñas mordiditas en sus dedos que le hacían saber que sus dientes iban creciendo poco a poco y comenzaba a darle comezón en sus pequeñitas encías. Hyunjin se hizo una nota mental de comprar juguetes nuevos.

—¿Quién es Felix?—Preguntó Christopher un poco externo a la situación, no entendía casi nada de lo que estaba pasando.

—El novio de Hyunjin.

—No es mi novio.

—Pero te gusta—No hubo contestación, pero el pequeño canino soltó un par de ladridos, conforme de tener a Hyunjin como su “segundo papá”.

—Oh, por eso crían al perro juntos—Respondió al conectar todos los puntos.

—Exacto, y también por eso lo deja dormir en su auto, ¿recuerdas cuando yo me quede dormido? Me dijo que le llenaría el asiento de babas, ahora el invita a alguien a dormirse, y además, le cuida al perro. Si eso no es amor, no sé qué es.

—No quiero lidiar con ustedes ahora. Dame a Pingüi, ya me voy con Felix—Avergonzado, avanzó hasta su auto, apurado por alejarse lo más pronto posible y poder dejar de pensar en todo lo que decían. Desde un inicio había admitido que sentía algo por él, sin embargo, no estaba muy convencido de tener oportunidad, por lo que se abstenía de hablar mucho del tema.

Con el cachorro casi dormido en sus brazos, feliz por estar nuevamente con él, llegó hasta su auto, derritiéndose el corazón cuando la bonita imagen llegó hasta sus ojos. Felix abrazaba fuertemente su chamarra, haciéndose bolita para acurrucarse apropiadamente, sus lindos ojos estaban cerrados, y sus largas pestañas le llegaban a tocar las mejillas. Un hilo de saliva se escurría por su boca, y en lugar de repugnarle, como le haría si se trataba de uno de sus amigos, la imagen le pareció estúpidamente adorable.

Desearía dejarlo así toda la vida, apreciarlo por más tiempo, mientras se siente a desfallecer por tan buena vista. Sin embargo, le había prometido que lo despertaría, y no podía no cumplir con su palabra. Quitó el seguro de la puerta con el control que estaba en sus manos, y abriendo lentamente la puerta, comenzó a zarandear su cuerpo al mismo tiempo que se sentaba por un lado metiéndose el también al carro.