𝐕𝐈𝐈𝐈. 𝐔𝐩𝐨𝐧 𝐚 𝐂𝐚𝐥𝐥

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    La guerra en las Stepstones había durado casi tres años, y aunque el mundo a su alrededor se había vuelto más oscuro, Maelena seguía siendo un pilar de gracia en medio del caos

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    La guerra en las Stepstones había durado casi tres años, y aunque el mundo a su alrededor se había vuelto más oscuro, Maelena seguía siendo un pilar de gracia en medio del caos.

    A los dieciocho años, había sido moldeada por los horrores de la batalla, pero la guerra no había endurecido su corazón. Al contrario, había profundizado su compasión, fortaleciendo su determinación.

    La lucha en las Stepstones era feroz, un choque implacable de acero y fuego. Los dragones surcaban el cielo, sus rugidos sacudiendo los cielos mientras desataba torrentes de fuego sobre el campo de batalla.

    Abajo, los hombres luchaban con desesperación, sus vidas pendiendo de un hilo muy delgado. Pero en medio de la destrucción, estaba Maelena, una sanadora que se movía entre los heridos.

    No entraba en batalla montada en Nyrax, el dragón negro cuyo fuego rivalizaba con el de la perdición de la Antigua Valyria.

    Maelena elegía quedarse en tierra, donde más se necesitaba su presencia. Entre los heridos y los moribundos, trabajaba incansablemente; sus manos gentiles traían vida donde la muerte ya había comenzado a reclamar su tributo.

    Los soldados la reverenciaban; veían en ella un atisbo de algo divino, una hermosa bendición enviada en su hora de necesidad. "La bendición de los dioses", la llamaban.

    Sobre ella, Nyrax patrullaba los cielos, un guardián temible cuya sola presencia infundía miedo en los corazones de las fuerzas de la Triarquía. El enemigo buscaba refugio en cuevas, escondiéndose del implacable asalto de fuego de dragón.

    Daemon Targaryen, quien previamente había llevado el significado de fuego y sangre al campo de batalla, se acercó a Maelena con paso frío y calculador al verla en los terrenos marcados por la muerte y la destrucción.

    La batalla podía haber terminado, pero ella no estaba a salvo allí fuera, en la oscuridad y el frío de la noche.

    Ella estaba arrodillada junto a un soldado de la casa Velaryon, sus manos presionando firmemente contra una profunda herida en su abdomen.

𝐊𝐈𝐍𝐃 𝐒𝐏𝐈𝐑𝐈𝐓 ✧ Gwayne HightowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora